Nadal, ante una ocasión ideal
El balear aborda el Masters, el único gran trofeo que se le resiste, en condiciones físicas óptimas y en medio del escenario más abierto, sin dueño fijo en los cuatro últimos años. Debuta hoy contra Rublev
En la península de Greenwich, allí donde el viento sopla fuerte y el O2 se asoma a las heladoras aguas del Támesis, se respira estos días un aire de nostalgia. En un abrir y cerrar de ojos, la Copa de Maestros se da cuenta de que va haciéndose mayor y de que hoy, pese a todos los avatares y lo marciano de este annus horribilis, puede soplar ya las velas del medio siglo. El origen remonta hasta Tokio, cuando el bigotudo Stan Smith, icónico portador de las zapatillas que hoy visten orgullosos muchos jóvenes, se convirtió en el primer maestro de los maestros, sucedido luego por Ilie Nastase, Guillermo Vilas y seis cursos después, en el 76, por el gran Manolo Orantes. Ha llovido mucho desde entonces, y más en Londres, que bajará la persiana tras 12 años como sede y cederá el testigo a Turín, nuevo hogar del Masters.
“Creo que fue muy acertado traer el torneo aquí, porque es un escenario maravilloso. También es cierto que es bueno que el torneo se desplace, aunque no es justo que el último año sea así, sin público... De todos modos, tenemos mucha suerte de que podamos seguir compitiendo en nuestro deporte”, lamenta Rafael Nadal, deseoso de poder decirle adiós al futurista recinto londinense con el mejor sabor de boca y, por tanto, de completar así un palmarés extraordinario en el que figuras títulos de todos los colores y condición, pero en el que todavía no figura el prestigioso reconocimiento maestro.
Se le resiste al mallorquín, quien por uno u otro motivo (principalmente el de las lesiones) no ha podido lograr el laurel que aportaría todavía más distinción a su carrera, ahora que mira de tú a tú a Roger Federer, y que además le equipararía con Andre Agassi, el único hombre que lo ganó absolutamente todo. Nadal (34 años) se ha clasificado en quince ocasiones para las Finales, aunque solo pudo participar nueve veces y cuando tuvo el premio más cerca, en 2010 y 2013, cedió contra el suizo y Novak Djokovic, de forma respectiva.
La historia, pues, habla de una negación reiterada y manifiesta, ya que de las cuatro últimas ediciones no pudo desfilar por el O2 en dos, y en las otras dos no logró superar la liguilla inicial. También de que el serbio llega más que hambriento, puesto que si gana otra vez lograría su sexta corona e igualaría a Federer, y de alguna manera cerraría el curso quitándose el regustillo amargo que le dejó la tunda recibida en la final de Roland Garros, hace algo más de un mes. Hay, pues, factores para el desánimo, pero también para todo lo contrario.
Para empezar, Nadal aterriza por primera vez con la carrocería a punto, sin ningún rasguño físico relevante. Y eso es mucho decir. “¿Si es el año que mejor llego? No lo sé. Ni estoy de acuerdo, ni en desacuerdo. Son solo palabras y se tienen que traducir en hechos. La gente que opina muchas veces no sabe muy bien cuál es mi estado. Quizás el año pasado era el que mejor estaba en cuanto a nivel de juego... [antes de sufrir un percance abdominal en París-Bercy]. Por ahora, la preparación está siendo lo mejor posible”, corrobora el de Manacor.
The @RafaelNadal forehand in super-slomo is the most satisfying thing you'll see today 😍#NittoATPFinals pic.twitter.com/5fcJvaxvrP
— Tennis TV (@TennisTV) November 14, 2020
Para continuar, el caótico transcurso de la temporada dibuja un paisaje impredecible. El rodaje ha sido mínimo en la mayoría de los casos y, de este modo, el torneo se abre más que nunca. “Este año, es difícil valorar nada porque todo es nuevo para todos. Los jugadores estamos alojados al lado del O2. No podemos ni ir andando desde el hotel al estadio, aunque esté a solo 200 metros”, apunta sabiendo, también, que después de cuatro ediciones consecutivas con Djokovic ejerciendo con puño de hierro, de 2012 a 2015, el evento no tiene un dueño fijo y ha inscrito cuatro campeones nuevos, todos ellos noveles: Andy Murray, Grigor Dimitrov, Alexander Zverev y Stefanos Tsitsipas.
Y, como tercera baza, Nadal recuerda su evolución en el formato dura-indoor. “No le viene bien a mi juego y los números son los que son [un único título, en el Masters de Madrid de 2005]”, precisa. “Pero he ido haciéndolo mejor a lo largo de los años. El partido ante Rublev será clave en el devenir del torneo”, apostilla el balear, que tropezó en cuatro de sus debuts —con Zverev en 2019, David Goffin en 2018, Robin Soderling en 2009 y James Blake en 2006— y arranca este domingo contra el debutante ruso (no antes de las 21.00, Movistar Deportes y #Vamos), el tenista que más triunfos (40) y trofeos (5) ha logrado durante este ejercicio.
“Quizá es el que más en forma está”, advierte el número dos. “Thiem ya sabemos lo que es, y Tsitsipas defiende el título”, matiza sobre los componentes de su grupo. “Es un grupo complicado y será muy difícil, pero estamos en el Masters. ¿Qué podemos esperar? … Serán partidos difíciles y más en esta superficie. El año pasado comencé de una manera muy negativa. La rotura [abdominal] me hizo llegar muy justo de preparación y aunque gané los dos últimos partidos no fue suficiente. La experiencia te dice que el comienzo es muy importante. Vamos a intentar estar preparados y espero estar listo”, resuelve Nadal.
PROGRAMA DEL TORNEO MAESTRO
Grupo Londres 2020: Nadal, Thiem, Tsitsipas y Rublev.
Grupo Tokio 1970:
Formato. Avanzan a las semifinales los dos primeros de cada grupo, en partidos al mejor de tres sets, con desempate.
Domingo 15: Thiem-Tsitsipas (no antes de las 15.00) y Nadal-
Lunes 16: Djokovic-Schwartzman (15.00) y Medvedev-Zverev (no antes de las 21.00).
Semifinales y final. El sábado 21, a las 15.00 y 21.00, y el domingo 22, a las 21.00.
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