Beatriz Neila, una española a toda pastilla
La piloto de Arganda del Rey, de 18 años, se convierte en la primera campeona europea de motociclismo
Valentino Rossi la recuerda con la rodilla hinchada como una pelota. “Era muy rápida y estaba un poco loca”, sonríe el mito al hacer memoria. Habla de Beatriz Neila (Arganda del Rey, Madrid, 18 años), quien el día 6 se convirtió en el circuito de Imola en la primera campeona de Europa de velocidad. La piloto, ganadora con su Yamaha R3 de cuatro de las cuatro citas disputadas hasta la fecha de la primera edición de la Women’s European Cup, ha vuelto a demostrar que las chicas también saben volar en circuitos de asfalto.
Neila siempre jugó más con la moto que sus padres habían regalado a su hermano que con la muñeca rosa que le había tocado a ella. Así que ellos, dueños de dos peluquerías en Madrid bautizadas Tarifa Plana, empezaron a poner pocas pegas. La apuntaron a una escuela de minimotos y desde que, con ocho años, corrió su primera carrera, la han apoyado en todos sus proyectos: por ejemplo, el Mundial de Superbikes, en el que no pudo seguir este año al quedarse sin patrocinadores, o el campus de jóvenes talentos organizado por Yamaha y en el que conoció a Rossi: corrió en su pista de tierra privada, en Tavullia (Italia), y también en el circuito de Misano. “Compartir pista con él y con otros pilotos mundialistas fue lo más bonito que he vivido en mi carrera”, recuerda la joven.
Uno de sus grandes logros lo consiguió también en Italia, donde se ha disputado íntegramente la Women’s European Cup, a la que aún le queda una carrera: el 18 de octubre en Vallelunga. Es la primera competición internacional de velocidad para mujeres organizada hasta la fecha y reconocida por la Federación Internacional de Motociclismo (FIM). Impulsada por el Campeonato Italiano de Velocidad (CIV) —"en los últimos dos años, el deporte femenino ha crecido mucho en Italia, especialmente el fútbol; nosotros teníamos que hacer también una apuesta", señala Simone Folgori, director del CIV—, ha reunido en su primera edición a 15 pilotos de naciones como Italia, España, Israel, Australia y Rusia. “Es solo el principio, y creo que tiene mucho futuro. Se debe apostar por el deporte base y por las mujeres que empiezan en el mundo de la velocidad”, señala Neila, que al día siguiente de ganar el título comenzaba a estudiar derecho y abogacía internacional en la universidad.
Las pilotos, con equipos de apenas dos mecánicos y un técnico de telemetría, compiten con motos de SS300, máquinas de entre 300cc y 400cc, de unos 160 kilos y que alcanzan los 220 km/h de velocidad punta. Motos como las de la categoría pequeña del Mundial de Superbikes, que en 2018 ganó en su modalidad absoluta la española Ana Carrasco, la primera mujer que venció en un Mundial de la FIM en competencia con hombres. Aquello fue una hazaña, pero también una necesidad, pues no había hasta ahora ninguna competición solo para mujeres. “No hemos tenido la oportunidad por los altos costes que conlleva respecto al motocross, el trial o el enduro, que sí tienen categorías femeninas”, asume Neila.
Por eso se ha empezado por carreras de SS300: los costes son los mínimos. “Es una moto fácil. Y buscábamos nuevas pilotos”, señala Folgori, que tuvo que organizar grandes premios sin público por la covid y, con escasos recursos, negar todo atisbo de gloria a las pilotos. Y las carreras solo han podido verse por el canal de Facebook del CIV. Ni una televisión ha retransmitido el triunfo arrollador de Neila. Eso sí, la victoria ha conmovido a su equipo, dirigido por el expiloto Luis D’Antín, que le dará la oportunidad de volver a competir en el Mundial de SBK, también en SS300. Pero solo durante una carrera como invitada. Es un premio. El manillar de su Yamaha en el Europeo costaba 20.000 euros. El del Mundial cuesta 90.000. Si los patrocinadores no apuestan por ella no se puede permitir el lujo de competir toda una temporada. Por muy buena que sea.
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