Carreño: “Quizá no intimide, pero ahora me respetan”
Tras alcanzar las semifinales de Nueva York hace un mes, el español (Gijón, 29 años) encara a Djokovic en los cuartos de París como una amenaza ya consolidada. Conversa con EL PAÍS sobre su evolución
A mediodía, Pablo Carreño (Gijón, 29 años) descuelga el teléfono desde su hotel, junto a la Torre Eiffel, después de pasar dos días medio enfermo. “Voy bien, voy bien, un poco mejor ya… Esta noche he podido descansar”, dice el asturiano, un tenista que viaja hacia la madurez y ha aprendido a sacar los colmillos en la pista. Semifinalista en el US Open, atiende a EL PAÍS antes del duelo de este miércoles en los cuartos de París (hacia las 20.00, Eurosport) contra Novak Djokovic.
Pregunta. Ha dado un salto cualitativo. ¿De dónde viene el secreto?
Respuesta. Está claro que he subido el nivel, que estoy jugando con mucha confianza y siendo agresivo. Quizá ya tenía el nivel, pero no era capaz de mostrarlo como lo he hecho últimamente. Durante los últimos meses hemos trabajado a fondo en Villena [Alicante, donde se entrena] para intentar sacar todo el potencial. No sé si estoy llegando a mi máximo nivel o todavía puedo progresar más, pero ahora siento mucha más confianza.
P. ¿Cómo llega el clic?
R. Hacía quince años que no tenía tres meses seguidos para poder prepararme, y hemos conseguido mejorar el físico. Samu [López, su técnico] me ha ido insistiendo mucho en ese sentido. Ha sido todo un poco: los entrenamientos, el tener la oportunidad de poder volver a jugar después de un año que pensábamos que ya se había terminado… He conseguido enseñar mi potencial y encima los resultados están acompañando.
Ya tenía el nivel, pero no conseguía mostrarlo. Ser más ‘echao palante’ suma
P. Está empezando a dejar de sorprender que alcance rondas finales. ¿Piensa lo mismo?
R. Supongo que eso es bueno, pero hay que saber que no es nada fácil. A estas alturas del torneo solo llegan ocho… En España, teniendo a Rafa parece que todo es más sencillo, porque él siempre está ahí, pero hay que valorarlo lo suficiente. El aficionado debe seguir disfrutando de él, pero también tiene que valorar el trabajo de gente como Ferrer, Almagro, Verdasco, Feliciano o Bautista; son jugadores excepcionales que no llegan al nivel de Nadal, pero que tienen mucho mérito. El otro día os lo dijo el propio Rafa: ‘no os acostumbréis’. En este torneo aún hay dos españoles y muchos otros países no tienen a ningún jugador ya. Ojalá yo pueda seguir repitiendo en los próximos años.
P. ¿Siente que ahora intimida?
R. No creo que intimide, pero sí que me respetan. Saben que soy un jugador peligroso, que tengo el nivel para plantarle cara a cualquiera y que tendrán que jugar muy bien para poder ganarme, porque no voy a ponerles las cosas fáciles.
P. Al llegar a París dijo que no se siente inferior a nadie aquí, excepto a Nadal. ¿Lo cree de verdad así o es un autoestímulo?
R. Lo dije porque verdaderamente no me siento inferior, lo cual no quiere decir que vaya a ganar todos los partidos. Tanto en los entrenamientos como en la pista me he sentido muy bien, y unido eso a las condiciones que están dándose, con el frío y las nuevas pelotas, hace que me sienta capaz de vencer en todos los partidos. Pero obviamente, si no estoy al cien por cien y no lo doy todo, eso es imposible.
P. ¿Cree que le falta reconocimiento?
R. Eso tienen que decirlo los demás. Yo sigo haciendo mi camino y el estar en las rondas finales de un grande es porque el nivel está ahí. No es una casualidad. Que la gente y los rivales opinen lo que quieran. Yo quiero seguir demostrando que soy un gran jugador y que tengo buenas armas para competir.
P. Tal vez la faltaba mala leche… ¿Puede ser?
R. Sí que es verdad que siempre he sido un chico tímido, no muy agresivo, bastante calmado, y todo eso quizá jugaba en mi contra. Ahora estoy aprendiendo a animarme cuando toca y a sacar ese carácter que sí que lo tengo, pero que a veces me cuesta sacarlo en algunos momentos necesarios. Estamos mejorando en todo esto.
P. En el tenis, ¿ayuda el tener un ego fuerte?
R. No me considero una persona prepotente, o chula, pero a veces el tener ese carácter o ser un poco más echao palante es importante. Al final, estás solo en la pista y viene bien, pero sin pasarse. El no tener miedo y creer que puedes ganarle a cualquiera también suma.
P. Por cierto, ¿qué le ha hecho a Kyrgios? No hace más que acordarse de usted.
R. No creo que le haya hecho nada, porque si te fijas no se pelea solo conmigo, sino que lo hace con todo el mundo… Creo que yo no le hecho nada, pero no quiero entrar en polémicas. Habrá que preguntárselo a él.
P. ¿Y cómo está llevando eso de la burbuja?
R. No es fácil, porque en la de Nueva York teníamos algún entretenimiento que te mantenía un poco más despistado, pero aquí vamos del hotel al club y del club al hotel, y no tenemos nada que hacer. Yo estoy viendo fútbol y al Sporting, que está dándome algunas alegrías, y juego un poco al parchís o estudio a los rivales; de hecho, estamos estudiándolos más que nunca porque no tenemos otra cosa que hacer…
P. ¿Es el momento para dar el golpe ante Djokovic?
R. Creo que él salió de allí reforzado, porque cometió un error grave [el pelotazo fortuito a una juez de línea, por el que fue descalificado] y lo sabe. Le ha perjudicado, pero ya se le ha olvidado y en Roma ya demostró que está al cien por cien. Aquí ha ganado los partidos con bastante solvencia. ¿Si es un momento bueno para ganarle? Eso seguro. Cualquier momento es bueno para ganarle al número uno. Ojalá me recupere el cien por cien, y a partir de ahí intentar hacer el juego que estoy haciendo hasta ahora. No puedo dejar que me avasalle.
P. ¿Tiene algún punto débil?
R. Tiene pocos, y los que tiene no son muy claros, pero seguramente habrá algo ahí. Durante el set que estuvimos jugando en Nueva York conseguí sacarle un poco de quicio y ponerle contra las cuerdas [6-5], así que voy a intentarlo otra vez. Quiero plantearle un partido duro.
P. Toni Nadal escribió en este periódico que usted no los tiene.
R. Quizá no tenga un punto débil claro como pueda tenerlo otro jugador, pero de momento no llego al nivel de Djokovic. Cuando doy mi máximo no es fácil encontrarme fisuras.
P. Dice el serbio que prescindiría de los jueces de línea. ¿Qué le parece?
R. La tecnología va evolucionando y si se pueden mejorar las cosas, soy partidario de hacerlo. En Cincinnati jugamos con el Hawke Eye, sin jueces de línea, y creo que sol un error en todo el torneo; me tocó a mí, porque cantó una bola antes de que botara… Si queremos que no haya errores, hay que replantearse las cosas; no sé si prescindir de ellos, pero sí evolucionar.
En Nueva York saqué de quicio a Djokovic. Quiero que sea un partido duro
P. ¿Por qué no logra el balcánico la unanimidad de Nadal y Federer? ¿Qué tal se lleva con él?
R. Tampoco tenemos una relación muy cercana, pero cuando nos vemos por el vestuario hablamos; además, ahora vive en Marbella y está aprendiendo español. Creo que es un buen tío y no he tenido nunca un problema con él. Supongo que como el número uno que es, y con la cantidad de trofeos que ha ganado, le gustaría ser tan reconocido como Rafa o Roger [Federer], pero parece que no lo está consiguiendo y eso quizá le duele. Ha hecho historia y sigue haciéndola, peleando contra ellos, y eso está ahí.
P. Parece que la dinámica está cambiando, y que por fin llegan los jóvenes. Definitivamente, ¿ha llegado la hora de la transición?
R. No sé si ha llegado, pero llegará. Ellos no son inmortales y, de hecho, a Roger ya está costándole mucho más jugar varios torneos seguidos. Siguen siendo superiores, pero jugadores como Thiem o Medvedev ya les han puesto en aprietos y, por qué no, los que estamos un escalón por debajo también podemos meterles mano. He leído que en los últimos torneos los jóvenes han batido muchos récords de edad que hace mucho que no se batían, en los octavos y los cuartos.
P. Para terminar, hablaba antes del parchís. ¿Suele jugar con Nadal?
R. Hemos jugado porque nos conocemos desde hace muchos años, pero desde hace tiempo no lo hemos hecho. Aquí no hemos podido hacerlo porque tenemos que estar aislados y cada uno va con su equipo.
P. Pero, cuando han podido, ¿quién ganaba?
R. Rafa es un experto del parchís…
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