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El Valencia gana crédito ante un recio Panathinaikos

Abalde y Dubljevic cierran un soberbio triunfo tras el intento de remontada de Calathes y los suyos

Robert Álvarez
Dubljevic hace jugada ante Papagiannis.
Dubljevic hace jugada ante Papagiannis.MIGUEL ÁNGEL POLO (EFE)

La Fonteta disfruta con un equipo que, jornada a jornada, gana crédito en su trayectoria europea. La afición se frota los ojos y no se explica cómo es posible que los taronja perdieran sus cinco primeros partidos en esta competición. Y ahora, protagonizan momentos de un juego excepcional, capaz de desmantelar a un rival de la entidad del Panathinaikos. Y así fue.

VALENCIA, 94; PANATHINAIKOS, 87

Valencia Basket: Van Rossom (0), Marinkovic (4), Labeyrie (8), Doornekamp (13), Dubljevic (19) –equipo inicial-; Colom (14), Ndour (7), Abalde (9), Motum (0), Vives (12), San Emeterio (8) y Sastre (0).

Panathinaikos: Calathes (22), Fredette (9), Papapetrou (5), DeShaun Thomas (16), Papagiannis (6) –equipo inicial-; Rice (21), Rautins (0), Vougioukas (0) Wesley Johnson (5), Wiley (0), Mitoglou (0) y Bentil (3).

Parciales: 27-25, 28-20, 25-19 y 14-23.

Árbitros: Ryzhyk, Jovcic y Vilius. Eliminados por faltas Calathes (m.38) y Papagiannis (m.39).

La Fonteta. 7.817 espectadores.

Por momentos pareció que tal derroche de facultades, tal borrachera de acciones extraordinarias de Dubljevic, de Colom, de Doornekamp, de Vives, de todos, podía llegar a quedarse en nada. Porque del vendaval, del 80-64 con el que concluyó el tercer cuarto, se pasó al empate a 82 cuando faltaban tres y medio. Ese parcial, ese 2-18, fue mérito de Calathes, de Rice y de DeShaun Thomas. Y de la defensa que implementó Rick Pitino, el reputado entrenador estadounidense del equipo ateniense.

Pero el Valencia había jugado de maravilla. Había movido el balón con sentido, había mantenido un ritmo altísimo y había obtenido magníficas rentas de los cambios con los que Jaume Ponsarnau dota de variedad y reprís a su equipo. De manera que cuando entraron en escena Colom, San Emeterio o Abalde, su equipo fue a más.

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La parálisis ofensiva del Valencia en los seis minutos y medio del último cuarto amenazó con arruinar todo lo bueno que había exhibido en los tres primeros asaltos. Pero este Valencia lleva ya semanas demostrando que posee jugadores y equipo con el suficiente carácter y calidad para sobreponerse a momentos tan difíciles y dinámicas tan decadentes. Doornekamp obtuvo un triple que desatascó a su equipo. Dubljevic recuperó el pulso. Y Abalde, otra vez, volvió a ser quien cerró definitivamente la contienda. La secuencia final resultó angustiosa y a la vez espectacular, con Rice ganando acciones de dos más uno, DeShaun Thomas ganando un rebote ofensivo vital, acciones a las que respondieron en el otro lado Abalde y Labeyrie de la misma manera. Otro dos más uno de Dubljevic, mientras Calatahes y Papagiannis eran eliminados por faltas, puso el 90-87 en el marcador a falta de 52 segundos. Fue el momento elegido por Abalde para anotar dos canastones y poner punto final.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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