Raquel Carrera, el futuro ya está aquí
La jugadora gallega, de 19 años y 1,90m, busca la Copa con el Valencia y apunta al Eurobasket y los Juegos con la selección española tras su fulgurante evolución
La selección española cerró la pasada década como el país con más medallas conquistadas en los campeonatos de formación de la FIBA (42), por delante de Estados Unidos (31), Australia (27) y Francia (26). En total, 19 podios de los equipos masculinos y 23 de los femeninos, 12 de ellos con el oro al cuello. En 2016, Raquel Carrera disputó su primer Mundial con 14 años, entre chicas de 17, y, poco después, logró el primer oro de su palmarés. Este fin de semana, en la Copa de la Reina, la jugadora gallega, de 19 años y 1,90m, busca su primer título con el Valencia Basket al tiempo que se postula con fuerza para estar con la selección absoluta en el Eurobasket y los Juegos de este verano tras su fulgurante evolución.
“He ido asimilando todo de forma natural. Todo va llegando a su tiempo y espero que sigan llegando muchas cosas más. La clave de todo es trabajar y currárselo mucho”, cuenta Carrera en plena pelea por la Copa de la Reina —este sábado se disputan las semifinales: Uni Girona-Perfumerías Avenida (13.00, Tdp) y Gernika-Valencia Basket (17.00, Tdp)—, con un discurso maduro y humilde, ajena a las expectativas que la sitúan como la jugadora con mayor proyección en el baloncesto femenino español. “La responsabilidad la he tenido siempre. La idea es seguir creciendo y formándome en el deporte que me apasiona. Y la clave es que la ilusión siempre este por encima de la presión. No puedo frustrarme o ilusionarme en función de las expectativas de la gente”, señala la pívot ourensana, que, tras superar la selectividad el año pasado, ahora estudia un grado de nutrición, con la perspectiva de cursar la carrera de fisioterapia.
“Mi madre me metió en la cabeza desde bien pequeña que tenía que estudiar. Que jugara al baloncesto o a lo que quisiera, pero que estudiara, para ser alguien de provecho”, afirma Raquel cuando repasa su joven biografía. Un camino que pronto la llevó al baloncesto. “Había probado con balonmano, baile, gimnasia rítmica… pero el baloncesto fue lo que me enganchó. Mis amigas también jugaban al baloncesto y era donde más disfrutaba del compañerismo, del concepto de equipo, de la emoción colectiva”, prosigue. Sus primeras canastas fueron en el Colegio de San José, su escuela en Ourense. Pronto llegó el estirón y el primer punto de inflexión: salir de casa con 13 años para desarrollar su talento en el Celta de Vigo, una de las mejores canteras del baloncesto español.
Carlos Colinas, director técnico del equipo donde crecieron entre otras Alba Torrens, Laura Nicholls, Tamara Abalde y María Araujo recuerda la impresión que le causó la pequeña Raquel Carrera. “Con su equipo de minibasket en Ourense, con apenas 11 años, ya se veía que era una niña muy lista en la pista, destacaba por su instinto competitivo. La becamos en su formación, la fichamos y debutó en la Liga Femenina 2 con 14 años”, repasa Colinas, antes de enumerar las características que han impulsado su rápida proyección. “Desde bien pronto se vio que era una jugadora especial. Sorprende la naturalidad con la que afronta todo. En España no ha habido nunca una jugadora tan grande que aporte tantas cosas y tenga tanta incidencia en el juego, ninguna. Tiene un rendimiento defensivo tremendo, llega un segundo antes a todo. Rebotea, anota, roba asiste, hace mejor a sus compañeras... Tiene un sexto sentido para el juego y el afán de querer ser jugadora de baloncesto”, recalca el director técnico del Celta, que también vivió en primera persona el segundo cruce de caminos de Carrera.
“En su tercer año con nosotros en Vigo, todo eran llamadas de universidades americanas y de clubes españoles de Liga 1. Pero ella siempre tuvo claro que había venido aquí a completar un ciclo de cuatro años. Alguien que no sea muy maduro no es capaz de gestionar ese bombardeo como lo gestionó ella”, señala Colinas. “Tiene una capacidad de concentración muy grande en la competición y eso la permite llevarlo todo con naturalidad. Se transforma ante los retos y disfruta mucho con lo que hace. Es una competidora brutal”, completa.
Carrera apostó por la estabilidad del proyecto de cinco años que le ofreció el Valencia Basket —el primero de ellos cedida en el Araski de Vitoria para forjarse progresivamente en la élite—. Una decisión que respalda José Ignacio Hernández, exseleccionador y actual director técnico de las selecciones femeninas. “No todo es Estados Unidos. Estar desde los 18 años en la Liga Femenina suponer jugar a un nivel competitivo muy superior al de las jugadoras que están en la liga universitaria estadounidense. La NCAA se le quedaría muy pequeña. Ha acertado en eso, porque ha consolidado rápido su evolución, a las pruebas nos remitimos”, apunta. Si se hace un hueco entre las 12 definitivas para el Eurobasket y los Juegos, no tendrá ese rol de la jugadora joven que llega para coger experiencia. Aportará desde el principio. El techo lo va a marcar ella y tiene una enorme capacidad de trabajo para llegar lejos”, añade Hernández. El seleccionador, Lucas Mondelo, ya contó con Raquel en la convocatoria del pasado mes de noviembre, donde comenzó a trazarse la hoja de ruta del próximo verano. La transición está en marcha. En los Juegos de 2008 debutaron con la absoluta Torrens, Nicholls y Abalde, también con 19 años y con inicios similares a los de Carrera.
Su entrenador en el Valencia Basket, Rubén Burgos, refrenda la madurez competitiva de Raquel. “Es un gran proyecto de futuro, pero ya es una gran realidad. Con ella no hemos mirado nunca el dni y en la selección tampoco lo van a hacer. Siempre ha estado a la altura del reto que se le ha puesto por delante y ahora está siendo así. Ha nacido para esto”, cierra el técnico. “De mayor me gustaría ser jugadora de baloncesto”, completa Carrera, entre risas, entre la inocencia y una ambición sin límites. El futuro ya está aquí. Se llama Raquel Carrera.
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