Xavi: “El secreto fue que a todos nos gustaba mucho el fútbol”
El actual entrenador del Al-Saad repasa el Mundial de 2010, donde alcanzó su esplendor como futbolista, siendo el faro de la selección desde el centro del campo
Xavi Hernández (Terrassa, 40 años) fue elegido el mejor jugador de la Eurocopa 2008. Aquel trofeo resultó capital para su consagración después de un tiempo en que se le consideró el sustituto natural de Guardiola. A pesar de que también ejerció de medio centro, marcó estilo desde una demarcación más propia del 8. Luis Aragonés y Frank Rijkaard encontraron el sitio ideal desde el que pudiera marcar el estilo y el tiempo de España y del Barça. La personalidad de Xavi alcanzó su esplendor en el Mundial de Sudáfrica 2010. Hoy, entrenador del Al-Saad Sports Club, aspira a seguir también en un futuro a corto plazo los pasos de Guardiola en el banquillo del Camp Nou.
Pregunta. ¿Qué imagen le viene a la cabeza del Mundial de 2010?
Respuesta. Tengo grabado el día de la final y, en especial, el momento en que nos vemos con la Copa en las manos. ¡La tenemos, somos campeones del mundo! Aquello que parecía imposible, un sueño que escapaba a nuestras posibilidades, se había cumplido. Las manos que levantaban el trofeo eran brasileñas, alemanas, italianas, francesas y, mientras, el objetivo español iba creciendo: primero se trataba de jugar el Mundial, después de superar la barrera de cuartos y, al final, ganarlo porque sabes que a partir de entonces tú y tu equipo seréis respetados de por vida.
P. ¿Y cómo vivió el día de la final?
R. Jamás había pasado tantos nervios en un partido; no pude ni echarme la siesta porque no dormía y no paraba de visualizar el encuentro y el trofeo. Me repetía: “No podemos perder una final del Mundial”. No podía haber otro desenlace que el triunfo. Yo estaba convencido desde el inicio de que era nuestro Mundial. La presión era máxima, la mayor de mi vida deportiva. El día se me hizo eterno, el partido no empezaba nunca. Todo el mundo estaba más o menos igual en el equipo. Me parece que el míster Del Bosque confesó haber dicho que le temblaban las piernas. La tensión duró lo que no está escrito. Recuerdo que en la prórroga dije: “Haced el favor de meter un gol; no podemos jugárnosla en los penaltis”.
Jamás he estado tan nervioso como antes de la final; no pude echar la siestaXAVI HERNÁNDEZ
P. ¿Hubo más sufrimiento que diversión durante el torneo?
R. Sufrimos mucho cada partido, fue un sufrimiento constante, y por eso tiene más valor el modo cómo ganamos. Nos costó mucho lograr el título y nos costará todavía más volver a ganarlo. Yo diría que el único partido en que disfrutamos un poco fue curiosamente en las semifinales contra Alemania y el resultado fue de 1-0, de manera que aún sin sufrir el partido estuvo siempre abierto.
P. Usted botó el córner que cabeceó Puyol y supuso precisamente el gol. Una jugada fuera de guion si tenemos en cuenta el juego de la selección y la capacidad física y organizativa de los alemanes. Un gol más alemán que español.
R. Luis Aragonés siempre nos decía: “No me jueguen directo contra los alemanes, los ingleses o los nórdicos, porque son más fuertes, más físicos, y llevan toda la vida jugando a este fútbol”. No era nuestro estilo, pero en el descanso, camino del vestuario, Puyi me vino a buscar para reñirme porque tirábamos todos los saques de esquina en corto para abrir su defensa y precisar mejor el centro o la entrada. Me dijo: “Si me pones el balón en el punto de penalti será gol”. La jugada ya la habíamos hecho en el partido de Liga en el Bernabéu y salió bien. Así que le respondí: “Vale, no me des más la bulla, yo te la pongo ahí”. Y se la puse y Puyol metió el gol.
Sufrimos mucho en cada partido, solo disfrutamos contra AlemaniaXAVI HERNÁNDEZ
P. ¿No se sorprendieron los alemanes?
R. Al final del partido se me acercó el seleccionador, Joachim Löw, y me felicitó: “Enhorabuena, sois los mejores del mundo”. Alemania fue el único rival que nos quiso quitar la pelota, que nos propuso jugar, no renunció a su condición de aspirante o favorito, y por eso el partido fue uno de los más disputados, abiertos y bonitos. Nos gustó a todos.
P. Incluso Holanda no pareció Holanda.
R. Al igual que los demás también claudicó y renunció a su cultura futbolística para enfrentarse a España. Quiso reducirnos y negarnos en lugar de afirmarse. Cambiaron su forma de jugar contra nosotros. No sé si se veían inferiores en la posesión, técnicamente, en el juego de asociación, pero nos plantearon una guerra: hubo faltas, tarjetas, interrupciones, todo un arsenal para sacarnos del partido. Además, hacía frío, la hierba estaba muy seca y la pelota es la peor que he conocido en mi vida: el Jabulani. Todo fue muy complicado con un final feliz.
Tuvimos un ambiente fantástico pese a las críticas del exteriorXAVI HERNÁNDEZ
P. Al propio Johan Cruyff le gustaba más el juego de España que el de Holanda.
R. Hay dos maneras de jugar al fútbol, se puede hacer con un juego físico, directo o con el toque y la asociación; ambos son válidos y se puede ganar por las dos vías. Es un debate que durará toda la vida. Pero a mí me gusta pasar, filtrar la bola, elaborar, estar más en contacto con la pelota. Me resulta más divertido y la gente se lo pasa mayoritariamente mejor. Prefiero divertirme y divertir. Cuestión de gustos.
P. Una opción que se supone más propia de los jugadores de medio campo. Al fin y al cabo, España fue siempre un país de excelentes centrocampistas, y de ahí que el triunfo de Sudáfrica fuese también el éxito de muchos volantes e interiores, como los mismos técnicos que ha dirigido últimamente la selección: Del Bosque, Clemente, Luis.
R. A España ya le tocaba ganar el título por historia, porque este país vive para el fútbol y había tenido mala suerte en su relación con la Copa del Mundo. Nos robaron en 2002 con el arbitraje de Al Ghandour en el partido de cuartos contra Corea del Sur y en 1994 se perdió un partido que muy bien se pudo ganar contra Italia si tenemos en cuenta la jugada de Julio Salinas o el codazo de Tassotti a Luis Enrique. Ha habido selecciones que merecieron ganar antes el Mundial. Ya sé que puede sonar a un tópico pero el fútbol hizo justicia con la selección en Sudáfrica; nos la debía. Los detalles, los momentos, la suerte… hay varios factores que influyen.
P. ¿Y el papel de favoritos?
R. Nos sentíamos seguros, porque habíamos ganado la Eurocopa de 2008, superamos a Italia en los penaltis, cosa que da mucha moral y confianza, y los rivales ya nos respetaban mucho. La mayoría, por no decir todos, nos dejaban el campo para nosotros, se replegaban, nos esperaban y se nos hacía muy difícil entrar en cancha contraria porque no había espacios. A excepción de Chile y después Alemania, nadie nos jugaba de tú a tú. Todos conocían mucho nuestro fútbol, sabían cómo contrarrestarnos y costaba generar ocasiones. Al final, merecimos ganar. No jugamos de forma excelente, pero sí bien, incluso contra Suiza.
Sabes que, a partir de la victoria final, serás respetado de por vidaXAVI HERNÁNDEZ
P. ¿Qué pasó en el estreno contra Suiza?
R. Al día siguiente vi el partido. Lo daban repetido por la tele cuando estaba almorzando y me quedé a verlo otra vez. A la salida me encontré con el míster y le dije: “La derrota ha sido un accidente”. Del Bosque me respondió que pensaba lo mismo. Había que insistir en nuestra idea, ni siquiera nos chutaron a portería y perdimos 1-0. Nos vino bien que Fernando Hierro —director deportivo de la federación— propiciara una reunión con el seleccionador y los capitanes. Nos convencimos y conjuramos entre todos: había que tocar pocas cosas para afrontar el próximo encuentro, no nos volvimos locos, solo nos había faltado puntería. Hierro y Del Bosque eran muy cabales.
P. Ya no volvieron a perder aunque sus victorias fueron mínimas en partidos ajustados.
R. Nos costó soltarnos. La fase de grupos fue muy complicada, no nos liberábamos, nos costaba expresar que éramos mejores, y después sabíamos que no podíamos perder contra Portugal ni Paraguay. Hubiera sido un fracaso que alguna de las dos nos eliminara, dicho sea con todo el respeto, porque, por ejemplo, el Paraguay de Tata Martino era una roca. La clave fue que en todos los partidos defendimos hasta el límite nuestra idea de juego, de equipo sólido, agresivo, fuerte en la combinación y también de grupo unido, familiar.
P. ¿El buen ambiente ayudó tanto como se ha dicho después de que se llegara a cuestionar la presencia de Sara Carbonero como periodista —esposa de Iker Casillas— y se supiera también de la relación con Piqué y Shakira?
R. La convivencia siempre fue muy sana a pesar del ruido exterior y de debates futbolísticos complicados como el que se preguntaba si no sobraba Busquets. También nos atizó Maradona, que vino a decir: “No vi al equipo favorito que me presentaron; si las porterías estuvieran de costado, España habría ganado 10-1 a Suiza”. Las críticas hicieron que nos saliera la rabia y el reto fue en aumento porque el deseo lo llevábamos desde nuestra llegada a Sudáfrica. Nos rebelamos contra la adversidad en la cancha y nos hicimos fuertes fuera del campo, donde el ambiente era fantástico. El ambiente en la selección siempre ha sido muy bueno y aquel grupo era guapo y sano, había muy buen rollo, también por la gente de Potchefstroom. A todos nos gustaba mucho jugar a fútbol y éramos competitivos, ganadores. Nos sentimos, además, comprometidos y cómplices.
A España ya le tocaba ganar porque este país vive para el fútbolXAVI HERNÁNDEZ
P. La mayoría de internacionales tuvo su momento de gloria.
R. Todos sumaban, también los que no jugaban. Recuerdo a Marchena decir en voz alta en cada entrenamiento: “¡Vamos, chicos! tenemos una oportunidad de oro. Esa copa es nuestra, nos está esperando para cogerla”. Todos éramos partícipes y solidarios. Había muy poco ego, nadie se sentía estrella, sino que había que hacer equipo. Éramos una generación tremenda, por válida, buena, versátil y competitiva. A todos nos encantaba el fútbol, nadie se escondía, todos pedíamos la pelota, a ninguno le quemaba y, por tanto, todos tuvimos nuestro momento: las apariciones de Navas; el convencimiento de que Iniesta estaba como nunca en el partido de Chile; la irrupción de Llorente contra Portugal; la explosión de Pedro, soberbio ante Alemania; Cesc y su toque en la final hacia Iniesta; los ratos de Fernando Torres; también jugó al principio Silva. Todos.
P. Los cinco goles de Villa fueron decisivos.
Con Villa me pasaba lo mismo que con Eto’o. En las finales de Champions de 2006 y 2009 con el Barça siempre salía el gol del camerunés. Jugábamos, tocábamos, nos gustábamos pero el gol lo metía Eto’o. Y con Villa pasaba lo mismo. Y, además, él lo sabía, le encantaba esperar el momento, sentir que llegaba. Nos venía muy bien porque caía a la banda, iba al espacio, tiraba hacia dentro y hacía goles. Los buenos son aquellos que de tres ocasiones meten dos, como Villa y Eto’o. Igual que Luis Suárez. Los que no son tan buenos marcan una de tres. Messi mete tres de tres.
P. Decisivo fue también su amigo Casillas.
R. La parada a Robben en la final, el penalti que le detiene a Cardozo contra Paraguay. Y teníamos feeling, congeniábamos. Pero no éramos solo nosotros dos. No había un líder único; más que líderes había liderazgos: Puyol, Ramos, Xabi Alonso, Busquets, futbolistas de referencia en clubes muy importantes y ganadores. Todos sumábamos y el seleccionador conciliaba. La gestión de los tres centrocampistas, de Xabi Alonso, Busquets y yo, y sobre todo la de ellos dos, no era sencilla, y encontramos el equilibrio y la unión. El grupo era rico futbolísticamente por su variedad y talento, estaba muy metido en todo, también en el repliegue y la presión. Tuvimos un buen control de la situación dentro y fuera de la cancha porque no era fácil jugar con marcadores cortos. Había que estar concentrado, sentirse seguro, no cometer errores, tener confianza, personalidad y también suerte, sobre todo en los detalles; ser prácticos y pacientes si no podíamos ser tan profundos. Importaba ser muy competitivos y fuertes psicológicamente. Era nuestro Mundial, lo tenía claro. ¿Sabes? El secreto fue que a todos nos gustaba mucho el fútbol. Y lo vivíamos plenamente.
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