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La Real busca el pase en casa de Maradona

El equipo donostiarra tiene que igualar el resultado del AZ en el otro partido del grupo para pasar a dieciseisavos

Un aficionado del Nápoles ondea una bandera de Argentina en los alrededores del estadio napolitano.
Un aficionado del Nápoles ondea una bandera de Argentina en los alrededores del estadio napolitano.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)
Jon Rivas

Como es lógico, Dios tiene prevalencia ante los santos. El estadio del Nápoles se llamaba San Paolo hasta el viernes pasado, porque la tradición apunta que Pablo de Tarso llegó a Italia a través del puerto enclavado en el barrio napolitano de Fuorigrotta, donde actualmente se ubica el coliseo futbolístico que se inauguró en 1959. Pero Diego Armando Maradona también desembarcó allí en julio de 1984. Desde hace unos días, por aclamación, el estadio cambió de nombre. El apóstol de los gentiles cede ante el futbolista y el primer equipo que jugará bajo la nueva denominación será la Real Sociedad.

Y no es un partido más. Tras el sorteo de la Liga Europa, se podía especular con que el choque de la última jornada de la liguilla (jueves, 18.55 horas) podría ser prácticamente intrascendente. Los dos equipos partían como favoritos del grupo F, pero los pronósticos se desbarataron desde la primera jornada, cuando el AZ Alkmaar se metió de por medio, ganó en Nápoles y abocó a una lucha cerrada entre tres equipos. El triunfo napolitano en Anoeta enredó todavía más el grupo.

Para la última jornada no hay nada decidido. El Nápoles y la Real dependen de ellos mismos, pero ambos parten con la inquietud de no tener todavía la clasificación en la mano. A la misma hora del partido entre ambos, se juega el otro choque del grupo. El Rijeka –que sólo ha sumado un punto, y lo consiguió en San Sebastián–, recibe al AZ. La Real, para conseguir la clasificación, tiene que igualar el resultado que obtenga el equipo neerlandés. Si éstos ganan, los donostiarras deben hacerlo también, porque un empate proyectaría a dieciseisavos de final al AZ y el Nápoles, pero los napolitanos no pueden perder, porque en ese caso se podrían quedar fuera.

Así que especular con el resultado puede ser muy peligroso para italianos y españoles. Sólo una derrota del AZ en Croacia les podría hacer respirar, pero con los dos encuentros jugándose de manera simultánea, resulta complicado jugar con el marcador.

Sin Oyarzabal ni Silva

La Real, que el domingo empató en Mendizorroza frente al Alavés, al que salvó su guardameta Pacheco, viajó hacia Italia a mediodía del miércoles desde el aeropuerto de Pamplona, con las bajas de Oyarzabal y David Silva. El canario se lesionó frente al Cádiz, parecía que iba a jugar en Vitoria, y de hecho, apareció en la alineación inicial, pero se resintió de sus molestias en el calentamiento y no viajó a Nápoles. Tampoco el capitán, con una rotura de fibras en el muslo derecho, que le ha impedido entrenarse junto a sus compañeros durante toda la semana y que también le apartó del choque de Mendizorroza. “Faltan los dos, pero soy claro. La Real es la Real, con Mikel y David o sin ellos. No me he parado a pensar ni diez segundos en que faltan. Los que jueguen lo harán con la máxima ilusión”, afirma Imanol Alguacil. Claro que, “tenemos enfrente un equipo de nivel Champions, que si hace lo que sabe nos lo va a complicar mucho”.

El Nápoli camina pletórico en la Serie A, donde ocupa la tercera plaza empatado a puntos con la Juventus. Después de caer en casa ante el Milan, líder del campeonato ha encadenado dos goleadas (4-0), frente a la Roma en casa, y el Crotone a domicilio, con dos actuaciones estelares de su capitán Lorenzo Insigne, que en Anoeta se tuvo que retirar antes de tiempo por una lesión. “Pero el Nápoles no es sólo Insigne”, asegura Alguacil. “Tiene un gran entrenador y una plantilla muy completa. Están Mertens, Koulibaly, Bakayoko, Zielinski, Politano… Por eso están tan bien en la Liga”.

El técnico de la Real no cree que el protagonista sea Insigne, el futbolista que tras la muerte de Maradona se tatuó su rostro en el muslo como homenaje al ídolo caído. Los dos partidos en los que su equipo goleó, los jugó con su tercera equipación, a rayas blanquicelestes, como la camiseta de la selección argentina.

El marco, una motivación extra

La Real plantará cara en el estadio Diego Armando Maradona, que fue el centro de una polémica, alimentada desde Italia, cuando en la previa del partido de ida, Imanol Alguacil comentó en tono jocoso, que el argentino lo tendría difícil para jugar en su equipo. Hubo quien se lo tomó mal en el Nápoles, incluso se cruzaron algunas palabras gruesas en el túnel de vestuarios al acabar el partido, y el entrenador napolitano, Genaro Gattuso, acudió al vestuario de la Real para calmar los ánimos tras la actitud de algunos de los miembros de la expedición de su equipo.

Al día siguiente, Maradona cumplió 60 años; en el partido de vuelta ya es el dios del Olimpo napolitano, pero a Imanol no le intimida: “Es un gran honor estar en el primer partido del estadio con el nombre de Maradona, pero si al Nápoles le motiva, a nosotros también. Sería un honor mayor ganar el partido en un día así”.

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