Unicaja vuela a su tercera final de Copa tras abrumar al Andorra
El anfitrión, liderado por Jaime Fernández y Adams, peleará el título frente al Madrid después de ventilarse con suficiencia al Andorra (92-59)
Reminiscencias de 2005. La final de Copa reunirá este domingo a las 18.30 a Real Madrid y Unicaja en el Martín Carpena. El mismo cartel que hace 15 años en el Príncipe Felipe de Zaragoza. Entonces, el equipo malagueño, dirigido por Sergio Scariolo y liderado por el mvp Jorge Garbajosa, derrotó a los blancos (80-76) y logró su primer trofeo nacional (hasta entonces solo tenía en sus vitrinas la Korac de 2001), antesala de la Liga que conquistarían la temporada siguiente. Con Jaime Fernández (19 puntos en 21 minutos) y Josh Adams al frente, los verdes volaron a su tercera final copera tras ventilarse con suficiencia al Andorra (92-59).
Aquel grupo de 2005, con Pepe Sánchez, Carlos Cabezas, Stephane Risacher, Walter Hemann, Pietrus, Fran Vázquez, Tabak y el actual presidente de la federación, superó a uno de aquellos desdibujados conjuntos madridistas que, hasta la llegada de Laso, se pasaron 19 años sin agarrar el título copero. En Zaragoza no bastaron los 28 puntos de Bullock, pero allí estaba ya, curtiéndose, Felipe Reyes, que buscará alzar su séptima Copa. La primera la logró en el año 2000, con 20 años en las filas del Estudiantes. Dos décadas después, a un palmo de cumplir los 40, el 16 de marzo, el capitán madridista no se cansa de coleccionar pósters ganadores. El Madrid disputará la 26ª final de 35 posibles con Laso en el banquillo en busca del que sería su 19º título en estas nueve temporadas.
Mientras, Unicaja buscará romper la maldición del anfitrión. En los 35 años de la era ACB, tan solo dos equipos han sido capaces de conquistar el título ante su público, el CAI Zaragoza en 1984 y el TAU Vitoria en 2002. En la edición de 2014, celebrada también en Málaga, Unicaja descabalgó en cuartos, y ahí arrancó una errática secuencia en el torneo (eliminado en semifinales en 2015, ausente en 2016, y derrotado consecutivamente en cuartos en 2017, 2018 y 2019). Esta vez, con su quinteto de nacionales (Alberto Díaz, Jaime Fernández, Daría Brizuela, Carlos Suárez y Rubén Guerrero) al frente y la intendencia de Adams y Waczynski, los de Casimiro pelearán por renovar aquella foto de 2005. Once años después de caer ante el Baskonia en la edición de 2009, Unicaja disputará su tercera final de Copa. Será la número 49 para el Madrid en 84 años de historia del torneo.
Los dos finalistas se ganaron pelear el título con la misma presencia arrolladora. El Madrid alcanzó los 30 de ventaja ante el Valencia; el Unicaja, los 35 ante el Andorra (88-53). Insistió el Morabanc en su fórmula de músculo, fibra y percusión para afrontar la semifinal ante el anfitrión, pero los de Ibon Navarro perdieron el factor sorpresa que les impulsó ante el Iberostar Tenerife. Enfrente, como si el triunfo en cuartos le hubiera quitado un tapón psicológico, el Unicaja comenzó a fluir desde el principio del encuentro, incontenible. Primero con el volante solvente de Alberto Díaz, después con el eléctrico de Jaime Fernández (15 puntos, dos rebotes y tres asistencias en sus 10 primeros minutos en pista). Los de Casimiro apenas tardaron un cuarto en doblar las prestaciones de su rival (32-16, m. 12) y un suspiro más en dinamitar el marcador (42-19, m. 16). Con la charanga del Carpena como banda sonora, el cuadro malaguista se lanzó en manada a resolver la papeleta antes del descanso.
En pleno guateque local, un parcial de 4-11 impulsado por Hannah permitió al Andorra sacudirse parte del muermo y encontrar motivación para tensar una defensa que se había convertido en una bicoca para Unicaja. Un espejismo fugaz. Sin noticias de Diagne, Tyson Pérez y Todorovic, la brega de Llovet se quedó corta para intentar adecentar la imagen y la desventaja de los de Ibon Navarro (48-30, m. 20). Ya no hubo más misterio. “No tengo preferencia entre Unicaja y Andorra. Por decir algo, el que llegue a la final, que lo haga cansado. Que juegue siete prórrogas si hace falta”, había respondido Laso tras derrotar al Valencia con inesperada suficiencia. No se desgastó mucho el conjunto de Casimiro, que replicó la contundencia y la holgura de los blancos y terminó arrollando al Andorra. “¡A por la Copa!”, clamaba el Carpena tras el triunfo. “¡Sí se puede!”, gritó después con el regreso de su equipo a la pista para hermanarse con su afición. Málaga vibra con su Copa.
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