El Atlético engrandece la Liga
Los rojiblancos se coronan por 11ª vez tras un torneo agónico que mitifica la figura de Simeone y restaura a un gran Luis Suárez. Bajan Huesca, Valladolid y Eibar. Real Sociedad, Betis y Villarreal, a Europa
Con el corazón en los huesos, las suelas desgastadas y suda que suda como una regadera, el Atlético Simeone se entronizó en la Liga por 11ª vez. Una gesta en estos tiempos con el fútbol con la lengua fuera. Y nadie resistió más que el jabato equipo colchonero, líder desde la novena jornada. A hombros de Simeone, un cesarista que tanto entrena al equipo como a los rectores e hinchas rojiblancos, de nuevo solo el Atlético ha sido capaz de meter una cuña entre los clásicos colosos, el Real Madrid y el Barça. Uno y otro se han repartido las últimas 17 ligas salvo cuando se les ha cruzado por el camino el convoy de Simeone, en 2014 y ahora.
El técnico argentino, reclutado el 23 de diciembre de 2011, ya suma ocho títulos con el Atlético, al que rescató de la Siberia futbolística. Atrincherado en el heroísmo de la debilidad —siempre vio a madridistas y azulgrana como dos himalayas—, Simeone ha logrado mucho más que trofeos. Es la divisa del Atlético, del club. Para dar con un sello tan empapado en un equipo como el cholismo hay que rebobinar al cruyffismo. Con el preparador argentino, la entidad ha borrado de un plumazo la cantinela victimista del pupas, incluso con sus dos derrotas europeas con el vecino. Ya no palma de cualquier manera. Ni siquiera en un torneo tan intrigante como esta Liga. Una Liga estrujada y con todo el suspense hasta el último segundo de la última jornada. Hubo momentos de tiritona para el Atlético y de ensoñación para el Madrid. Los de Zidane encontraron atajos hasta el último instante. Llegaron a estar 10 puntos —y con un partido más— del regimiento de Simeone.
En Valladolid, tras remontar en el segundo acto, el Atlético se coronó a lo grande, con el pendular Madrid —ganador a última hora ante el Villarreal— en el cogote hasta el final. Un gol terminal de los locales en Pucela hubiera condenado a los rojiblancos a una película de terror. Correa, con un gol messiánico, y Luis Suárez, el futbolista sacado a gorrazos del Barça, enfilaron la cumbre. En Zorrilla, el charrúa acabó encharcado en un océano de lágrimas. De exiliado forzoso al podio del campeonato. Muchos motivos para la rabia interior de alguien que ha marcado 21 goles. Un azote monumental para el Barça.
Con el espinazo de Oblak —la cerradura—, Savic —el corneta— Koke —el flautista—, Llorente —el supersónico— y Suárez —el martillo—, el conjunto del Metropolitano dio con el chasis perfecto para certificar una primera vuelta de campeonato, con 50 puntos. Luego cogieron pista otros con aire más gregario como Carrasco y, sobre todo, Correa. De agitador a solista de primera, solo el argentino, junto a Oblak, ha participado en los 38 encuentros ligueros.
No solo Correa se ha fortalecido con Simeone. Ahí está su invento con Marcos Llorente. O su apuesta por que Luis Suárez no era, en absoluto, un jubilado prematuro. Y nadie ha tenido más vaivenes en el plantel que el Cholo. De la traca liguera de 2014 solo dos futbolistas han repetido en el júbilo de 2021: Koke y Giménez. De entonces aún se mantienen cinco barcelonistas y 10 madridistas. La renovación colchonera no ha rebajado su persecución de Madrid y Barça. Siempre con el simeonista andamiaje de forjar un equipo de hormigón, mancomunado, de poderosa carrocería y que no claudique jamás. El cholismo, metabolizado hasta el tuétano por la entidad, no se discute. Ya es una leyenda. En Zorrilla arropada por miles de cholistas.
El bingo rojiblanco condenó al Valladolid al descenso junto a Huesca y Eibar. La jornada dejó a Real Sociedad, Betis y Villarreal clasificados para competiciones europeas. A los castellonenses les queda su histórica cita del próximo miércoles frente al United en la final de la Liga Europa. Del resultado dependerá que los de Emery jueguen la Champions o la novata Conference League.
Y para retos de presentes los de Madrid y Barça, con Zidane —que felicitó a su plantilla— y Koeman —que cargó contra la suya— de trapecistas en dos clubes dispuestos a una mudanza urgente con ellos o sin ellos.
Mientras, descorchará champán el glorioso Atlético.
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