Espantada histórica en el Masters de Miami
El torneo pierde a las figuras mientras las restricciones sanitarias, el ‘ranking’ congelado y la reducción de los premios penalizan al circuito. “Cojo el dinero y me voy. ¿Para qué esforzarme más?”, dice Paire
Considerado hace unos años algo así como el quinto grande del tenis, el Masters de Miami mira hacia atrás y siente un profundo sentimiento de nostalgia. Ahí quedan los carteles de relumbrón y las envidias, antes de que su hermano Indian Wells diese otro estirón y fuera ganándole terreno —cosas del dinero y la geografía, de la irrupción del magnate Larry Ellison y la posibilidad de crecer en el desierto californiano—, y sobre todo de que hace un año irrumpiera la pandemia. Entonces se canceló el torneo y ahora, no es poca cosa, volverá a subir la persiana del 24 de marzo al 4 de abril. Lo hará, sin embargo, condicionado por la nueva realidad y unas circunstancias que han deparado la espantada de las principales figuras del circuito.
Día a día, los organizadores han ido encajando pérdidas de peso para esta edición. Se han ido cayendo del programa los referentes masculinos y Serena Williams (39 años) anunció que finalmente tampoco podrá participar, debido a una operación bucal. Hace tres semanas, Roger Federer (39) adelantó que no viajaría a Florida y después le siguieron el paso Rafael Nadal (34) y Novak Djokovic (33). El español, que todavía arrastra problemas en la zona lumbar, prioriza la gira de tierra y el número uno, líder histórico del torneo junto a Andre Agassi, con seis títulos, también apuesta por el salto directo a la arcilla, aunque en su mensaje introdujo un matiz: “He decidido emplear este precioso tiempo en estar en casa junto a mi familia”.
Resume Nole el sentir general de muchos profesionales, agradecidos por el esfuerzo que están llevando a cabo los rectores y los eventos para que un deporte tan global como el tenis pueda seguir en marcha; cansados, igualmente, de atenerse a las restricciones de los protocolos y las medidas que les impone cada país para poder jugar muchos torneos. “Necesito encontrar un equilibrio entre mi hogar y el circuito”, transmitió el de Belgrado, uno de los 20 jugadores que hasta ahora han comunicado su renuncia. Junto a él, Nadal y Federer aparecen otros nombres ilustres como los de Dominic Thiem (cuatro del mundo) o Matteo Berrettini (diez). No obstante, la mayoría de las referentes femeninas sí asistirán a la cita.
El curso pasado, cuando percibieron que el parón iba para largo tanto la ATP como la WTA determinaron que congelarían sus respectivos listados con el objetivo de premiar a aquellos que jugasen y no penalizar a esos otros que decidieran parar por las circunstancias. De esta forma, las variaciones en ambos rankings han sido mínimas y se han producido casos como el de Federer, quien pese a no haber competido durante prácticamente un año solo ha perdido dos posiciones. “El sistema es un desastre”, criticó el alemán Alexander Zverev, reciente ganador en Acapulco. “Soy el mayor fan de Roger, pero todo esto es un poco absurdo. Él ha estado un año fuera...”, lamentó Sascha antes de que este lunes se renovara el listado y desbancase al suizo en la sexta plaza, puesto que Federer perderá 500 de los 1000 puntos que obtuvo al ganar en Miami en 2019.
El bochorno de Paire
A las restricciones y la protección del ranking se añade otro factor, el económico. Como consecuencia del impacto de la pandemia, los premios que conceden los torneos se han reducido de forma drástica y la bolsa total de Miami, sin ir más lejos, bajará de los 16,7 millones de dólares que repartió hace dos años (13,9 de euros) a los 6,6 (5,5) de este ejercicio. Si Federer y Ashleigh Barty se embolsaron entonces 850.000 euros de forma respectiva, esta vez los ganadores obtendrán unos 250.000.
“Si pierdo me llevo 10.000 euros, ¿para qué esforzarme más si por ganar solo ingreso 30.000, un poco más?”, declaró el pasado fin de semana el francés Benoit Paire al diario L’Èquipe, tras caer en la primera ronda de Acapulco. “Llego, juego, cojo la pasta y me voy”, continuó. “El circuito se ha vuelto triste. Sé que me dirán que soy un privilegiado, pero jugar en estadios cerrados, sin gente, teniendo que estar permanentemente encerrado en el hotel… Para los que nos gustan la vida y la libertad, el comer y el disfrutar, esto es muy duro. No juego para esto”, resolvió el díscolo galo, que una semana atrás había ofrecido en Buenos Aires un desagradable espectáculo al escupir sobre la pista cuando un juez validó un punto directo del rival en un saque.
En medio de este escenario anómalo, será la primera vez en 17 años que no asistirán a un Masters 1000 ni Nadal, ni Federer, ni Djokovic. Por la presencia de uno, otro o el tercero, entre los tres encadenaban 138 torneos de esta categoría desde París-Bercy 2004. Los últimos días también han deparado otra nota exótica: Aslan Karatsev, de 27 años y que hasta esta temporada solo había ganado tres partidos en el circuito de la ATP, elevó el trofeo de Dubái y suma 15 victorias en este 2021 en el que se dio a conocer alcanzando las semifinales del Open de Australia; en tres meses, el ruso ha facturado más (600.000 euros) que lo que había logrado en toda su carrera (460.000).
VÍDEO | Los malos modos de Paire en el Argentina Open.
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