Nacho, la velocidad del central moderno
Tras 20 años en el Real Madrid, el defensa se alza como uno de los pilares del equipo y recibe los elogios de su técnico después de su gol en el estreno liguero ante el Alavés
“Es un jugador que tiene la capacidad de estar concentrado los 90 minutos. Siempre digo que hay dos tipos de defensas, los pesimistas y los optimistas. Y él es un defensa pesimista, porque siempre piensa que algo malo puede pasar y por eso siempre está concentrado los 90 minutos”. Ha tenido Carlo Ancelotti que explicar con estas originales palabras el rendimiento, la abnegación y el altruismo de Nacho Fernández (Alcalá de Henares, Madrid; 31 años) en el estreno liguero del Real Madrid contra el Alavés, con gol incluido —el número 13 de su carrera— para que la figura del canterano blanco, 20 años en el club, vuelva a la primera página de la actualidad.
Hablarle a Nacho de concentración no es ningún problema. Lleva desde los 12 años concentrado en la enfermedad que le diagnosticaron cuando ya pertenecía a La Fábrica: diabetes. Toda una vida midiéndose personal y diariamente sus niveles de azúcar. Antes y después de cada entrenamiento y partido. Para un ser humano tan responsable en su vida privada, no es problema mentalizarse de que solo con una atención suprema en cada partido iba a poder mantenerse en la élite durante una década después de una brillante etapa como canterano.
El Nacho de Mendizorroza volvió a ser el Nacho en su máxima expresión. Velocidad punta, su mejor virtud; anticipación; colocación; buena salida de balón y hasta oportunismo para encontrar el centro de Modric y rematar en el área rival como si fuera un auténtico delantero centro. Jugó como central izquierdo. Ancelotti le concedió la titularidad desplazando a Alaba al lateral zurdo. El de Vitoria fue de esos partidos en los que el comodín blanco se las tiene tiesas con uno de esos delanteros, Joselu, que exigen lo mejor que lleva dentro por culpa de los once centímetros de diferencia que les separan. Del sufrimiento de los primeros balones divididos en el juego aéreo a la eficacia del martilló pilón en el resto del encuentro. Joselu prefirió buscar la zona de Militão. Nacho estaba en plan káiser.
Recurso como lateral
Sin Varane ni Sergio Ramos, y después de una completa temporada que le ha supuesto la renovación hasta 2023, el alcalaíno está llamado a ser titular esta temporada. De momento, y mientras no se demuestre lo contrario, es más fiable que Militão y además siempre está el recurso de poder jugar de lateral izquierdo. O incluso derecho. Su carrera ha sido una lucha constante contra sus centímetros. Julen Lopetegui le hizo debutar en Segunda B con el Castilla (2008-09) y tres temporadas después Mourinho (en abril del 2011) le colocó de lateral derecho en Mestalla en un partido que su equipo ganó por 3-6 y en el que Nacho, de negro, llevó el 35 a la espalda.
Entonces surgió en las tripas de la Ciudad Deportiva una pequeña divergencia. Nacho venía jugando en el Castilla como central y el técnico portugués dijo que tenía que jugar de lateral porque él le veía más en esa posición. Le faltaba estatura para ocupar el centro de la defensa. Entonces, el técnico del filial era Alberto Toril, que trabajó tres años directamente con el jugador.
“Intenté explicarle a Mourinho que Nacho, a pesar de que podía no tener la estatura estándar de un central, podía jugar en esa posición perfectamente porque lo había hecho en todos los equipos de la cantera por los que había pasado. Era y es el clásico central moderno. Para el Real Madrid es perfecto porque juega en campo contrario muchos minutos y necesita ese tipo de central rápido de reacción y en carrera. Es decidido, tiene anticipación. Con el balón anda bastante bien. Además de esas extraordinarias condiciones futbolísticas, es el clásico jugador sello Real Madrid: serio y responsable. Creo que esta temporada se le va a tener que considerar titular con todas las letras”.
Manolo Díaz tuvo a Nacho como jugador en el Real Madrid C, justo antes de subir al Castilla y había seguido de cerca toda su carrera en la Ciudad Deportiva. “Siempre fue central, aunque se adaptaba a todo. No ha cambiado nada. Lo que es ahora, era antes. Desde su cabeza muy bien amueblada a su profesionalidad como futbolista. Me llamaba la atención cómo se entrenaba y competía. No tiene el físico perfecto del central, pero lo supera con su poder de competitividad”. Y sigue Díaz: “Puede tener problemas en duelos con delanteros más altos, como pudo pasar con Joselu el sábado, donde fue al límite y por eso tuvo que hacer más faltas, o con Lukaku el año pasado contra el Inter y, sin embargo, termina imponiéndose y supera el hándicap de la altura. Es diestro, pero maneja la izquierda y esa capacidad de adaptación es la que le permite llevar tantos años en el primer equipo y jugar con tantos entrenadores distintos. Puede ocupar las cuatro posiciones… pero él es central-central, aunque no sea un especialista”.
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