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“Si el equipo necesita que sea un cabra loca, ahí estaré”

Jorge Maqueda, la única novedad de España respecto al Mundial, afirma que ya logró controlar la locura del pasado

Lorenzo Calonge
Jorge Maqueda (c), entre los holandeses Samir Benghanem (i) y Kay Smits.
Jorge Maqueda (c), entre los holandeses Samir Benghanem (i) y Kay Smits. REUTERS

El moño samurái y la barba poblada delatan su espíritu guerrero. Jorge Maqueda (Toledo, 31 años) siempre ha sido un tipo indómito sobre la pista, un rebelde, el primero que iba a la guerra. Y, a veces también, un "cabra loca", como él ha reconocido a menudo. La vida y los años lo sosegaron, apaciguaron a ese jugador que "iba al límite" y emergió otro "con un poco más de cabeza". "Eso forma parte del pasado y la juventud, ahora estoy más asentado", matiza de buen humor y a punto de echarse la siesta en el hotel de la selección en Viena, sede de la segunda fase del Europeo de balonmano.

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"Todo fue gracias a Macarena [Aguilar], ella me llevó por el buen camino". Una guerrera, precisamente, la tercera con más internacionalidades de la historia en la selección femenina (240), con la que se casó hace tres años. "Al principio pensaba que si no iba como antes, perdía mi estilo. Pero luego te das cuenta de que, si haces lo que te manda el entrenador, mejoras. He cambiado esa locura por saber cuándo tengo que atacar. Sin querer echarme flores, he progresado", afirma el lateral derecho del Pick Szeged húngaro, entrenado por el gran tótem Juan Carlos Pastor, a quien cita como hombre clave en esa mutación. No obstante, advierte: el diablillo "asoma de vez en cuando" y "el día que tenga que salir porque el equipo lo necesite, ahí estará".

De momento, no ha hecho falta. Ha bastado con su versión calmada, la suya de los últimos tiempos, para ser uno de los destacados de España en la primera fase. Lidera con 11 dianas el apartado de goleadores, junto a Ángel Fernández y Álex Dujshebaev, en una progresión ascendente. Le metió uno a Letonia, cuatro Alemania y seis sin fallo a Países Bajos. Su brazo izquierdo y su alma intrépida volverán a ser necesarios en la segunda ronda que la selección arranca este jueves contra la República Checa (16.00, Teledeporte).

La anfitriona Austria (sábado), Bielorrusia (lunes) y el gran coco Croacia (miércoles) serán el resto de sus rivales. Alemania completa el grupo, aunque no se enfrentará a ella al haberlo hecho (y ganado) en el arranque del campeonato. El conjunto de Jordi Ribera accede a esta segunda estación con dos puntos, igual que Croacia y Austria, por ninguno del resto, incluidos los germanos. Esta circunstancia y el nivel de los oponentes sitúan a España, vigente campeona, ante un escenario muy favorable para entrar en las semifinales, el objetivo mínimo (pasan dos). “A priori, nuestro lado del cuadro no es tan complicado como el otro, pero cualquiera te puede ganar”, admite.

"Mi ausencia fue correcta"

Él es la única novedad de la selección respecto al Mundial del año pasado (en realidad, iban a ser dos, pero David Balaguer se lesionó y Aleix Gómez repitió). Entró en sustitución de Eduardo Gurbindo. Las listas de convocados de los últimos torneos se podrían recitar casi de carrerilla, como esas viejas alineaciones del siglo pasado. El núcleo de veteranos repite y los nuevos ya están afianzados. Apenas hay cambios. A este toledano que está a tres semanas de cumplir los 32 hay que incluirlo entre los más curtidos. Suma 133 partidos, 333 goles y cuatro medallas (un oro y un bronce mundiales, y un bronce y una plata continentales). Sin embargo, recientemente ha estado más fuera que dentro de la selección.

“Mi ausencia fue correcta porque había gente jugando mejor que yo. No era un momento muy bueno, ni aportaba lo que podía. Aquí tienes que traer a los mejores y si alguien no está a su nivel, no hay por qué llamarlo. Me fastidiaba, pero no me sorprendía”, se sincera. “Es que si no eres honesto contigo mismo, ¿quién lo va a ser? Tampoco soy tonto”. Desde 2016, sus presencias han sido contadas (estuvo dos años y medio sin ir) y este es el primer gran campeonato que disputa de los últimos cuatro. “Nunca perdí la esperanza en volver. Llevo trabajando mucho tiempo para ello. Ahora, en el Pick Szeged, estoy rindiendo mejor que en el Vardar”, apunta como causa de su regreso.

Fichado a los 13 años por el Barcelona, jugó en el Palau, Alcobendas y Zaragoza. El paso de Madrid a la capital aragonesa fue clave en su carrera. “Ahí vi que el balonmano podía ser mi trabajo”, afirma. En su tercera temporada en el CAI Aragón, entidad devorada por la crisis, sumó 128 goles en la Liga, una estadística que lo llevó definitivamente fuera de España en el momento de la gran emigración. Primero al Nantes, luego al Vardar y ahora al Pick Szeged. Él, de momento, no tiene intención de retornar como Julen Aginagalde. “Mientras podamos estar en el extranjero o no se arregle la situación en la Asobal, seguiremos allí”, dice. Adonde piensa volver cada vez que pueda es a su pueblo, Quero, en Toledo, de apenas un millar de habitantes. “Sí, sí, eso nunca falla”, aclara entre risas.

Así será la segunda fase del torneo

Calendario. República Checa (jueves, 16.00), Austria (sábado, 18.15), Bielorrusia (lunes, 18.15) y Croacia (miércoles, 16.00). Todos por Teledeporte. En Viena. 

Clasificación de inicio. Croacia (2 puntos), España (2), Austria (2), República Checa (0), Alemania (0), Bielorrusia (0). Pasan dos a semifinales.

Grupo II de la Main Round. Noruega (2 puntos), Hungría (2), Eslovenia (2), Suecia (0), Portugal (0), Islandia (0).

Dinamarca, la campeona olímpica y del mundo, eliminada también de la primera fase, al igual que Francia.

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