El terreno sobre el que ha florecido el mejor baloncesto español
La alianza de la acb y la FEB con Endesa, uno de los patrocinios más largos y fructíferos del deporte nacional, ha propiciado una etapa de éxitos y elevado la competición y sus valores. La historia según sus protagonistas
Antonio Martín, presidente de la Asociación de Clubes de Baloncesto (acb), estaba temblando cuando en plena pandemia llamó a José Bogas, consejero delegado de Endesa, uno de los principales sostenes económicos de la competición. Con la suspensión deportiva en el horizonte, y por ende la de los ingresos, levantó el teléfono para comprobar si el patrocinio de la energética, que había arrancado en 2011, seguía en pie. “La respuesta de apoyo fue inmediata. No se me va a olvidar en la vida. No sé qué hubiera pasado con la Liga”, recordó Martín el pasado 18 de abril en un momento trascendental para el futuro del básquet nacional. Se presentaba la renovación hasta 2027 de la alianza de la empresa con el baloncesto, que comenzó hace 13 años e incluye a las principales competiciones, masculina y femenina, y todas las selecciones de la Federación Española de Baloncesto (FEB).
La relación entre el patrocinador, la acb y la FEB ha crecido de forma que trasciende lo puramente comercial. “Es un caso de éxito basado en el entendimiento, que es un activo en momento de ruido”, refrenda ahora Bogas, el timonel de Endesa que tendió la mano a Martín en aquellos días incertidumbre. “Lo más simbólico y descriptivo es cuando tienes acuerdo y el contrato no necesita mirarse. No se saca del cajón”, sintetiza Martín. Una confianza sin fisuras. Al calor de este patrocinio, uno de los más longevos del deporte nacional, el baloncesto español ha florecido: medallas año tras año, récords en licencias federativas, nuevas competiciones y consolidación de unos valores solidarios e inclusivos que incluyen a todos los deportistas.
Un éxito deportivo y social
Reposicionar la compañía. Darle un giro, encontrar frescura. Es lo que pretendía Endesa en 2011, año en el que se gestó la unión, como explica María Lacasa, su directora de Marca y Patrocinios: “El baloncesto transmitía (y transmite) unos valores diferenciales respecto a otros deportes. Nos pareció el compañero de viaje perfecto”. Corrían tiempos felices para este deporte en España, que celebraba títulos internacionales, como el EuroBasket de 2009 y 2011, y cuya Liga Endesa se situaba ya como la segunda mejor del mundo, solo por detrás de la NBA.
Pepu Hernández fue uno de los que abrió esa época dorada. Entrenador de la selección que conquistó el mundial de Japón 2006, el título que cambió el rumbo, el técnico ha visto cómo en esta última década y media el juego español, dinámico y alegre, se ha convertido en referencia. “El baloncesto es en sí evolución, pero estos últimos 13 años han sido los de la consolidación de un estilo”, afirma. Y cómo también el básquet ha enganchado a la sociedad con sus demostraciones únicas de hermandad y apertura: nadie olvida a los Gasol jugando a la pocha en las concentraciones hoteleras, a los Hernangómez vacilándose entre sí o el equipo celebrando torneos como si fuesen familia. La Familia: un sobrenombre ganado a pulso.
“El ‘Aquí nada es artificial’, el lema de la liga Endesa, me parece muy oportuno para nuestro baloncesto, donde las cosas son naturales y nada es forzado. Nuestro hábitat es el más seguro, saludable, educado y formativo. Y para la gente espero que siga siendo atractivo y competitivo, por supuesto, pero siempre con valores”, desarrolla Hernández.
Desde 2013, España no ha dejado de ganar medallas. Ni un solo año sin metal, 83 en la última década. En todas las categorías. Elisa Aguilar, exjugadora y actual presidenta de la Federación Española de Baloncesto (FEB), que cuando se firmó el patrocinio disputaba el que sería su último campeonato con la selección, destaca dos hitos: la plata femenina de la sub-19 en el Mundial 2023 y el oro masculino de la sub-19 en el mismo torneo.
Aquel año España alcanzaría el número uno de la clasificación FIBA. “Sin el empuje económico recibido [100 millones de inversión en estos 13 años] sería imposible entendernos ahora mismo. Esta simbiosis entre una marca y un deporte es una excepcionalidad de la que debemos sentirnos muy orgullosos”, apunta.
El producto es cada vez “más atractivo” y vive en “constante innovación tecnológica”, entiende Aguilar. Ya en 2014, la Liga Endesa fue pionera en introducir videomappping en el Wizink Center, un sistema para proyectar animaciones sobre superficies reales. Progresivamente se han sumado continuas mejoras en las retransmisiones y la renovación de las instalaciones deportivas. Más el efecto amplificador de las redes sociales: “Es el principal cambio, y su impacto es total en aficionados, profesionales y estados de opinión”, afirma Pedro Martínez, entrenador del BAXI Manresa y uno de los 13 técnicos y jugadores en activo durante los 13 años de patrocinio de Endesa. “El baloncesto es el deporte con más impactos emocionales para los espectadores y seguidores de los equipos”. Unos avances que han elevado la calidad y el atractivo de la competición. “Facilitan el rendimiento de los jugadores y proyectan un producto mucho más entretenido para el público”, retoma Aguilar.
Transformar lo cercano
Todo el mundo debería poder hacer cualquier cosa. Y más si lo que se desea es practicar un deporte. Así lo cree Berni Rodríguez, exjugador, campeón del mundo en 2006 y protagonista del despegue definitivo del baloncesto español: “Nosotros fuimos parte del cambio al juego moderno con nuestra manera de ser, de competir. Sin ser conscientes de ello”, explica.
Ahora trabaja por transformar las cosas fuera de la cancha, las más inmediatas, aquellas que le rodean. Es el impulsor de SuperBasket, un proyecto apoyado por Endesa cuya esencia es “sencilla, pero complicada a la vez”: lograr que chicos y chicas con diversidad funcional se sientan parte de un equipo. “Lo que más me llama la atención [de lo que logra el baloncesto] es, además de la evolución física visible, el incremento brutal del sentimiento de pertenencia a un espacio, un grupo”.
A esta iniciativa se suman otras que han crecido dentro del paraguas del triple acuerdo, como Basket Girlz, que cuestiona las causas del abandono prematuro del deporte y persigue ponerles remedio; o la Liga Endesa de Corazón, que fomenta la integración de colectivos vulnerables.
El baloncesto, con sus jugadores, clubes y aficionados, es el principal beneficiario de esta alianza, pero no el único. El retorno es recíproco, detalla María Lacasa, de Endesa: “Hacemos estudios para medir el impacto del baloncesto en nuestra reputación y sabemos que aquellas personas que recuerdan el apoyo que brindamos tienen una imagen más positiva de la compañía”. E ilustra con una anécdota esta fusión hermosa y singular entre marcas, entre ideas: “Nos contó una compañera que su hijo de cinco años en el colegio tenía que explicar la profesión de sus padres. Cuando fue a contar a qué se dedicaba su madre, que trabaja en Endesa, dijo: ‘mi madre es la electricista de la Liga Endesa”.