64.000 euros por una cuarentena de 14 días
El grande australiano incrementa los premios para ayudar a los jugadores modestos
Las penas con pan, son menos. Así lo piensa, por ejemplo, la eslovena Tamara Zidansek, de 23 años y 91ª en el listado mundial de la WTA. El lunes perdió en la primera ronda del grande australiano frente a Zarina Diyas, la próxima rival de Garbiñe Muguruza; pero recopilando, dice que repetiría la experiencia de este año en Melbourne pese a todos los avatares desde la llegada de los tenistas al país.
“Por supuesto que lo aceptaré”, contestó a la agencia Reuters en referencia al cheque de 100.000 dólares australianos (64.000 euros) que le entregará la organización por haber accedido al cuadro principal y haber disputado el primer compromiso, en el que peloteó durante 81 minutos en la pista. El año pasado, la cifra era de 57.000 euros por el debut. “Es un premio realmente alto para mí, así que merece la pena haber tenido que hacer la cuarentena de dos semanas. Tengo 22 años, no vengo de un entorno rico y soy de un país pequeño, así que no tengo muchos patrocinadores ni nada por el estilo”, afirmó.
Consciente de la situación generada por la pandemia en el entorno profesional, Tennis Australia (la federación del país) decidió incrementar los premios de esta edición hasta la ronda de octavos, con el objetivo de atraer a los jugadores más modestos y paliar, de alguna manera, la inactividad que afectó a ambos circuitos, reanudados el pasado mes de agosto; aunque, en el caso del femenino, detenido prácticamente desde el verano hasta el final de 2020.
Aquellos y aquellas que alcanzaron al menos la segunda ronda, ingresarán alrededor de 95.000 euros, mientras que la tercera supondrá una ganancia de 137.000 y la cuarta de 204.000. La dirección del evento, con Craig Tiley al mando, tirará de la manta en las rondas finales, y los campeones obtendrán casi un millón de euros menos: de los 2,6 del ejercicio pasado a los 1,7 del actual.
Asistencia de 19.900 aficionados
“Si volviera atrás, no viajaría aquí otra vez”, lamentaba la española Paula Badosa, que vivió una dura experiencia al estar encerrada durante 21 días, después de contraer el virus (cepa británica) en el vuelo hacia Melbourne. La única jugadora que dio positivo. “Creo que Australia está haciéndolo muy, muy bien, por eso no tiene casos. Pero mi queja [recogida en las páginas de este periódico] nunca fue esa. Fue por las condiciones”, zanjó la catalana tras caer el martes.
Por otra parte, la asistencia a Melbourne Park continúa registrando datos inimaginables en otros territorios que marcan una estadística muy superior de contagios y fallecimientos. Según informó la organización ayer, en las dos primeras jornadas asistieron a las instalaciones unas 17.500 personas, y ayer desfilaron por el complejo 19.900. Cabe recordar que Tennis Australia optó finalmente por un aforo diario del 50%.
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