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Una pista de vértigo: la bola vuela en Melbourne

Australia potencia la velocidad y se convierte en el torneo más rápido, mientras tenistas como Djokovic critican que el retoque de la superficie beneficia a los sacadores

Djokovic resta durante el partido contra Dafoe en la Rod Laver Arena de Melbourne.
Djokovic resta durante el partido contra Dafoe en la Rod Laver Arena de Melbourne.DAVID GRAY (AFP)
Alejandro Ciriza

La felicidad de unos es el descontento de otros. A todos los tenistas, en cualquier caso, les ha pillado por sorpresa la endiablada velocidad que coge este año la bola en la pista australiana. Lo deslizó hace unos días Novak Djokovic, quien ayer, después de reducir a Frances Tiafoe por 6-3, 6-7(3), 7-6(2) y 6-3, reiteró el discurso con un cambio de tono que sonó directamente a protesta. El número uno frunció el ceño y disparó: “Honestamente, es como una pista de hielo. No sé qué han hecho, pero la velocidad crece y crece. Es la pista más rápida en la que he jugado nunca aquí, y te obliga a sacar muy bien porque, de lo contrario, es muy difícil ganar”.

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La voz del serbio retumbó en Melbourne Park, pero no fue una excepción. Estos días, además de tener que adaptarse a la carrera al torneo debido a la cuarentena que tuvieron que completar al llegar al país, los tenistas intentan amoldarse a un escenario que demanda códigos nuevos y que, según los expertos, beneficia a los sacadores y los pegadores. Desde hace años, la organización del major australiano pretendía que su torneo se erigiese como el más veloz del planeta, desbancando al tapiz del O2 de Londres, donde se disputaba la Copa de Maestros; sin embargo, el último giro de tuerca en Melbourne significa un salto cualitativo difícil de controlar para muchos jugadores.

“Si pudiera elegir, me quedaría con la pista de otros años. Esta es muy rápida, una de las más rápidas en la que he jugado en cualquier Grand Slam”, se sumó otra figura, el austriaco Dominic Thiem (6-4, 6-0 y 6-2 a Dominik Koepfer). “En torneos de este tipo deberían mantener las mismas todos los años. Hace dos, jugué por primera vez aquí y ya eran rápidas; sin embargo, el año pasado estaban perfectas, porque se podía proponer más tenis. Pero lo de este año es excesivo, están muy rápidas”, agrega el español Pedro Martínez, presente ya en la tercera ronda tras vencer a Emil Ruusuvuori (1-6, 6-3, 6-2 y 7-6(5).

De 1988 a 2007 —hasta esa primera fecha, el torneo se disputaba sobre hierba—, el Open de Australia transcurría sobre una superficie denominada Rebound Ace; al año siguiente, la Federación Australiana apostó por otra más rítmica, la Plexicushion; y a partir de 2020, los responsables contrataron a la firma GreenSet, que diseña pistas para eventos como los de Basilea, París-Bercy o el Masters. El objetivo era dinamizar al máximo los partidos y ganar velocidad en las métricas efectuadas por el CPI (Court Pace Index), el sistema que mide en puntos la celeridad de la pelota justo antes de impactar contra el suelo y al salir despedido de él. A partir de 44 se consideran rápidas, pero esta edición el índice puede estar en torno a los 50.

No obstante, la composición de las bolas y otros factores como la climatología (que haga más frío o más calor) también intervienen en que vuelen más o menos rápido. “Se pueden hacer con más o menos capas [con un acabado de pintura acrílica que va desgastándose]”, terciaba hace dos días Rafael Nadal, a priori uno de los perjudicados, y más teniendo en cuenta su déficit con el servicio a consecuencia del dolor lumbar que sufre. “El año pasado no era lenta, porque era normal, pero la bola se ponía exageradamente lenta. No sé si por eso han hecho una pista menos rugosa”, agregaba el de Manacor, citado este jueves por la tercera ronda (hacia las 11.00, Eurosport) con el estadounidense Michail Mmoh (177º).

Récord de ‘aces’ de Nole

“En todo caso, es el Open de Australia más rápido que he jugado nunca. Será más difícil hacer breaks”, continuó Nadal, siguiendo el sentir general del vestuario. “Las pistas son muy rápidas, y eso que no está haciendo mucho calor y la pelota no está tan viva”, añadió Pablo Carreño (6-3, 7-6(3), 2-6 y 6-4 a Vesely). “Estoy de acuerdo, tenemos que acostumbrarnos”, prolongó Halep.

Exigido por la situación, este miércoles Djokovic tuvo que aplicarse como nunca con el saque (84% de botín con los primeros, cifra bárbara) y terminó firmando su récord de aces (26) para conseguir doblegar a Tiafoe. Disconforme, se pronunció. “Si sacas bien, la pista te ayuda. Se adapta mejor a los grandes sacadores. No es solo mi opinión, lo he hablado con muchos jugadores. Solo tienes que sacar bien. Si lo haces puedes conseguir muchos puntos gratis, pero al mismo tiempo, si juegas contra un gran sacador supone una presión enorme”, resolvió el rey del circuito.

Entretanto, con la maniobra Australia gana vértigo y se desmarca del US Open (marcó un CPI de 43 el año pasado) y el resto de los torneos en dura. Melbourne es hoy, más que nunca, tierra de martillos y pistoleros.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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