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La pareja ideal

Pérez de Vargas y Corrales, compañeros y amigos desde la adolescencia, lideran las estadísticas de porteros del Europeo

Lorenzo Calonge
Rodrigo Corrales (i) y Gonzalo Pérez de Vargas, en el Europeo.
Rodrigo Corrales (i) y Gonzalo Pérez de Vargas, en el Europeo. getty / efe

Las vidas y trayectorias de Gonzalo Pérez de Vargas (Toledo, 1991) y Rodrigo Corrales (Cangas, Pontevedra, 1991) han discurrido muchas veces por el mismo carril. El Barcelona los fichó casi a la vez para su cantera, compartieron residencia, se hicieron amigos, se marcharon a vivir a un piso (el cocinillas era Pérez de Vargas), veranearon juntos, duermen en la misma habitación durante el Europeo y cumplieron los mismos años (29) en el campeonato (el gallego, este viernes). Si España avanzó sin sustos hasta las semifinales, se lo debe en una parte importante a ellos. Y si aspira a revalidar el oro, necesitará de los dos una versión tan buena o mejor que la mostrada hasta ahora. Para empezar les espera Eslovenia (20.30, Teledeporte); Croacia y Noruega disputan (18.00) la otra semifinal.

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Juntos por quinta cita consecutiva desde 2016, ambos han formado una pareja perfecta bajos palos. Dos perfiles complementarios que se han erigido, por números y sensaciones, en la mejor dupla del torneo. Ninguna portería de los equipos que disputaron la Main Round detuvo tanto (34% de aciertos). Entre ambos acumulan cuatro MVP (tres del toledano) en siete encuentros. Son diferentes dentro y fuera de la pista. Probablemente, esa sea la clave del éxito. Pérez de Vargas es un chico serio y maduro, siempre fue así. Corrales, un tipo dicharachero que habla por los codos. El primero basa su juego en la anticipación y una inteligencia que llamó la atención de los técnicos desde sus inicios. El segundo, mucho más físico gracias a sus 2,02m, creció a partir de la envergadura.

“Es la más equilibrada. Ni Croacia, ni Noruega, ni Eslovenia cuentan con una pareja tan consolidada. Te dan un plus porque saben asumir sus roles y son conscientes de cada instante del partido”, comenta Jota Hombrados, 260 veces internacional, todavía en activo como meta del Guadalajara a los 47 años. “Para ser campeones, hará falta un nivel excelso y, en ningún caso, podemos bajar del 30-32% de paradas. En momentos puntuales de apuro, necesitaremos que frenen al rival”. Su excolega Gurutz Aginagalde, actual presidente del Bidasoa, añade un matiz más allá de las cifras totales: “La clave es que paren las importantes”. Por ejemplo, lo que hizo el croata Marin Sego contra Alemania, machacado durante 60 minutos (apenas un 16% de efectividad) hasta que impidió el empate germano en el último segundo.

"Pérez de Vargas maduró antes"

Los dos se han repartido los minutos casi a partes iguales (206 Pérez de Vargas y 195 Corrales), aunque el primero siempre con un estatus más protagonista, más titular, si ese concepto vale para el balonmano. Esa ha sido una constante en casi toda su carrera. Así lo recuerda también Manolo Cadenas, el técnico del Ademar León y la selección argentina, y preparador del Barça cuando llegaron a las categorías inferiores (al gallego lo trajeron con 15 años en el autobús del primer equipo tras una Copa disputada al lado de su casa). “Gonzalo maduró antes que Rodrigo. Siempre parece que a los jugadores altos les cuesta un poco más”, señala. “Estaban en el segundo equipo y a veces entrenaban con nosotros. Pasqui [Xavi Pascual, entonces entrenador de porteros y hoy al frente del banquillo azulgrana] y yo confiábamos en que fueran para arriba, pero en aquellos años, con David Barrufet en activo, no podían tener minutos”.

Así que debieron forjarse fuera. El toledano se marchó cedido al Granollers y el Toulouse, mientras el gallego, un auténtico políglota (habla siete idiomas), se fue al Huesca y el Wisla Plock, donde volvió a coincidir con el viejo zorro Cadenas. “Rodrigo aprendió a aguantar más en los lanzamientos de seis metros y a no tirarse tanto al suelo. Adoptó la técnica balcánica que tan bien nos enseñó Dejan Peric”, apunta.

Tras su aventura polaca, decidió independizarse de su amigo Pérez de Vargas y el Barcelona para fichar en 2017 por el PSG, que dejará en verano por el Veszprem. “Eso le ha permitido conocer el estilo francés y convivir con una referencia como Thierry Omeyer. Ahora es más regular. Gonzalo, en cambio, no ha tenido grandes cambios. Siempre ha sido muy maduro e inteligente”, indica Hombrados. Él sí pudo asentarse en el Palau, donde es jefe de su portería desde hace un lustro. Ausente de la final de 2018 por una lesión a mitad del campeonato (Sterbik fue rescatado de urgencia cuando comía patatas y pescaba en su Serbia natal), este viernes se las verá con su compañero Jure Dolenec (32 dianas), y el futuro azulgrana Blaz Janc (22 tantos). Seguro que los tiene bien empollados.

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