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Nuevo hito en la escalada

El alemán Álex Megos logra, tras el checo Adam Ondra, la segunda vía 9 c, la máxima dificultad jamás superada

Álex Megos, escalando la vía ‘Bibliographie’. INSTAGRAM
Álex Megos, escalando la vía ‘Bibliographie’. INSTAGRAM

Nadie discute que el checo Adam Ondra (27 años) es el mejor escalador de roca (en su modalidad deportiva) desde que se estrenó este siglo, el hombre que ha elevado el máximo grado de dificultad del 9 b hasta el 9 c, algo así como si un velocista hubiese batido el récord del mundo y estuviese cerca de bajar de los nueve segundos en los 100 metros lisos. Sin embargo, Ondra vuela con el aliento en la nuca del alemán Álex Megos, como él nacido en 1993 y, desde el pasado miércoles en la cima de la dificultad tras convertirse en el segundo escalador capaz de alcanzar el 9 c en la tabla de dificultad.

Si Ondra asombró al mundo en 2017 al encadenar en Flatanger (Noruega) el primer 9 c de la historia, poco después Megos se impuso resolver el enigma de una vía equipada en 2009 por Ethan Pringle en las paredes francesas de Çéüse y que todos miraban como un imposible. “Sé que hay muchas especulaciones sobre el grado de esta ruta. Creo que la graduación es muy subjetiva. Mi sugerencia personal respecto al grado es que se trata de un 9 c. Considerando el hecho de que la vía Perfecto Mundo (9 b+) me llevó 16 días de esfuerzo en 2018, Bibliographie, con alrededor de 60 días de intentos repartidos en tres años y un entrenamiento más específico, me ha parecido mucho más difícil. Por supuesto, como primer ascensionista no tengo la referencia adecuada desde el principio, he tenido dudas sobre si era posible o no para mí, si me faltaba algo o si simplemente no estaba en la mejor forma. Siempre es más difícil graduar una ruta sin otra opinión. Tengo mucha curiosidad acerca de cómo será el futuro de la ruta y estoy agradecido por las opiniones de otras personas”, declaró Megos en sus redes sociales adelantándose a cualquier atisbo de polémica. En escalada, los grados de dificultad se establecen por consenso, una vez que varios escaladores ensayan y encadenan la vía en cuestión. No es infrecuente que una vía vea su dificultad rebajada o ampliada con el paso de los años.

Lo cierto es que nadie parece dudar de la dificultad propuesta, pero ahora mismo solo Adam Ondra podría confirmar o disentir al respecto. “Me sorprendería mucho que con el paso del tiempo alguien contradijese mi propuesta de 9 c. Todo puede ocurrir, pero no creo que esto pase en este caso”, señaló Ondra a EL PAÍS el pasado invierno sobre su ejercicio. La calidad y la honestidad de ambos escaladores no arroja dudas acerca de su juego limpio. De hecho, un escalador tan reputado como el alavés Iker Pou desea que sea Adam Ondra quien pruebe su vía Artaburu para que le conceda un grado de dificultad que ronda el 9 b (si no es más) porque sabe que la experiencia del checo en esos grados de dificultad es una referencia ineludible.

Duelo en los Juegos

Si Megos evoluciona un tanto a la sombra de Ondra, este último vivió con enorme desilusión uno de los momentos más alucinantes de la historia de la escalada. Ondra llevaba tiempo tratando de ser el primero en encadenar una vía de 9 a vista (escalar la ruta sin conocerla, ni haberla escalado total o parcialmente con anterioridad, una apuesta mucho más exigente que cuando se conocen los movimientos de la ruta), pero fue Megos quien dio la campanada en 2013 al hacerse con la vía Estado crítico, ubicada en Siurana (Cataluña). En este mismo escenario, Ondra había precisado tres intentos para apuntársela en 2007. Desde entonces, es legendaria la velocidad con la que el alemán logra sus retos: encadenó dos vías míticas de 9 a+ como La Rambla y Biographie en un par de asaltos, como si no fuesen dos itinerarios clave en la evolución de la dificultad en la escalada.

A diferencia de la escalada que discurre en grandes paredes o en terreno de aventura, la deportiva es sumamente segura, lo que permite a sus practicantes poder dar el máximo, buscar la dificultad y sus límites sin (apenas) miedo a caer y dañarse. Si en la roca no existe una competición que enfrenta a unos con otros, la escalada de dificultad que sí impone jueces y dorsales y que se desarrolla no en la roca sino en estructuras artificiales, vivirá un momento histórico en los aplazados Juegos de Tokio 2021. Allí se han citado Ondra y Megos.

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