Valladolid y Real, un reparto equilibrado
La valentía inicial de los locales choca con un golpe de fortuna para los guipuzcoanos
Cada cual con sus armas, el Valladolid y la Real Sociedad se repartieron los puntos de Zorrilla en un partido equilibrado, que resuelve pocas dudas sobre lo que puede deparar cada uno de los dos equipos de aquí a que LaLiga alcance la velocidad de crucero. En el primer atisbo de lo que puede ser, ambos expusieron detalles prometedores, pero también mostraron fisuras que intentarán cerrar con el paso de los partidos.
Fue el equipo de casa el más valiente en los primeros minutos, o el más resolutivo, que lo mismo da. La Real se adornó en requiebros sin demasiada sustancia, mientras que los futbolistas de Sergio descubrieron que, como vienen dictando los matemáticos desde hace siglos, la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, así que para cuando la Real se acercó por primera vez a la portería de Masip, el Valladolid ya había apuntado varias ocasiones en su libreta, en un centro envenenado que sacó Remiro, en otra acción del guardameta en la que Orellana, hecho un diablo, se había plantado ante el navarro, y en la jugada del rechace, cuando el balón suelto lo bombeó Sergi Guardiola y Llorente tuvo que sacarlo desde la línea.
Apenas elaboraba sus jugadas el equipo de casa, pero mientras mantuvo la chispa superó a los laterales de la Real Sociedad. En el minuto 39, fue Sergi Guardiola quien burló a Aihen, llegó a la línea de fondo y centró atrás para que Michel marcara el primer gol del partido.
Con el marcador a favor, el Valladolid siguió en las mismas, mientras la Real no encontraba demasiadas vías para acceder al área local. Se quedaba en pegar pases horizontales. La velocidad con la que comenzó el partido se fue apagando con el paso de los minutos. Portu andaba aislado en la banda derecha, mientras Isak, en tierra de nadie, suspiraba por un balón que llevarse a las botas.
El partido, no obstante, estaba equilibrado, con dos equipos parejos aunque muy diferentes, y tras el descanso siguió igual, aunque la Real se encontró con la fortuna del empate en una falta sacada por el aragonés Roberto López desde muy lejos. Masip entró al engaño de Mikel Merino, se despistó, y la pelota se le escurrió entre las manos. Fue inesperado pero justo. Les tocaba a los dos equipos volver a empezar.
Luego, cada cual quiso resolver a su manera, o pareció que querían resolver. La Real puso en el campo a Oyarzabal y Januzaj; el Valladolid a su fichaje estrella, Weissman, un israelí goleador en la liga austríaca. Habrá que catarlo, como a los melones, para saber si está dulce o sabe como un pepino. En Pucela creen que será lo primero.
Sobre el papel, el panorama de los últimos minutos se antojaba interesante, pero ninguna de las incorporaciones aportó demasiado; en los minutos postreros, el miedo a perder se impuso al interés por ganar. Cuidaron ambos equipos su renta, se quedaron como estaban y seguirán trabajando, que todavía queda mucha liga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.