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Red Bull le corta las alas a su vivero

La gran cantera de la Fórmula 1 se desinfla; Verstappen y Pérez no salen de su escuela

Los pilotos de Red Bull, Max Verstappen y Checo Pérez, en el circuito de Baréin
Los pilotos de Red Bull, Max Verstappen y Checo Pérez, en el circuito de BaréinAFP7 vía Europa Press (Europa Press)
Oriol Puigdemont

Red Bull se ha aplicado a sí mismo ese método de eliminación tan despiadado que define al Junior Team desde el lanzamiento de este programa de formación de pilotos, en 2001. La sustitución de Alex Albon por Checo Pérez con vistas al Mundial que echará a rodar este domingo, en Bahréin, lleva implícita una carga simbólica a tener muy en cuenta dado que ninguno de los dos corredores del equipo energético proviene de la cantera de la marca. Eso es algo que no ocurría desde 2007, cuando coincidieron en el mismo garaje Mark Webber, fichado ese mismo año procedente de Williams, y David Coulthard, que había llegado en 2005 tras nueve temporadas en McLaren.

Por más esfuerzos y mercadotecnia que Red Bull haya desplegado para hacer suyo a Max Verstappen, la verdad es que el holandés fue incorporado en agosto de 2014 a golpe de cheque, y con la promesa de hacerle debutar en la Fórmula 1 inmediatamente (2015) con Toro Rosso, la segunda estructura de la compañía austriaca.

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La pareja que forman Mad Max y Pérez es una de las más potentes de 2021, pero a la vez cuestiona la razón de ser del Junior Team y sus criterios de selección. Sobre todo, si tenemos en cuenta que una cuarta parte de la parrilla actual salió de allí.

Por esta plataforma de lanzamiento han pasado un total de 85 pilotos. La primera remesa reunió ese 2001 a siete promesas, entre las que había un rubiales alemán de 13 años con cara de pillo. Sebastian Vettel es el único campeón que hasta ahora ha dado el vivero de Red Bull, por más que la flamante incorporación de Aston Martin se mantuviera, hasta su entrada en Toro Rosso (2008), bajo el paraguas de BMW. La diana de Vettel, de cualquier forma, no silencia los crueles despidos que se han acumulado en las dos últimas décadas y que se han convertido en marca de clase de la casa. A Jaime Alguersuari y a Sebastian Buemi se les dejó sin asiento ni opciones en diciembre de 2011 como antes había ocurrido con Scott Speed (2007) y Sébastian Bourdais (2009). “Me hicieron daño de forma innecesaria”, recuerda el barcelonés, resucitado ahora como DJ. Otros, como Daniil Kvyat o Pierre Gasly, fueron degradados al segundo equipo al considerar que su rendimiento no encajaba con el del bólido que conducían.

Al margen de Vettel, Daniel Ricciardo (McLaren), Carlos Sainz (Ferrari), Yuki Tsunoda y Gasly (Toro Rosso) formarán en la parrilla de salida de Bahréin. Al igual que el tetracampeón de Heppenheim, que fichó por Ferrari en 2015, Ricciardo también optó por cambiar de aires a finales de 2018 al considerar que la cúpula de Red Bull estaba demasiado entregada a Verstappen. El australiano aceptó firmar por Renault antes de irse a McLaren, con la que debutará ahora. El ejemplo de Sainz todavía arroja más dudas acerca de la capacidad real de Helmut Marko, impulsor del Junior Team y principal asesor deportivo de Dietrich Mateschitz, propietario de todo el imperio, para detectar el talento y calibrar la evolución de los chavales a su cargo. La progresión del madrileño desde que debutó en 2015 ha sido tremenda, hasta el punto de haber llamado la atención de Ferrari, que le ha incorporado en sustitución de Vettel para abanderar, junto a Charles Leclerc, su intento de reconquista. El Doctor Marko liberó a Sainz de su contrato en una muestra de generosidad de las que no abundan en el paddock. Y mucho menos en Red Bull, famoso también por las abusivas cláusulas que firman quienes corren bajo su paraguas.

Pero el testimonio que valida totalmente el diagnóstico anterior es el del propio Pérez. “El Junior Team me invitó en 2006 a realizar un entrenamiento. Tuve un problema con el asiento del coche, las rodillas golpeaban contra el volante y no podía girar. Tras la primera tanda de vueltas, pensaba que al volver [al taller] iban a solucionarlo. Pero no me dieron otra oportunidad, me dieron una patada”, afirmaba el de Jalisco la semana pasada, en el podcast oficial del campeonato. Unos 15 años después de aquello, el mexicano tiene una temporada entera para exhibir esa habilidad que en su día Helmut Marko, impulsor del Junior Team, no supo ver. Y lo hará metido en un monoplaza que, si atendemos a los ensayos de este invierno, está en condiciones de medirse en corto a los Mercedes.

Si bien es cierto que la llegada de Checo a Red Bull se puede perfectamente interpretar como el fracaso del vivero del toro rojo, a la vez también demuestra que lo único que le importa a la escudería es ganar.

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