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Pirlo sustituye a Sarri, despedido por la Juventus 12 horas después de caer en Champions

El equipo italiano, eliminado por el Lyon, prescinde del técnico tras una sola temporada en el banquillo

Ladislao J. Moñino
Sarri, en un partido de Copa.
Sarri, en un partido de Copa.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)

El chándal de Maurizio Sarri que tanto chirriaba en una institución tan austera y formalista ya no lucirá en el banquillo de la Juventus. Tampoco esos discursos plenos de una sinceridad abrupta, por campechana, retumbarán en los oídos de una dirigencia más proclive al silencio que al ruido y las estridencias en las salas de prensa. Andrea Pirlo, excentrocampista y leyenda del fútbol italiano que hace diez días había sido presentado como técnico del equipo sub-23, le sustituirá en la que será su primera experiencia como entrenador.

Solo doce horas después de caer eliminado ante el Olympique de Lyon, la entidad bianconera hizo oficial un cese ya cantado en las portadas de varios diarios italianos tras confirmarse el batacazo. “Maurizio ha escrito una página de fútbol extraordinaria en el fútbol italiano ganando el Scudetto tras haber empezado en las categorías inferiores. En la Champions, sin embargo, el rendimiento fue decepcionante: ahora es un objetivo, no un sueño, y salir en los octavos de esta manera debe hacernos reflexionar. Tenemos un equipo importante y al mejor jugador del mundo con nosotros. Nos tomaremos un par de días para tomar una decisión”, anunciaba Andrea Agnelli, presidente de la Juventus al término de la debacle ante el Lyon. En las palabras del dirigente juventino se adivinaba la destitución, pero no ese cese fulminante apenas adornado con un escueto comunicado de agradecimiento por haber conseguido el noveno título liguero seguido para la entidad.

En el torneo doméstico, Sarri pudo mantener la monótona hegemonía iniciada bajo la dirección de Antonio Conte y perpetuada por Massimiliano Allegri, pero la eliminación en octavos de final ante un equipo que llevaba varios meses sin competir por la suspensión del campeonato francés ha sido imposible de digerir para una sociedad obsesionada con la conquista de un título que se le resiste desde 1996. La inversión de hace dos veranos en Cristiano Ronaldo (100 millones de euros), la de De Ligt (60) para este curso, sumada a los regresos de Higuaín y Buffon, solo tenían como objetivo el abordaje de la Champions. Tanto que un símbolo como Alessandro del Piero no dudó en contradecir las palabras de Bonucci nada más consumarse la eliminación europea. “Lo importante era el Scudetto y lo hemos logrado”, aseguró el central. “El principal objetivo, a la vista de las inversiones realizadas, era la Champions League. No sé qué está diciendo, la verdad”, contestó de inmediato Del Piero en Sky Italia.

Si el crédito de la exitosa etapa de Allegri comenzó a consumirse con dos finales perdidas ante el Barcelona (2015) y el Real Madrid (2017), para Sarri el traspié de caer en la primera ronda de las eliminatorias de Champions ha supuesto su salida inmediata. La consecución del Scudetto tras el confinamiento, más cimentada en la ventaja adquirida antes de la pandemia que en el juego ofrecido, y la derrota en final de Copa ante el Nápoles ya habían puesto cerco a la continuidad del técnico napolitano.

Desde el principio, las dudas sobrevolaron el encaje de Sarri en un club tan tradicional como la Juventus. Su contratación fue una apuesta a contrahistoria. El fabril estilo de la Juve por el que es conocida la entidad daba paso a un entrenador alejado de los cánones clásicos del calcio. Su fútbol elaborado desde atrás y su querencia por la pelota fueron una apuesta arriesgada por contracultural y por la propia confección de la plantilla. El fútbol que pregona Sarri demanda centrocampistas de buen pie y a ese perfil respondía solo Milan Pjanic, que la próxima temporada jugará para el Barcelona. La apuesta por Ramsey quedó reducida por las lesiones y sus bajos estados de forma a una treintena de partidos marcados por actuaciones discretas. La propuesta de Sarri encajaba poco o nada con el molde de Khedira, Matuidi o Bentancur. El intento de que centrales acostumbrados al juego directo como Bonucci o Chiellini cuajaran la idea de construir desde atrás ofreció muchas dudas desde los primeros partidos de la temporada. Tampoco el millonario fichaje de De Ligt, acostumbrado a esos riesgos por haberse criado en el Ajax, pero muy cuestionado defensivamente, contribuyó a instaurar la revolución que pretendía Sarri.

El técnico también tuvo que lidiar con la negativa de Cristiano Ronaldo a jugar de nueve puro en un equipo que pretendía cambiar los espacios para correr por un ataque más estático que le obligaba a jugar mucho de espaldas y con pocos metros libres a su alrededor. Con todo, en ataque la Juve ha girado en torno a la pegada del portugués y a la inventiva de Dybala, con un estilo mixto que debilitó el sistema defensivo y no resultó tan demoledor ofensivamente como se esperaba. El equipo se proclamó campeón de liga con 43 tantos encajados, algo que no sucedía en el riguroso fútbol italiano desde 1962. La Juve de Sarri ni enamoró en ataque ni fue sólida en defensa. Y la eliminación ante el Lyon ha sido la coartada perfecta para que Andrea Agnelli aplastara una revolución de la que se desencantó muy pronto.

Del sueño de Zidane a la inexperiencia del ‘arquitecto’

Apenas cinco horas después de haber finiquitado a Maurizio Sarri, Andrea Agnelli anunció la decisión de entregarle el equipo a Andrea Pirlo, de 41 años, ante la imposibilidad de contratar a Zidane, el sueño del dirigente. Criado en la cantera del Inter como mediapunta, explotó en el Milan (2002-2011) como un fino mediocentro. Apodado El Arquitecto, fue campeón del mundo con Italia en 2006. Con el Milan conquistó dos ligas y dos Champions antes de fichar por la Juventus. En Turín estuvo cuatro temporadas y logró cuatro títulos ligueros. Se despidió con la final de la Champions perdida contra el Barça en 2015. Su paso dejó un poso que le valió para que Agnelli le contratara recientemente para dirigir al filial. Sin experiencia, la apuesta por Pirlo también apunta a un intento por un juego ofensivo y más atractivo que sirva para conquistar la Champions.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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