El descuento mata al Celta
Los goles de Vallejo y Gameiro en el tiempo añadido sentencian a un cuadro vigués que jugó con diez la última media hora
Otro tirón del Valencia, que se estira una jornada y retrocede otra como un ciclista que hace la goma. Tras 24 jornadas, el equipo de Javi Gracia es capaz de rozar el esperpento en Valdebebas y de superar al Celta en Mestalla siete días después, en el descuento, y frente a un adversario con diez jugadores. Su irregularidad, su inconsistencia, su falta de identidad son desesperantes. Los desmanes del máximo accionista, Peter Lim, su evidente fracaso en la configuración de la plantilla, están en el origen de todas las pesadillas de esta temporada, pero en el terreno de juego hay otro fracaso, el del entrenador, Javi Gracia, que continúa ensamblando piezas sin levantar una estructura sólida que consolide al grupo en la zona insustancial de la tabla. La calidad del grupo, pese al desmantelamiento del verano, es suficiente como para transitar por la Liga sin problemas. En cambio, no para de darse de morros sin levantar el vuelo. Frente al Celta salió cara en el tiempo de prolongación.
Javi Gracia, que cumplió su segundo partido de sanción, tomó dos decisiones que marcaron el once. Sentó a Guedes por su indolencia ante el Madrid y le dio la portería a Cillessen. En el Celta, Coudet, sin Iago Aspas ni Brais Méndez, presentó a Ferreira en punta junto a Santi Mina, y a Solari en banda derecha. Los celestes no ganan sin Aspas. Solo una victoria en 23 duelos sin él.
Coudet se alteró dos veces en el banquillo. Nada que ver con el juego del Valencia, insulso. Renato Tapia, el muro de ladrillos peruano, se dobló el tobillo izquierdo en el minuto tres y cerca de la media hora de juego se lo volvió a dañar. En esa acción, antes de ser vendado, evitó un control de Kang In delante de Rubén Blanco. Luego volvió y taponó un zambombazo de Maxi Gómez. Tapia, cojo y sin el liderazgo de Aspas, sujetó las correas del Celta mientras su equipo era nulo en ataque. Al descanso se fueron los dos equipos sin un disparo a puerta.
Continuista con su línea de apenas ofrecer argumentos defensivos y ofensivos, el Valencia se marchó al descanso dejando sólo dos o tres detalles de Kang In, el único con capacidad para enchufar el centro del campo con el enfadado Maxi Gómez. Ya dentro del segundo acto, en una conexión que estableció el surcoreano hacia el punta, el meta Rubén Blanco arrolló al uruguayo fuera del área y, tras la revisión del VAR, Pizarro Gómez expulsó al portero.
Esa jugada cambió el partido. El Valencia empujó al Celta contra las cuerdas de su portería. Generó llegadas y saques de esquina y, antes de su gol, la opción la tuvo el Celta en una salida de Nolito que no encontró a Hugo Mallo.
Manu Vallejo se quedó ronco de gritar su gol en el descuento. Kang In frotó la lámpara, filtró un gran balón y el punta embocó cuando intentaba meter otro pase. Antes de consumirse los siete minutos de añadido, Gameiro reventó el balón contra la portería de Iván Villar.
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