Golpe de gracia al Plan ADO
La aportación económica de las empresas y de RTVE se reduce a mínimos históricos y las becas de los deportistas olímpicos dependen ya en su mayor parte del CSD
En 1987, para financiar la preparación de los deportistas para los Juegos del 92, España inventó el Plan ADO (Asociación de Deportes Olímpicos), un modelo de colaboración público-privado que despertó admiración. Entre el Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes (CSD) y Radio Televisión España (RTVE), y el Comité Olímpico Español (COE), dueño de la marca olímpica y de los aros, tan cotizados en el mercado publicitario mundial, se creó una asociación para recaudar aportaciones de empresas. Estas, a cambio de beneficios fiscales y publicitarios televisivos y el derecho a usar la palabra olímpico en sus anuncios, aportaron entonces unos 12.600 millones de pesetas (79 millones de euros). La cosecha de Barcelona fue espectacular: 22 medallas, 13 de ellas de oro. El modelo servía. Y siguió sirviendo ciclo olímpico tras ciclo olímpico. Y parecía eterno.
Hasta que en 2020, a la hora de firmar la adenda (quinto año añadido por el retraso de los Juegos) para Tokio 2020, el CSD ha mirado las tablas y ha llegado a la conclusión de que sin su aporte, sin el dinero que llega directamente de los Presupuestos del Estado y de la cuota que debe pagar LaLiga por el privilegio, protegido por la ley, de la venta colectiva de sus derechos televisivos, el Plan ADO no tendría capacidad para seguir pagando las becas, que ascienden a unos nueve millones de euros anuales y que en 2020 beneficiaron a 189 deportistas que han recibido aportaciones anuales de entre 5.000 y 60.000 euros.
Si el CSD no aportaba económicamente hasta 2017, los tres últimos años, del 18 al 20, su contribución en el pago de las becas ha sido, según datos oficiales, del 56%, 61% y 62%, respectivamente.
El modelo era indiscutible pero no eterno. Comenzó a ponerse en duda su capacidad después de Pekín 2008, cuando se cerraba el plan para Londres 2012, mermado finalmente por la crisis económica, y la cierta desidia de los gobiernos de Mariano Rajoy. De 57 millones de euros disponibles para los Juegos de Pekín se bajó a 31 para Londres. Se perdieron algunas empresas históricas y otras redujeron su aportación. Desde entonces no ha habido secretario de Estado de Deportes que no haya hablado sobre la conveniencia de reinventar el Plan ADO, un modelo que se agotaba, pero la conveniencia se hizo necesidad evidente hace unos meses, cuando se preparaba la adenda 2020, y surgieron chispas y fricciones entre sus tres patas, CSD, COE y RTVE.
Los cuatro socios principales —RTVE, Telefónica, La Caixa y Loterías—, que aportan anualmente 862.500 euros cada uno, y las siete empresas patrocinadoras —Coca Cola, Leche Pascual, Damm, Allianz, Nutrexpa, Correos y Viajes Barceló—, que suman 275.000 euros al año cada una, salvo Coca Cola, 421.750, se han comprometido a alargar un año más un compromiso que terminaba el 31 de diciembre próximo (pese a reducir su aportación en el global del ciclo). Con una salvedad: uno de los socios fundadores, RTVE, ente público que depende de los Presupuestos Generales y que debe presentar buenas cuentas todos los años, no puede asegurar su participación económica porque aún no tiene presupuesto.
El nuevo director general del Plan ADO, José Antonio Fernández Herrero, nombrado por Irene Lozano, secretaria de Estado para el Deporte, para revitalizar la captación de ingresos, se reunió varias veces con Rosa María Mateo, administradora única de la corporación de RTVE, un ente con unas pérdidas de 50 millones, quien le aseguró que aumentaría su compromiso con ADO para este ciclo y futuros subiendo su contribución en especie, más programas Objetivo Tokio y más espacios publicitarios. Aunque en la televisión pública la publicidad está prohibida desde 2010, las campañas televisivas de las empresas que apoyan el Plan ADO no son consideradas publicidad, por lo que pueden emitirse sin restricciones en las cadenas de RTVE (La Primera, La 2, Teledeporte y 24 Horas), a diferencia de otros productos o compañías.
El CSD acepta los imponderables televisivos pero se encuentra con un agujero de 862.500 euros en su plan de becas para 2021, y piensa que una forma de solucionarlo consiste en ahorrarse los poco más de 500.000 euros con que el Estado contribuye anualmente al presupuesto del Comité Olímpico Español, un ente privado clave para el funcionamiento del ADO, pues le cede el apellido olímpico.
El dinero del COI
Fuentes cercanas a su presidente, Alejandro Blanco, confirman que el CSD le ha enviado una carta en la que le propone renunciar a la contribución dineraria si RTVE finalmente no puede aportar la suya. La respuesta de Blanco, explican, ha sido ponerse en contacto directamente con el ministro de Cultura, y superior de Irene Lozano, José Manuel Rodríguez Uribes, para recordarle que sería trágico que RTVE, socio fundador, no contribuyera, y pedirle una implicación mayor del Gobierno en el plan mediante nuevas medidas de apoyo fiscal a las empresas que participen, y recordándole que ADO es una cuestión de Estado, y que no es tanto la filosofía del plan lo que está ahora en crisis, sino la forma de gestionarlo, su poca adecuación a los nuevos tiempos. La contribución de RTVE bajó de los 28 millones de euros para el ADO 2012 a los poco más de cuatro de 2020.
El retraso de los Juegos de Tokio ha supuesto para el COE, además, la falta de ingresos que cada cita le proporciona su casa matriz, el Comité Olímpico Internacional (COI). “Pero quiero que los deportistas estén tranquilos”, dice Blanco, “tendrán becas. No tendrán ningún problema”.
El CSD, que deberá cargar con la factura si no hay nuevos ingresos, nunca ha puesto en duda que las becas olímpicas continuarán, y tampoco el director de ADO, Fernández Herrero, quien afirma: “No queremos que los deportistas olímpicos pierdan un solo minuto de su tiempo pensando que sus becas se van a ver afectadas. No hay ningún peligro. Tenemos muy buenas ideas”.
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