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El Madrid se come un hueso

El equipo de Zidane, colgado de inicio de Courtois y sus defensas, supera a un crudo y valiente Getafe con dos goles con Varane por el medio y uno terminal de Modric

José Sámano
Soria falla ante Varane y concede el primer gol para el Madrid.
Soria falla ante Varane y concede el primer gol para el Madrid.D. Doyle (Getty)

En una tarde de trincheras que exigía un remangue total en un campo minado, ganó el Madrid. Lo hizo en uno de esos partidos que todos los grandes marcan como ponzoñosos. Ante el crudo Getafe no cabe el fútbol de garrafón. Lo sabía con creces el Real, resistente al inicio, colgado de Courtois, hasta que un par de jugadas episódicas le pusieron en ventaja.

Antes que imponerse en el juego, el Madrid se impuso en el resultado. Lo consiguió a lo Getafe: con dos goles a balón parado, suerte que tan bien dominan los chicos de Bordalás. En ambos goles, con Varane por el medio. El primero, propiciado por una salida siniestra del portero local, David Soria. Hasta entonces, el Madrid no había dicho ni palabra en el área del equipo azulón. El segundo tanto fue otra cosa. Bien que lo mereció Varane con un cabezazo con metralla.

Hasta el 0-2, ya en el segundo acto, el Real pasó gran parte de la sobremesa en ese coliseo sacamuelas que es el terreno getafense. Un coliseo donde se impone el fútbol cachas, donde no hay lugar para los violines. Lo comprobó el Madrid. Zidane quiso contrarrestar el juego cuerpo a cuerpo que propone el cuadro de Bordalás con sus mejores peloteros, con los delicados pies de Kroos, Modric e Isco. De paso, con Valverde en la sala de espera. Pero el Madrid no logró ser el Madrid hasta que cogió pista Varane. Mientras, el Getafe fue el Getafe, un ganador a los puntos que si no mandó a su rival a la lona fue por el andamio de Courtois. Y por el timbre de autoridad de futbolistas como Varane, Carvajal, Mendy, Casemiro... Jugadores con percha cuando enfrente hay un Getafe. Un rival no apto para contrarios solo pintureros.

El fútbol tiene muchas veredas, pero no son tantos los equipos con un sello de autor. El Getafe lo tiene y explota su veta de maravilla. Cuando lleva su plan al límite suele resultar insoportable para sus adversarios. En ocasiones, también resulta ulceroso para aquellas parroquias que no son la propia. Pero es su estilo y con su espíritu comanche hace años que circula entre la élite del fútbol español. A veces, como ahora, incluso transita por la cornisa de la clasificación doméstica mientras pisa firme en Europa.

Frente al Real Madrid, hasta que Varane tiró de pértiga, fue el Getafe con todo su abecedario. Un equipo valiente que atornilla como pocos a los rivales en su propio rancho. El Real se vio atosigado, obligado al combate permanente. Cada madridista que pretendía pensar un segundo con la pelota en los pies quedaba mal retratado. Ante el Getafe todo requiere una velocidad punta. El Getafe no es que presione, es que anuda prisioneros. Cada vez que el Real pretendía articular el fútbol a partir del juego corto de Courtois, le sacudía un regimiento avasallador. Así llegaron las ocasiones de Arambarri, Ángel y Fajir. Todas resueltas con éxito y esmero por el portero visitante.

No tenía aire el Madrid, sin pisadas en el área local, cuando llegó una jugada inopinada. Mendy, que no tiene las botas lubricantes de Kroos, centró con su pie menos obediente —el derecho—. Soria salió a cazar moscas y su croché a la pelota la condujo en dirección a su red. Varane andaba por allí, pero pareció gol del portero azulón. Hasta el descanso, la respuesta del abrasivo Getafe fue tan encomiable como la de Courtois, que sostuvo a los suyos cuando en el partido había cocodrilos para el Madrid. Cuando los toques de corneta constante de los de Bordalás tenían en alerta roja perpetua a los de Zidane.

El paisaje cambió tras el intermedio cuando muy rápido Varane ejecutó el 0-2 tras un centro lateral de Kroos. Todo se hizo más llevadero para los de Zidane, que interpretaron que el duelo requería amenazar a los de Bordalás en su campo. Cuando los blancos entendieron que el choque exigía que Courtois diera carrete al juego largo, que nadie se demorara con el balón. El Real sintetizó el partido, lo hizo más rudimentario, y creció hasta el final. Mientras, al Getafe ya todo se le hizo mucho más lunático.

La entrada de Fede Valverde dio otro impulso al Real. Con el turbo del uruguayo el conjunto blanco subió de marcha y el partido derivó a un cambio de papeles: de Courtois a Soria. El meta azulón se vio ante varios duelos esgrimistas, mano a mano, con Vinicius, con Bale... Hasta que una arrancada de Valverde citó a Modric con el 0-3. Un cierre que corroboró el apego del Madrid a esta Liga. Es en campos como el del Getafe —cerrada la primera vuelta solo han ganado Barça y Real, y sin un paseíllo— donde se advierten a los aspirantes alistados con todo al campeonato. Este Real Madrid, llegue donde llegue, lo está.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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