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PISTA LIBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El dilema Vinicius y la doble vía del Madrid

Por un lado, el Real Madrid galáctico es el que compite por los fichajes más caros del mundo, y por otro, practica una política de invertir en prometedores futbolistas y utilizarlos como fuente de plusvalías

Vinicius besa el escudo del Real Madrid celebrando uno de sus goles ante el Levante este domingo en el Ciutat de València.
Vinicius besa el escudo del Real Madrid celebrando uno de sus goles ante el Levante este domingo en el Ciutat de València.JOSE MIGUEL FERNANDEZ (AFP)
Santiago Segurola

Vinicius trascendió contra el Levante por motivos más que futbolísticos. Varios jóvenes adiestrados en la cantera del Real Madrid, o adquiridos en tempranas condiciones del mercado internacional han configurado un tipo de modelo que mezcla por igual expectativas futbolísticas y rendimiento económico. Por un lado, es el Real Madrid galáctico que compite por los fichajes más caros del mundo —Zidane, Ronaldo, Kaká, Cristiano Ronaldo, Bale, Hazard, Mbappé— y por otro practica una política asociada a la del Borussia Dortmund o Ajax: invertir en prometedores futbolistas y utilizarlos como fuente de plusvalías. A este rédito mercantil se adscriben los casos de Achraf, Marcos Llorente, Reguilón y Odegaard.

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En estrictos términos monetarios, el ingreso por los cuatro jóvenes (150 millones) supera de largo la cifra destinada a los fichajes de Bale y Hazard (100 millones cada uno), los más costosos en la historia del club. Son buenos jugadores que por distintas razones han salido del club. O no había tiempo para esperarles, o se decidió que su techo estaba escrito, o las expectativas eran exageradas. En el capítulo futbolístico, el tiempo dirá cuál de las partes —Real Madrid, jugadores traspasados o clubes que los han adquirido— sale más beneficiada. Del rendimiento económico de estas operaciones no cabe duda.

Un aspecto notable de los cuatro traspasos se relaciona con el momento en el que se han producido: un periodo de profunda depresión económica en el fútbol, sometido al guantazo de la pandemia. El Madrid ha vendido a Achraf (59 millones, Borussia Dortmund-Inter de Milán), Llorente (30 millones, Atlético de Madrid), Reguilón (30 millones, Tottenham) y Odegaard (40 millones, Arsenal) por cantidades pre-covid. Ha hecho buena caja en tiempo de penuria.

El Real Madrid se ha beneficiado del valor que, en forma de prestigio, añade a sus jugadores. El fútbol español, y por extensión el europeo, disfruta desde hace muchos años de sus fenomenales remesas. Hace tres meses se polemizaba en España por la ausencia de futbolistas del Madrid en la selección que participó en la Eurocopa, sin reparar en la inclusión de Marcos Llorente, Diego Llorente, Álvaro Morata y Pablo Sarabia en el equipo. Los cuatro se formaron en la cantera madridista y representan con nitidez el modelo de gestión del club, tanto en el capítulo futbolístico como en el económico. Jugar en el Real Madrid funciona de maravilla en el mercado.

La doble vía del Real Madrid —estrellas caras y atractivas promesas en el escaparate— merece especial atención esta temporada. Es un equipo envejecido —una media de 29 años en la alineación titular—, sus mejores futbolistas son los más veteranos —Benzema, Modric, Kroos— y el rendimiento de Hazard y Bale, que han pasado de la treintena, continúa bajo sospecha. En Europa ha perdido peso y en la Liga le cuesta marcar diferencias. Difícil que pueda exprimir más el limón. Al Madrid se le acaba el tiempo.

En Vinicius se dibuja el perfil de un futbolista joven —21 años— sobre el que no existe unanimidad. Discute, con razón, la titularidad a Bale y Hazard, ofrece progresos incontestables —tres goles, dos de ellos tan extraordinarios como delicados, adjetivo poco probable hasta ahora para el extremo brasileño— y su aportación —velocidad, arrebato y nueva relación con el gol— resulta extremadamente valiosa en este Madrid un tanto crepuscular.

Las discrepancias radican en la altura de su techo y en los márgenes de beneficio, tanto el deportivo como el comercial. No se sabe si Vinicius es un jugador de la magnitud que requiere el Madrid o se encuentra en el perfecto momento para un rentable traspaso. En otra edición del Real Madrid, las consecuencias futbolísticas de la venta no incomodarían a la hinchada. En esta versión crepuscular del equipo, Vinicius se antoja indispensable.

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