La invisibilidad de Busquets
Koeman no encuentra una pareja ideal para el doble pivote y el Barcelona sufre cuando el mediocentro, de 32 años, no domina el juego y el equipo se parte
Cuando el entonces presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, intentaba rebajar la masa salarial del primer equipo, lo primero que hizo fue hablar con quienes tenían la ficha más alta, entre ellos Busquets. Solo Piqué, Ter Stegen, Lenglet y De Jong pasaron por los despachos para renovar los sueldos y responder a la adecuación salarial. Piqué, de todas maneras, capitán junto a Busquets, Sergi Roberto y Messi, continuó firmando los burofaxes que los líderes del vestuario enviaban a la directiva en representación del grupo. La situación de Messi era diferente porque su contrato acaba en junio y, por ahora, tiene decidido no renovar. Los vínculos de Sergi Roberto y Busquets expiran en 2022 y 2023, respectivamente. Y, en el club hace tiempo que les buscan competencia y reemplazantes. Por ahora sin éxito, especialmente a Busquets.
Ya la temporada pasada, Valverde buscó imprimir más vértigo en el centro del campo. “Si los delanteros no realizan bien la presión, el equipo se parte y ya no necesitas volantes posicionales”, explicaban en la Ciudad Deportiva. En el primer partido de LaLiga 2019-2020 en San Mamés, el Txingurri mandó al campo a Aleñá y Sergi Roberto como interiores, junto a De Jong como pivote. El holandés era la apuesta del club para afianzarse en el eje del mediocampo después de coronarse en el Ajax como el mejor centrocampista de Europa. Busquets, ya por entonces ajeno a la distancia que le había enseñado a otros competidores, se mostró muy cercano a De Jong. “El que más me ha ayudado fue Busi”, reconoció el internacional con la Orange. Busquets no solo asesoraba a De Jong en el campo sino que le aconsejaba lugares para cenar y actividades para hacer en Barcelona.
Busquets terminó por hacerse un hueco en el once de Valverde, pero el equipo no acababa de funcionar y Bartomeu despidió al Txingurri. A Busquets no le pareció mala idea, esperanzado con la llegada de Setién porque suponía que se recuperaría el juego posicional, la esencia del fútbol azulgrana con la que el internacional se erigió como uno de los mejores centrocampistas del mundo. Nunca, en cualquier caso, reconocido con un galardón individual. “Ha habido años en los que merecí algún premio”, aseguró el campeón del mundo y de Europa.
No salió bien la apuesta por Setién, Xavi no quiso fichar y el club insistió en verano en la búsqueda de una alternativa a Busquets. Después de que Arthur no cuajara, la dirección deportiva le canjeó por Pjanic. El problema es que el bosnio no encuentra su lugar en el once, cosa que no disgusta a Koeman, al contrario: “Hemos hablado sobre las cosas que tiene que mejorar; es bueno que los que no juegan estén descontentos y trabajen para jugar”, dijo este martes el técnico antes de recibir este miércoles a la Real Sociedad (21.00, Movistar LaLiga).
Koeman no encuentra la pareja ideal para el doble pivote: Pjanic, De Jong, Aleñá, Coutinho, Pedri y por supuesto Busquets, han mezclado sin éxito. Ante el Levante, sobresalió por fin De Jong: “Siempre lleva el peso de construir el juego desde atrás. Tiene cualidades de ser más ofensivo porque es rápido con el balón y puede romper líneas”, precisó Koeman. Pero ante el equipo granota el duelo se rompió, situación que beneficia a Busquets. “De Jong en el Ajax era un jugador que aparecía por todos lados. Busi es un futbolista que se mueve en 10 metros”, señalan en Sant Joan Despí. “No es un jugador rápido, sufre si las líneas no están juntas”, subrayan desde el vestuario. Messi, buen conocedor de Busquets, advirtió a sus compañeros antes del España-Argentina de 2018 que él se encargaría de mover al medio centro del Barça. El 10 finalmente no jugó y España goleó a la Albiceleste (6-1).
A los 32 años, Busquets entra, sale y es sustituido sin que el Barça estabilice su juego. Siempre fue invisible; para bien, cuando hacía jugar a los demás, y para mal, como ahora en que no se sabe si es titular o suplente.
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