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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Veteranos, fumadores y violentos

Mascherano, Osvaldo y Centurión son los tres fichajes más destacados del fútbol argentino para la próxima temporada

Enric González
Javier Mascherano, durante un entrenamiento con Estudiantes de La Plata.
Javier Mascherano, durante un entrenamiento con Estudiantes de La Plata.Demian Alday (EFE)

Es verano en Argentina y el balón se toma vacaciones. Es la época en que determinadas barras hacen el salvaje porque sí, porque se lo pide el cuerpo (un grupo de zumbados de River Plate montó el sábado una batalla campal en Punta del Este, el gran centro estival uruguayo, con disparos, heridos y detenidos) y en que el cerebro de los técnicos gira también de forma bastante salvaje en busca de refuerzos para el equipo. No hay dólares y no es posible hacer grandes compras. Las soluciones son forzosamente originales. Y arriesgadas.

La apuesta más segura es la de Estudiantes con Javier Mascherano. El Jefecito tiene ya 35 años y ha pasado las dos últimas temporadas en el Hebei China Fortune de Langfang, un club joven (fundado en 2010) y sin grandes exigencias. Pero es un hombre ordenado y cumplidor. Aunque no funcione, aportará sensatez en el vestuario.

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Más aventurado es el retorno de Daniel Osvaldo. Es un poco más joven que Mascherano (el domingo cumplió 34), un poco menos disciplinado y llevaba tres años retirado del fútbol. Osvaldo, que ha trotado por más equipos incluso que Mascherano (Huracán, Atalanta, Lecce, Fiorentina, Espanyol, Roma, Southampton, Juventus, Inter, Boca, Porto y Boca) dejó el oficio con un portazo en agosto de 2016, días después de que el entonces técnico de Boca, Guillermo Barros Schelotto, le pillara fumando en el baño.

Osvaldo lo contó así: “Me echó por fumar en el vestuario; yo, en la selección italiana, fumaba, hasta el seleccionador podía acercarse a pedirme fuego; no tuvo respeto y fue un cagón”. Aunque jugó brevemente con los veteranos de Talleres Remedios de Escalada en 2018, el futbolista ha dedicado los últimos años a dar conciertos con su banda de rock, Barrio viejo, a disfrutar y a seguir fumando.

Julio César Falcioni, el técnico de Banfield, no ve problema en lo del tabaco. Él también fuma. Falcioni lo explica así: “Si se está fumando un cigarrillo, que venga a la oficina y me convide. Antes, de 30 jugadores había 20 que fumaban. Como es mi caso, así estoy, hecho mierda. Pero me da igual que él fume”. El fatalista Falcioni solo impone un límite: el vestuario ha de estar libre de humo. Lo que pueda rendir Osvaldo como delantero, después de todo este tiempo lejos del balón, está por ver.

La perla de la pausa estival se la ha llevado, sin ninguna duda, el Vélez Sarsfield del Gringo Gabriel Heinze. En el club de Liniers jugará desde ahora Ricardo Centurión, el futbolista más impresentable de Argentina. Centurión juega muy bien y vive muy mal. Repasemos su historial: en 2016, recién llegado a Boca Juniors cedido por el São Paulo, estrella su auto deportivo y huye del lugar con claros síntomas de embriaguez; en 2017, durante una concentración, una cámara de seguridad le filma peleándose con un desconocido; meses después su pareja, Melisa Tozzi, le denuncia por malos tratos (dientes rotos a puñetazos, amenazas con un arma, cosas de ese nivel); ese mismo año, Centurión agrede a un hombre que le pide un autógrafo en un bar de Lanús.

En 2019, mientras sus compañeros celebraban el título liguero de Racing, él, que apenas había participado, salió en televisión para insultarles. Racing le despidió. Pasó estos últimos meses en el Atlético San Luis mexicano, sin hacer gran cosa.

Esto es lo que se lleva Vélez, un club en alza. El secreto del rendimiento de Vélez es el técnico Heinze: no hay nadie más áspero, cuartelario e intimidante en los banquillos argentinos. “Ustedes traigan a Centurión, que yo me encargo”, les dijo a los directivos. De momento, Centurión entrena por separado. Y Heinze no le pierde de vista.

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