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Dos porteros y dos destinos

Courtois deja su mejor tarde como blanco frente a un David Soria que la pifió en el primer gol de un Madrid muy borroso hasta entonces

Lorenzo Calonge
Courtois, en una intervención en Getafe.
Courtois, en una intervención en Getafe. Chema Moya (EFE)

Dos porteros y diez minutos. Esa fue la trama que decidió el duelo al sur de Madrid. Courtois se estiró como un gato y David Soria se la coló en su propia portería en una acción calamitosa. En plena crecida del Getafe mediada la primera parte, los blancos se acercaron al balcón rival, una noticia teniendo en cuenta el apagón general del equipo de Zidane. Mendy recogió un balón suelto por su banda, la izquierda, y puso un centro con la derecha, bien colocado aunque algo blando. Se elevó Varane en el punto de penalti por encima de Mata y, un segundo después, se encontró abrazado por sus compañeros. Se le notó algo despistado al francés. Lógico, él no había tocado la pelota. Fue Soria, que salió a cazar pájaros y despejó con el puño dislocado hacia su propia portería. El esférico entró parsimonioso en la meta azulona.

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Eso ocurrió en el minuto 35, diez minutos después de otra acción opuesta. Arambarri agarró dentro del área un despeje de Varane, se preparó y su violento disparo lo rechazó Courtois en una acción de reflejos. Una intervención que empezó a marcar el destino de la tarde. Era el primer tiro a puerta en un partido al que ya se le había puesto cara de Bordalás. Sus muchachos habían atado en corto al Madrid, incapaz de hilar tres pases seguidos, sin noticias de Kroos-Modric-Isco, desconectado arriba Benzema (tercer encuentro sin marcar ni asistir) y desaparecido Bale, anulado por un vigoroso Nyom.Semejante despliegue, sin embargo, topó con el portero belga. El segundo tiro entre los tres palos también lo hizo el Getafe, pero hacia su propia portería. Un error fatal.

Courtois dejó este sábado su tarde más decisiva como madridista. Muy lejos queda ya la jornada del 1 de octubre contra el Brujas en el Bernabéu, donde se retiró en el descanso tras recibir dos goles en tres tiros del conjunto belga en medio de los pitos del público. Sufría problemas estomacales, se informó entonces. Hasta ese momento, no había mucha huella de la sobriedad que mostró en el Atlético y el Chelsea, y que le llevó a la Castellana. Se le notaba destemplado. Sin embargo, a su vuelta y en silencio, empezó a escalar.

Su gran parada a Arambarri no fue la única. En la primera parte le negó dos veces más a Fajr antes del descanso en sendos disparos y, ya en el descuento, a Cabrera le sacó un cabezazo tremendo. Dejó hasta paradas innecesarias. Antes del segundo tanto del Madrid, le cerró los huecos en un uno contra uno a Mata, que venía de un claro fuera de juego. También detuvo dos de mérito David Soria: a Benzema al primer palo y a Bale en el minuto 92, aunque para entonces el roto en el Coliseum ya estaba hecho.

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Pese al resultado, la teoría no se equivocó y al equipo de Zidane le esperó a la hora del café un trago amargo al sur de Madrid. Primero por el rival. El Getafe es un conjunto áspero con pocas licencias y se presentaba como una buena respuesta para un grupo que toca bien, pero seco de gol en los últimos tiempos. Y luego por el momento del calendario. A los blancos se les suele atragantar el mazapán en su primer duelo liguero tras las uvas. Todo eso se cumplió, pero también un tercer dato: no había caído contra el Getafe en sus últimos 11 enfrentamientos. Ya van 12. Y, casi con el tiempo cumplido, con la diana de Modric, una cuarta estadística: nunca el Getafe de Bordalás había caído 0-3.

La visita a Getafe coincidía con el cuarto aniversario del advenimiento de Zinedine Zidane al banquillo del Madrid, nueve meses interruptus incluidos, y tal vez por eso armó en el Coliseum Alfonso Pérez una alineación de viejas esencias. Salvo las apariciones obligadas en defensa de Militao y Mendy por los ausentes Ramos (tarjetas) y Marcelo (saliendo de una lesión), poco había cambiado en el once blanco desde aquel lejano enero de 2015 (Ronaldo al margen). Su santísima trinidad en el centro del campo (Casemiro-Kroos-Modric) con Isco de cuarto elemento, y Bale y Benzema arriba. En la segunda parte salieron los nuevos, Valverde, Jovic y Vinicius, que también fue puntual con su tradición de fallar ante el portero. Ya era el descuento y poco importaba. Un Madrid muy gris rascó los tres puntos. Lo contrario a sus empates previos contra el Valencia, Barcelona y Athletic. Más rumboso, pero ciego ante la portería contraria.

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