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La peor versión de Giri pasa a la final contra Carlsen

El neerlandés elimina a Niepómniachi (3,5-2,5) en el desempate relámpago con su solidez habitual

Anish Giri sale del escenario el pasado marzo en Yekaterimburgo (Rusia), durante el Torneo de Candidatos
Anish Giri sale del escenario el pasado marzo en Yekaterimburgo (Rusia), durante el Torneo de CandidatosLennart Ootes/FIDE
Leontxo García

Anish Giri ya está donde soñaba, en una final (desde este viernes) contra Magnus Carlsen, con quien mantiene una relación de amor-odio. El neerlandés se impuso en la 6ª partida de la 3ª manga (3,5-2,5) al ruso Ian Niepómniachi. Pero no lo hizo con la tremenda brillantez que exhibió el martes en la 1ª manga, sino con su habitual exceso de precauciones y aversión al riesgo. En realidad, lo preciso es decir que esta semifinal del Chessable Masters la perdió Niepómniachi, y no que la ganó Giri.

“Magnus ha eliminado fácilmente a Caruana y Ding, como si fueran niños. Pero yo soy más hábil que ellos en las redes sociales, así que ya veremos”, dijo Giri tras su victoria a los entrevistadores de Chess24, el club virtual que organiza el torneo. El neerlandés se refería a una especie de guerra psicológica que mantiene con el campeón del mundo desde hace tiempo. Pero cabe preguntarse si el neerlandés podrá aguantar las embestidas del noruego si no juega mejor que hoy.

Niepómniachi exhibió muy pronto que estaba pletórico por el triunfo de la víspera. Su duodécima jugada en la partida inicial incendió el tablero. Giri se asustó, y eludió la línea crítica, pero el remedio fue peor que la enfermedad. Lo que siguió fue un ataque brutal del ruso, que pudo rematar muy pronto, pero no vio el precioso sacrificio de torre que lo permitía. Sin embargo, el neerlandés le dio una segunda oportunidad, y esta vez el eslavo no falló.

El segundo asalto desembocó pronto en una posición de las que le gustan a Giri: sin damas, con una pequeña ventaja posicional. Pero Niepómniachi confirmó que estaba en un momento dulce con su formidable movimiento trigésimo, que implicaba un sacrificio de calidad (diferencia entre una torre y una pieza menor) a muy largo plazo; esa decisión sería ya muy meritoria en una partida lenta, y lo es mucho más en una rápida.

Sin embargo, el ruso dio muestras de exceso de confianza después de que su rival no aceptase el regalo: primero cometió una imprecisión, y poco después un error tremendo, que perdía una pieza y le dejaba técnicamente perdido.

Ian Niepómniachi, el pasado marzo durante el Torneo de Candidatos en Yekaterimburgo (Rusia)
Ian Niepómniachi, el pasado marzo durante el Torneo de Candidatos en Yekaterimburgo (Rusia)María Emeliánova/FIDE

El factor clave del duelo pasaba al campo de la psicología: ¿sería capaz Niepómniachi, quien a lo largo de su carrera ha mostrado poca consistencia psicológica, de reponerse de una derrota de las que más duelen? Péter Svídler, octacampeón de Rusia, buen conocedor de su paisano y comentarista en directo de Chess24, apuntó que “Ian aguanta ahora estos disgustos mejor que cuando era más joven, pero aún así no le será fácil”.

En esa delicada situación, las cosas no fueron tan mal como podrían haber ido para el ruso en el siguiente asalto: logró una pequeña ventaja con blancas, maniobró un largo rato por si lograba embrollar al neerlandés, eso no ocurrió, y tablas. Y así llegó una gran oportunidad para que Giri, con blancas, lograse en el cuarto el triunfo que le daría el pasaporte para esa final con Carlsen que tanta ilusión le producía. Pero el neerlandés no supo aprovecharla, y fue otro empate sin mucha historia.

De modo que el rival de Carlsen en la final se iba a decidir en las partidas relámpago (cinco minutos iniciales más tres segundos por movimiento), donde Niepómniachi, 10º del mundo en esa modalidad (Giri es el 22º) partía como favorito. Pero Giri manifestó hace unos días que había hecho un gran esfuerzo para mejorar su rendimiento a ese ritmo, y especialmente en las partidas por internet, que requieren una mentalización distinta a cuando se está en un escenario. Y debe ser cierto, porque el neerlandés logró una posición ventajosa con las piezas negras en la primera partida. Pero el ruso no perdió la calma, logró igualar, jugaron al gato y al ratón hasta la jugada 65 y se acordó otro empate.

De inmediato quedó claro cuál era la estrategia de Giri para lo que faltaba del duelo: no arriesgar nada con blancas en la siguiente partida, elegir las negras para la muerte súbita (tiene ese derecho por su mejor clasificación en la fase previa) y hacer tablas otra vez para estar en la final. Pero Niepómniachi no estaba por la labor y, en la jugada 23 perdió la paciencia y empezó a atacar con tan mala fortuna que lo hizo en un orden equivocado y pronto quedó posicionalmente perdido. Es de justicia señalar que Giri fue bastante preciso en la ejecución consiguiente con solo un minuto en el reloj.

Y de ese modo, sin producir apenas emociones en los aficionados durante esta tercera manga, el neerlandés se convirtió en finalista. La pregunta es si contra Carlsen veremos al formidable Giri del martes o al decepcionante del miércoles o el jueves.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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