Simeone, el regreso del coreógrafo campeón
Año y medio después y ante el Elche, el Atlético jugará por primera vez de nuevo con público en el Metropolitano
Es difícil encontrar entre el gremio de Diego Pablo Simeone una figura en la que sea más complejo disociar dónde empieza el entrenador y dónde el hincha. Esta tarde, ante el Elche (19.30, Movistar LaLiga), ejercerá de nuevo de maestro de ceremonias ante una hinchada que le venera. Pocos como el preparador del Atlético ejemplifican el vacío y la frialdad que ha transmitido el fútbol pandémico con sus graderíos desiertos. Ayer Simeone no pudo evitar esbozar una sonrisa cuando le preguntaron por sus sensaciones ante el hito de volver a jugar ante su parroquia. “Arrancar un domingo a la mañana, desayunar, decir ‘hoy voy a ver el Atlético’ e ir con tu padre, tu madre o un amigo, es algo hermoso”, expresó muy sentido. “Llevamos un año y medio sin esta posibilidad, la gente va a reencontrarse con familiares y amigos disfrutando de lo que le gusta. Los necesitamos, como el fútbol necesita a la gente porque ellos también son el fútbol”, abundó el técnico argentino.
No hay coreógrafo mejor para conectar el fútbol con lo emocional que Simeone. Con sus aspavientos de brazos, girándose y pidiendo apoyo por igual a tribunas altas y bajas, él es más que una mera correa de transmisión entre el equipo, el juego, el marcador y la afición rojiblanca. El Cholo es por igual generador y catalizador de las energías que imbuyen un estadio de fútbol y de las que dice alimentarse con fruición. Nadie juega mejor con la escenografía cuando detecta que sus futbolistas necesitan una atmósfera que les insufle energías, ya sea para defender un resultado o para mejorarlo.
“La temporada pasada lo hablábamos con los chicos, los aficionados no estaban, pero sí su alma”, dice convencido. Aunque en la recta final, cuando el Madrid y el Barça apretaban y al equipo le entraron las dudas, el Cholo echó de menos el calor del Metropolitano. Tanto, que estuvo de acuerdo en que se colgaran aquellas pancartas en los campos de entrenamiento en las que se podían leer mensajes del tipo “el que no crea que no venga”. Él mismo ordenó a los empleados del Cerro del Espino que cuando los jugadores cruzaran la puerta les dijeran: “Vamos a salir campeones”. El Cholo en estado puro. Sin ser lo mismo, Simeone ya fue feliz cuando en las remontadas decisivas ante Osasuna y el Valladolid escuchaba a los cinco mil hinchas que ocuparon los aledaños del Metropolitano y Zorrilla.
La última vez que el Atlético jugó ante su público, en marzo de 2020 ante el Sevilla (2-2), la hinchada abandonó el Metropolitano con el ceño fruncido. El equipo andaba inmerso en una crisis de resultados y juego y estaba fuera de los puestos que daban acceso a la Liga de Campeones. Un año y medio después, Simeone y sus futbolistas serán recibidos con honores como vigentes campeones de Liga cuando salten al campo. Un año y medio después, el aficionado rojiblanco se encontrará un equipo más hecho que, sin perder aquello del “esfuerzo no se negocia”, es más atrevido, estableció el registro más alto en la posesión de balón (51%) de la era Simeone y tiene más presencia en campo contrario. La pandemia privó a los seguidores atléticos de presenciar en vivo la evolución y el paso adelante emprendido por su tótem.
El virus dejó muchas ovaciones en directo pendientes: a la sempiterna condición de portero milagrero de Oblak, a la explosión de Marcos Llorente, al ascenso de Savic a cacique, al mejor año de Koke como timón, a la metamorfosis de Carrasco, o a la genial trascendencia de Correa. Y cómo no, la covid hizo bueno el dicho que se instauró con la llegada de Luis Suárez de que lo único negativo de su fichaje es que no habrá público. Por lo que ha probado Simeone y por lo que dijo ayer, no parece que el goleador charrúa vaya a ser titular, pero por primera vez retumbará en el hormigón del Metropolitano uno de los cánticos que más desea la parroquia rojiblanca entonar: “U-ru-gua-yo, u-ru-gua-yo”.
Como siempre, la coreografía se iniciará con el clásico Thunderstruck de AC/DC y después de que el speaker acompase su silencio con el desgarrador punteo de guitarra antes de anunciar a Simeone, los 20.000 seguidores que asistirán intentarán sonar como 70.000 para mostrarle su devoción. Y atención a la algarabía y al júbilo si uno de los bises finales es el estreno de su hijo Giuliano, porque la sangre es la sangre.
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