Un partido de muchas curvas entre Sevilla y Celta
Los cambios relanzan al Sevilla frente a un Celta muy frágil en defensa (4-2) en el estreno de Coudet como técnico
El Sevilla se hizo con el triunfo ante el Celta en un partido que estuvo cerca de perder y de empatar, pero que acabó ganando gracias a la actuación de su portero Vaclik y los cambios introducidos por Lopetegui, que le dieron frescura y amplitud. El Celta tuvo claras ocasiones para ganar en la segunda parte, con un planteamiento muy atrevido, aunque con una defensa endeble. El Sevilla tuvo fortuna en el 3-2 con un disparo de Escudero que tocó en Tapia para despistar a Rubén en el minuto 86. No mostró continuidad el equipo de Lopetegui, que tuvo un buen arranque, luego se diluyó tras un error de Vaclik y las pasó canutas para superar a un rival que hizo cosas muy buenas del centro del campo en adelante, pero otras terribles en su sistema defensivo.
Coudet fue atrevido y le jugó de tú a tú al Sevilla, con un Aspas a gran nivel. Una apuesta arriesgada, sin duda, que al final acabó pagando por su debilidad en las dos áreas. Al Celta le pasaron las cosas típicas que sufren los equipos en apuros: errores claros en ataque, mala fortuna en los tantos encajados y una nula madurez para aprovechar sus momentos en el partido. El Sevilla, siempre competitivo, supo sufrir para llevarse tres puntos importantes manejando mejor las claves de un partido algo loco, de mucha ida y vuelta. Vaclik paró en la segunda mitad y supo marcar en dos momentos decisivos. Poco antes del descanso con el 1-2 tras un gran remate de En-Nesyri y con el referido disparo de Escudero que tocó en Tapia cuando restaban cuatro minutos. En esos pequeños y grandes detalles se definen los partidos en encuentros tan igualados como los que depara LaLiga.
La puesta en escena del Celta de Eduardo Coudet fue pavorosa. Un equipo lleno de jugadores atacantes, sin ningún sostén, se plantó en el Sánchez Pizjuán sin saber muy bien qué hacer. El argentino, que no se pudo sentar en el banquillo, se debió quedar aterrado contemplando los primeros diez minutos de su equipo. Su Celta fue una chalupa en medio de la tempestad desatada por un Sevilla sin freno, que en esos diez minutos le creó cinco ocasiones clarísimas y le marcó un gol. El partido cambió de forma radical en una jugada aislada, cuando un error de Vaclik, titular por el positivo de Bono, habilitó el empate de Aspas, siempre bien colocado. El choque cambió de forma radical porque el Sevilla, incomprensiblemente, se vino abajo, perdiendo la confianza que le había hecho ser un huracán en el inicio.
El Celta, mucho más suelto, sacó rendimiento a su planteamiento atrevido en un contragolpe muy bien ejecutado por Aspas. El delantero aprovechó un balón al hueco para meterse en el área. Vaclik despejó el balón y Nolito marcó a placer. Coudet, en la grada, asistió a la transformación de un partido de idas y venidas, pocas precauciones defensivas y extraño por los groseros errores que se cometían en defensa.
El Sevilla, sin embargo, es un equipo con alma. Jugando mal sabe sufrir y en desde ese sufrimiento se impone por las bravas a rivales de tan escasa prestancia defensiva como este Celta. Navas puso un balón al área al filo del descanso y emergió En-Nesyri para hacer el 2-2 justo después de que Vaclik salvara ante Nolito. El partido era un caos, con poco control y demasiados errores en ambos equipos en su sistema defensivo.
Santi Mina se encontró en dos ocasiones con Vaclik en la segunda parte y el Sevilla, dinamizado por la entrada de Munir, Idrissi y Óscar, le dio la vuelta a un partido que tuvo en chino y en donde se acabó imponiendo por pegada ante la ingenuidad de un Celta donde Coudet tiene mucho trabajo por delante.
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