Coutinho está en su sitio
El brasileño, que este verano no quería volver al Camp Nou, actúa de mediapunta y no en la banda como en su primera etapa, y comienza a mostrar su mejor versión
En el vestuario tienen claro que Koeman no se anda por las ramas sino que su discurso es “directo y sin dobleces”. Lo mismo ocurre en las ruedas de prensa, donde los tópicos ya no proliferan sino que la naturalidad se impone. Por eso, cuando se le cuestionó sobre Coutinho, sorprendió su réplica: “Mi función es sacar el máximo rendimiento de cada jugador y eso empieza por poner a cada uno en su sitio”. Jauja para el carioca, que al fin se expresa donde sabe y donde le prometieron, de enganche, tal y como demostró ante el Sevilla. “Estoy con muchas ganas de trabajar y de hacerlo bien, de hacer cosas importantes en el club. Eso es lo importante, las ganas que tengo”, deslizó Coutinho tras el partido, donde marcó el tanto del empate.
La historia empezó en los últimos días de julio de 2017, cuando Robert Fernández, junto a Raúl Sanllehí, entonces secretario técnico y director del área de fútbol del Barcelona, se reunieron con el jugador en la casa londinense del agente Kia Joorabchian. “Queremos que seas el relevo de Iniesta”, le soltaron al tiempo que Coutinho, tímido, sonreía. Pero resultó ser el cuento de la lechera porque Valverde, que había perdido a Neymar, lo vio de forma distinta.
Resulta que con el 4-3-3 los extremos no volvían y el equipo se partía en dos, por lo que apostó por compactar las líneas y utilizar un 4-4-2 con Coutinho de resorte por la banda. Y, limitado en el quiebro y con demasiados metros para correr en vez de asistir, Coutinho se perdió. “También porque necesita cariño, porque no es un líder”, cuentan en el club azulgrana; “no es el típico que se echará el equipo a la espalda. Necesita un ecosistema a su favor”.
Cosa que no encontró en su primer año, sobre todo porque el Camp Nou perdió pronto la paciencia con el fichaje más caro de la historia de la entidad (120 millones fijos más 40 en variables). “Le pesó un poco todo”, admiten en la dirección deportiva azulgrana. Al punto de que fue despedido con pitos y no con aplausos. “Fue feo”, lamentó Messi en público. Pero Cou ha vuelto y, aunque ya no hay público en el estadio por la covid, el elogio de la calle se edifica alrededor del brasileño.
Sin embargo, este verano Coutinho decidió que no quería volver al Barça porque se sentía incómodo y prefería destilar su fútbol en Inglaterra, donde se vio su mejor versión a las órdenes de Klopp en el Liverpool. Aceptó la secretaría técnica, confiada en sacar unos 80 millones de la Premier. Pero llegó Koeman y tras hablar con él, decidió situarle de mediapunta y tenerlo en su equipo. En el once, además, pues cuenta los encuentros por titularidades. Y respondió en los dos primeros duelos con dos asistencias a Ansu. Ante el Sevilla, el festejo fue suyo. “Quería ayudar a ganar, pero ha sido un partido complicado. Ellos tenían mucha gente en medio y resultaba difícil tocar. Hay que corregir estas cosas en el vestuario”, convino Coutinho.
Correr hacia atrás
Está claro que este Coutinho es otro. “Ha aprendido muchísimo en el Bayern de Múnich en el tema de trabajo”, resolvió Koeman la semana pasada. Y no le falta razón, porque en una bola que perdió, orgulloso, se levantó del suelo y presionó a Suso hasta que cerró la línea de pase y el Barça recuperó el esférico. Ímpetu, en cualquier caso, que por poco no le sale caro porque en el área trastabilló la carrera de Rakitic, que prefirió perseguir el balón que la picaresca, pero que bien pudo haber sido penalti si caía a la lona.
Siempre se expresó, en cualquier caso, mejor en el área rival. Incluso en el Barcelona, en la temporada 2018-19, firmó 11 tantos, solo por detrás de Dembélé (14), Suárez (23) y Messi (51). Contra el Sevilla, le alcanzó con perseguir la jugada y un mal despeje para darle con el interior de primeras y enviar el esférico a la red. También para alargar el gafe del Sevilla en el Camp Nou, donde no celebra un triunfo desde 2002. Todos sus compañeros a excepción de Neto fueron a abrazarle y el brasileño respondió con una celebración especial (se puso el balón bajo la camiseta porque espera su tercer hijo) y después, posiblemente, con la misma sonrisa que exhibió cuando le dijeron que sería el reemplazo de Iniesta. A falta de un cuarto de hora, cansado, fue reemplazado por Pjanic.
En el medio y no por la banda, en lo que Koeman y el jugador consideran su sitio, puede empezar el camino.
“¿Dembélé? Pueden salir o entrar jugadores”
El Barça perdió comba en el tercer encuentro, el primero de los teóricos complicados. Aunque en el banquillo torcía el gesto, Koeman no se mostró demasiado preocupado ni enrabietado por las tablas frente al Sevilla. Así se lo hizo saber tras el choque a Julen Lopetegui, con quien departió varios minutos sobre el césped. “Hemos hablado sobre el partido entre dos grandes equipos, que ha estado muy luchado. Podíamos ganar... pero el resultado es justo”, dijo el holandés. Lopetegui respondió: “Nos han empatado demasiado pronto en un desajuste nuestro. Pero hemos jugado y apretado bien, aunque nos ha faltado acierto”. Koeman le dio la razón y vio pegas a su equipo: “Han presionado bien. Pero con el balón no hemos estado muy acertados. Demasiadas pérdidas”.
Entrenador de palabras claras, Koeman insistió: “Hemos estado menos enérgicos que en los dos partidos anteriores, pero ellos también son muy fuertes físicamente y ante estos rivales hay que estar muy finos. Y no lo hemos estado”. Señaló, incluso, a De Jong: “Sabe que ha perdido demasiados balones, que no ha estado muy fino, y normalmente no suele pasarle. En los partidos anteriores estuvo muy bien”.
El técnico azulgrana también encontró motivos para la poca lucidez general: “Faltaba chispa, aunque hemos mejorado con los cambios”. Sustituciones en las que no entró, de nuevo, Dembélé. “¿Seguro que no lo venderán?”, le cuestionaron sobre un mercado de fichajes que se cierra hoy. “¿Qué es seguro en el mundo?”, expuso; “hay cosas que pueden pasar. Queda un día más para que puedan salir o entrar jugadores. Ya veremos. En el partido, he optado por otros porque no necesitábamos más profundidad sino control en el centro del campo”. Sobre Araujo, que disputó los 90 minutos como reemplazo de Lenglet, fue más generoso: “Ha estado muy bien”. El central recogió el testigo. “Estoy muy contento por la oportunidad. Trabajo para poder estar en el primer equipo y hay que seguir entrenándose duro”, convino Araujo, que estrena convocatoria con Uruguay.
Al Barça le irá bien el parón de selecciones. “Ha sido el tercer partido en una semana y hemos notado el cansancio”, zanjó el técnico azulgrana.
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