Relato de un invierno de fichajes raquítico
Agentes de las principales empresas de representación dicen que la última ventana de traspasos “ha empeorado las previsiones más pesimistas” por los efectos del coronavirus y el Brexit
“¿El mercado de invierno? Estoy en el Carrefour, haciendo la compra con mi mujer”. Es media tarde de uno de los días centrales de la segunda ventana de fichajes del curso, temporada alta para los agentes. Pero este, que maneja desde España un par de decenas de futbolistas extranjeros, ha desistido. “Hace días que decidí dejar de intentarlo. Otros siguen llamando a los clubes, mirando, pero yo no pienso llamar más”, dice.
Sin llegar esa parálisis, Luis Alonso, director general y socio de Stellar Group en España, la mayor agencia de fútbol del mundo según Forbes, coincide en la percepción de un mercado raquítico: “Ha empeorado las malas expectativas que teníamos. Ha sido un mercado low cost, sobre todo desde que LaLiga redujo los topes salariales de Primera y Segunda”, sostiene.
Según los datos de Transfermarkt, la competición española gastó este invierno 21,2 millones de euros, frente a los 151,1 del anterior o los 96,7 de 2019. Aunque no tan acusado, el desplome ha sido generalizado en las cinco grandes ligas europeas: la Premier ha pasado de 242,5 a 85,6 y la Bundesliga de 196,8 a 48,7.
Los efectos de la pandemia, que mantiene los estadios vacíos, unidos a las primeras consecuencias del Brexit, acentuaron el hundimiento de una industria que ya sufrió un primer gran bajón en verano, como explica Antonio Sanz, de Bahía: “El mercado de verano ya fue flojo, pero los clubes incluyeron en sus presupuestos de esta temporada un 45%-50% del ticketing [abonos y entradas] y ahora ven que es inviable tener público”, afirma.
El resultado ha sido un invierno de trueques, préstamos y pequeñas compras. España vuelve a servir como ejemplo. La adquisición más cara de LaLiga la hizo la Real Sociedad, que pagó 10 millones por Carlos Fernández al Sevilla, que lo reemplazó por la segunda compra más cuantiosa, Papu Gómez (5,5 al Atalanta). Después viene el Villarreal, que compró por dos a Capoue y el Celta, que abonó medio millón por Augusto Solari. El resto son cesiones de bajo coste (como Kubo al Getafe), y decenas de ellas sin pago. “Casi solo podían hacerse operaciones de jugadores libres o cedidos, y tampoco demasiadas porque los clubes muchas veces no podían asumir los salarios del equipo de donde venían”, apunta Alonso.
El panorama lo formaban un montón de actores esperando a ver quién necesitaba más una operación de modo que redujera sus expectativas y acabara cediendo. A veces, hasta pasar el límite, como cuenta Simone Rondanini, director en España de Wasserman, segunda agencia mundial de fútbol según Forbes: “El lunes me llegó a las 23.53 un contrato de un jugador que tenía que ir a Grecia. Pero a esa hora no dio tiempo ni a imprimirlo”. El plazo para enviar todo firmado cerraba a medianoche. La operación no se hizo.
Con él trabaja Ryan Harper, también director en España, donde representan, por ejemplo, al madridista Fede Valverde, y que apunta otro cambio por el entorno de crisis: “Se está reajustando la duración de los contratos. Casi todos son de dos o tres años, y cada vez se ven menos los de cinco o seis”, subraya. Y anticipa otro factor que ya se suma a las dificultades, el Brexit y las restricciones que conlleva en la libre circulación de trabajadores entre la UE y el Reino Unido, en este caso la llegada de futbolistas extranjeros en la Premier. O la salida de británicos. Como su hermano, Jack Harper, cedido por el Getafe al Villarreal. “Le están tramitando ya la nacionalidad española para evitar riesgos, porque nació en España, pero tiene nacionalidad británica”, dice Ryan.
Difícil verano
Pero los efectos de la salida del Reino Unido de la UE en los traspasos todavía no pueden medirse del todo, como apunta desde Londres Doron Solomon, jefe de operaciones de negocio de CAA Base, la mayor agencia de representación deportiva del mundo para Forbes: “Todavía no se ha notado todo el impacto del Brexit, pero con la nueva regulación será difícil que lleguen a este país futbolistas que juegan de manera habitual por ejemplo en clubes de Polonia, Grecia o los países escandinavos, pero que no van con sus selecciones”. Afectará a futbolistas de clase media, pero también a clubes pequeños. “Para ellos va a cambiar el paisaje de dónde buscar jugadores”, dice Solomon.
La mezcla de coronavirus y Brexit también invita a cambios en LaLiga, según Alonso: “España tiene que reinventarse. Bélgica, Dinamarca, Holanda se están adelantando con los jóvenes. Por ejemplo, con los procedentes de Colombia, Ecuador. Se anticipan, los compran por poco dinero y los venden por ocho, diez o doce millones, y eso ya hay muchos clubes que no lo pueden pagar aquí. Hay que dar un paso adelante en esta situación en la que ya casi no se van a ver grandes traspasos”.
Coincide con él Solomon: “Creemos que los clubes grandes harán un gran fichaje cada uno, que en el pasado habrían sido dos o tres. También es posible que estos grandes fichajes desaten una reacción en cadena: un jugador va de un club a otro y entonces el primero firma otro grande”, explica. Pequeñas briznas del pasado de bonanza, pero nada como era, de momento.
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