A Zion Williamson le faltan clases de baloncesto
Si a Williamson y Doncic les hacen hoy una prueba global de baloncesto profesional, a Zion le faltarían la mitad de créditos obligatorios que ya posee Luka antes de encarar los exámenes
Querido Charles Barkley*;
Con el inicio oficial de la carrera de Zion Williamson en la NBA, estaba claro que te iban a dar mucho la tabarra. Pero, salvo por razones obvias del impacto de la primera imagen (serás siempre el patrón oro de los gordos del baloncesto), no veo en Zion similitudes técnicas o tácticas contigo, al menos de momento.
Lo que sigue llamando poderosamente la atención de vosotros, los elegidos criados en el sistema norteamericano (colegio, universidad y NBA), es ese imbatible dominio de la escena. Y tiene sentido. Entre los 16 y los 18 años sois los referentes absolutos de vuestro entorno colegial. Os pasáis las jornadas aclamados por chavales de vuestra edad que os obligan a ensayar, casi cada semana y con el cartel de no hay billetes, la actuación de vuestro éxito deportivo.
Los grandes proyectos aterrizados desde Europa probablemente lo hacen ahora con muchísimas más horas de trabajo técnico y táctico (el sueño de entrenadores como Gregg Popovich), pero con una menor definición de su personaje, que deben ir construyendo allí sobre la marcha.
Estas primeras semanas de Williamson han sido una apoteosis de lo anterior, no me lo niegues. Sus 17 puntos seguidos del primer partido, más que baloncesto fue un anuncio de bebida energética para los fans de New Orleans. Escucha esto: “Los 22 puntos (...), en tan solo 18 minutos en cancha, son los mejores registros de un debutante en la liga, desde la temporada 1954-55, y siempre que ese debutante no haya actuado más de 20 minutos en su primer partido”. Pero el impacto no queda ahí: “El debut de Williamson logró casi 2,8 millones de espectadores (...) la mejor audiencia de cualquier partido de NBA de este año, exceptuando los que se disputaron el día de Navidad”.
¿Cómo te quedas con eso, Charles? Tú no sé, pero tu exadorado rival Michael Jordan, ahora propietario de una franquicia, e imagen de la marca que viste a toda la NBA, parecía entusiasmado: “Zion es un refuerzo de nuestra imagen. Y eso es importante para el showbusiness”.
¿Y qué tal anda Zion de baloncesto? Lee. “Zion ha anotado 20 puntos en ocho de sus primeros 10 partidos en la NBA. El último que lo logró fue… efectivamente, Jordan”.
Zion tiene un gran potencial, eso está claro, pero, ¿de veras se puede hacer esa extrapolación? Su instinto es fantástico. Sus manos, también. Su intuición en el rebote es indiscutible. Sin embargo, su tiro es muy mejorable, la defensa es buena para taponar y robar, pero posicionalmente lo va a pasar fatal. Y, sobre todo, está por ver su aguante físico. A mí me da la sensación de que esa rodilla sigue sin estar a tope. Parece que corre con una cierta cojera todavía.
A ver si estás finalmente de acuerdo conmigo. Si a Williamson y Doncic les hacen hoy una prueba global de baloncesto profesional, a Zion le faltarían la mitad de créditos obligatorios que ya posee Luka antes de encarar los exámenes.
Por eso, mi reflexión final es que los aficionados de los Lakers de Lebron, de los Bucks de Anteto, o de los Mavericks de Doncic, ya esperan la rentabilidad de su abono en forma de victorias. Los fans de los Pelicans, mientras tanto, se van encantados de la vida con buenos flashes de su tenor principal, independientemente del resultado final del choque. El éxito de tu NBA es que a todo eso lo llamáis el mejor baloncesto del mundo, sin matices. Y no pienso terminar esta carta cabreando a mi gordo favorito, Zion mediante.
*Charles Barkley, apodado El Gordo, es considerado uno de los 50 mejores jugadores de la NBA, pese a que nunca logró un anillo.
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