Pello Bilbao: “El parón ha acelerado el cambio generacional en el ciclismo”
El quinto clasificado en el Giro analiza la carrera italiana tras enlazarla con el Tour y el Mundial
Pello Bilbao (Gernika, 30 años), viaja el sábado en el autocar de su equipo, el Bahrain-McLaren, camino de Milán, para descansar antes de la última etapa. Atiende la llamada de EL PAÍS a través del teléfono, su único contacto con su casa después de siete semanas agotadoras. Ha enlazado el Tour, el Mundial y el Giro, y ya tiene ganas de regresar a la rutina, “de hacer cualquier cosa del día a día que hace una persona normal”. Lo hará después de una lúcida actuación en la carrera rosa.
Pregunta. ¿Cómo ha sido capaz de aguantar tantas semanas consecutivas de competición?
Respuesta. Ha sido una cuestión mental. Después del Tour me plantearon venir al Giro sin ninguna obligación o responsabilidad por mi parte. Tenía ganas también de conocer mis límites, y en la etapa de Sestriere creo que los he descubierto. Estuve al límite de estallar.
P. ¿No fue un poco arriesgado disputar dos carreras de tres semanas tan próximas en el tiempo?
R. Acabé el Tour, hice bien mi trabajo y terminé con buenas sensaciones, Había ido de menos a más y estaba fresco la tercera semana. Tenía por delante el reto del Mundial, que era algo que me apetecía mucho, porque era mi estreno y podía vivir una experiencia única. Allí vi que podía tener más recorrido, el equipo me quería en el Giro y no me presionaron. Me dijeron que hasta donde llegara, sin demasiados objetivos, que probara día a día. No sabía si podría tener oportunidad de luchar por la General, y ha sido que sí.
P. En la etapa del Stelvio se le vio en una condición magnífica.
R. Seguro que si la etapa de Sestriere llega a ser como aquella, hubiera estado mucho mejor, pero me he encontrado con que había que jugarse el Giro en un recorrido en el que se han planteado retos explosivos y ha sido imposible progresar. Arriesgué mucho al intentar seguir la rueda de Hindley y Tao [Geoghegan] pero me reventaron y no pude con ese ritmo y esos esfuerzos.
P. ¿Dice que si se llega a repetir el Stelvio lo habría hecho mejor?
R. Sí, porque esas etapas me van. Ese es mi estilo, el de controlar los esfuerzos, preparar la estrategia completa y no sólo mirar lo que está pasando en ese momento, sino tener una visión global. Cuántos kilómetros quedan, qué vatios tengo que emplear, dónde debo apretar y dónde no. En vez de tirar de corazón es más efectivo coger el paso y gestionar lo que queda por delante.
P. Por eso le salió una etapa casi redonda.
R. Tuve la suerte de tener al equipo arropándome, sobre todo Novak. Me hizo llegar hasta Nibali y luego a Fulgsang. En el descenso, los dos corrimos bien, sin pensar en los objetivos personales sino en llegar más adelante. En la última subida, cada uno fue a lo suyo. Yo calculé que me tenía que guardar una bala y me salió bien. Por el Stelvio pasé al límite, pero me recupero bien de esos esfuerzos. No fue como en Sestriere, donde siempre fuimos al límite y no pude llegar.
“Antes de la pandemia, una carrera ciclista ya era una burbuja. Te sientes muy aislado, pero no ahora, sino siempre”
P. Dice que por el Stelvio pasó al límite. ¿No es lo normal?, ¿cómo se puede afrontar una ascensión así cuando se mira hacia arriba y se ve ese coloso?
R. Una subida como esa tiene un gran componente psicológico, de saber a lo que te enfrentas y regularte lo mejor posible. Es más de una hora de esfuerzo y es verdad que el principio del puerto se hace muy duro y sabes que tienes que aguantar. Empieza mucha gente y no puedes descolgarte. La segunda parte es más llevadera, te pones tus objetivos, ya vas solo o casi. Con la altura consumes menos vatios, regulas el esfuerzo, se hace más llevadero. Esos últimos tramos los gestioné bien.
P. Dos buenas clasificaciones consecutivas, victorias de etapa… Está claro que el Giro le gusta.
R. Está claro, sí. Me gusta especialmente, es la que más disfruto entre las tres grandes. Si no, no la hubiera hecho este año después del Tour. Lo tomé como un reto personal.
P. Ha sido una temporada muy rara.
R. Rarísima, y no sé por qué, pero parece que el parón de tantos meses ha beneficiado a los corredores más jóvenes. No le encuentro una explicación racional, que seguro que la habrá, pero los jóvenes han conseguido en este tiempo acelerar el cambio generacional. Yo, la verdad, pasé el confinamiento bastante bien, estaba mentalizado. No gasté energías de más en preocuparme por si podíamos acabar la temporada en blanco. Volví luego con más hambre que nunca.
P. ¿Con 30 años cree que le van a desbordar las nuevas generaciones?
R. Yo empecé a los 20 como profesional, y son ya diez años, pero corría en el Euskaltel y no estaba al 100% centrado en el ciclismo, porque quería acabar los estudios [es licenciado en Educación Física], y el equipo me brindaba la oportunidad de hacerlo, así que mi maduración fue más tardía. Ahora, año a año veo que mejoro y que mi cuerpo responde. Siento que todavía no he tocado techo y cada temporada busco nuevos retos.
P. ¿Podría plantearse volver al Giro y ganar?
R. Ganar son palabras mayores. Al final, tiene que salir todo bien, que todo esté perfectamente alineado. No me atrevería a decir que tengo una grande en las piernas, pero cuando acabé sexto me obligué a replantearme mis ideas y pensar que sí que soy un ciclista de grandes vueltas.
P. ¿Si no llega a correr el Tour apoyando a Landa, qué habría pasado en el Giro?
R. Sería mucho especular. Al Giro llegué muy bien, en el mejor estado de forma, aunque con una gran fatiga encima. Me he mantenido fresco de cabeza porque hemos ido día a día, sin objetivos, y no ha salido mal.
P. ¿El Bahrain es el equipo que quería?
R. Estoy en el equipo más acorde con mis ideas de seguir progresando. Se busca la perfección, la excelencia, la mejora de los pequeños detalles. En el ciclismo, la diferencia está en eso.
“Siento que todavía no he tocado techo y cada temporada busco nuevos retos”
P. Parece usted una persona muy perfeccionista.
R. Me organizo bien. No soy el mejor en crono, en montaña o en llano, pero tengo regularidad y esa constancia me ha dado mis oportunidades. Cuido lo que como, el descanso, el material. Que todo esté perfecto.
P. ¿Cómo han vivido los ciclistas la burbuja del Tour o el Giro?
R. Antes de que se extendiera la pandemia de la covid-19, una carrera ciclista ya era una burbuja. Te sientes muy aislado, pero no ahora, sino siempre. Menos mal que ahora hay teléfonos móviles, porque no me quiero imaginar cuando no los había. Ha cambiado que tenemos menos contacto con la gente en salidas o metas, pero poco más.
P. ¿Y ahora?
R. Ha sido muy duro estar lejos de casa tanto tiempo, pero la última semana del Giro he disfrutado pensando en que enseguida podré estar con la familia, de ver a solas a mi novia. Cosas así. No hace falta preparar un viaje a Cancún, sólo hacer las pequeñas cosas cotidianas me vale.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.