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Benzema: “Yo veo el fútbol así”

El francés despeja otro choque muy enmarañado de los blancos mediante un pase con ecos de aquel célebre de Guti a él en Riazor. “Me salen cosas”, dice

Casemiro agradece a Benzema la asistencia para su gol al Espanyol.
Casemiro agradece a Benzema la asistencia para su gol al Espanyol.Alberto Estévez (EFE)
David Álvarez

Hay dos minutos del final del primer tiempo en los que caben toda la bruma que cegó al Real Madrid en Cornellà y la insólita luz de Benzema que los aclaró. Hasta el 43, lo más amenazador que había producido el equipo de Zinedine Zidane había sido un barullo. La pelota rondaba por el área del Espanyol, Benzema está a punto de alcanzarla, Diego López se enreda con las piernas del francés, que cae, un defensa despeja el susto con un pelotazo contra la cara de Casemiro, el balón le llega de rebote a Hazard, que casi a puerta vacía se saca un remate despejado a córner por el portero blanquiazul. Todo era un poco follón en el ataque del Madrid, empantanado por una zona central sobrepoblada. En algún desmarque Hazard se terminaba tropezando con defensas como quien sale de una tienda a la Gran Vía.

ESPEspanyol
Espanyol
0
Diego López, Cabrera, Dídac (Adrià Pedrosa, min. 45), Bernardo, Víctor Gómez , Marc Roca, David López (Pol Lozano, min. 83), Wu Lei (Óscar Melendo, min. 57), Darder (Melamed, min. 69), Embarba (Jonathan Calleri, min. 68) y De Tomás
RMA Real Madrid
1
Real Madrid
Courtois, Marcelo, Varane, Dani Carvajal, Sergio Ramos, Kroos, Federico Valverde, Casemiro, Hazard (Vinicius Junior, min. 63), Benzema y Isco Alarcón (Rodrygo, min. 63)
Goles 0-1 min. 45: Casemiro.
Árbitro Antonio Miguel Mateu Lahoz
Tarjetas amarillas Adrià Pedrosa (min. 67) y Vinicius Junior (min. 86)

Y justo después del caos y la niebla, la luz. Aquel córner del barullo fue a morir a pies de Marcelo, que en ese tramo jugado sin brújula evitó cualquier tentación de lanzarse a explorar y se quitó la pelota de encima con una diagonal al área. El hilo de la jugada seguía tan enmarañado como antes. Ramos la alcanzó con la cabeza y se la dejó a Benzema, acorralado por Bernardo contra la línea de fondo. Una vía muerta. Y ahí, el fogonazo que despejó el paisaje. El francés tiró un caño de tacón hacia una zona libre donde Casemiro empujó el gol. Un lance con ecos de aquel taconazo de Guti en Riazor en 2010: cuando encaraba al portero a la carrera, dejó la pelota atrás, a la llegada precisamente de Benzema. Tanto el francés aquel día, como Casemiro este domingo, se encontraron de repente en un páramo en el que acababa de levantarse la niebla, un suceso anticipado por la rara clarividencia de Guti entonces, de Benzema este domingo.

“Me salen cosas. Yo veo el fútbol así”, explicó con naturalidad el francés. No había visto a Casemiro llegar, sino que lo presintió: “Sabía que iba a venir detrás de mí. Una jugada buena, pero lo más importante es el gol”, dijo. Fue una liberación. “¡Gol, carajo!”, gritó el brasileño, que tenía fe en que le llegara esa pelota. “Sabiendo cómo juega, con la calidad que juega, estamos acostumbrados. Él me ha escuchado, yo se la pedí al espacio. El gol es de Karim. El taconazo es una asistencia increíble”.

El siempre cauto Emilio Butragueño también se rindió a la genialidad: “Es verdaderamente espectacular. Da una idea del talento del jugador. Es una jugada que podemos calificar de sorprendente. Era difícil de prever que podía resolver de esa manera”. A quien no sorprendió fue a Zidane: “Al contrario, es un jugador que inventa cosas en el campo. El control, el taconazo...”.

Todo eso, niebla y deslumbramiento, en apenas dos minutos de una noche en la que el Madrid entreveía la ocasión de despegarse dos puntos del Barcelona en la cabeza, pero en la que no terminaba de encontrar el camino. Con Vinicius en la grada después de sus exhibiciones contra la Real y el Mallorca, solo Benzema es capaz de dar con la senda buena. El traje de sherpa que ha lucido a menudo en la era post Cristiano no se lo quita ni un día en este tramo poscoronavirus. Hay tardes incluso en que se olvida de rematar, entregado a abrir trochas en la maleza. Como esa en la que recibieron al Eibar en el Alfredo di Stéfano. Fue el primer partido de esta liga en el que el francés no tiró a puerta, pero dirigió las operaciones de los tres goles de su equipo que condujeron a la primera victoria de la reanudación.

Contra el Espanyol desbrozó el camino para el quinto triunfo, el único equipo con pleno en lo que Ramos bautizó como “la liga del coronavirus”: 15 puntos de 15, y ya dos por encima del Barcelona, que patinó el sábado en Balaídos.

El desplome azulgrana en Vigo había abierto la opción del despegue, y Zidane la subrayó con el mismo once que dispuso cuando recibió al Paris Saint-Germain en el Bernabéu en la Champions. El técnico apenas insiste en las alineaciones, pero suele señalar las noches de gala colocando a Isco de inicio sobre la hierba. Lo hizo aquella noche de noviembre en la que se lesionó Hazard, y también cuando visitaron el Camp Nou, y cuando recibieron al Atlético, y también cuando el que se presentó en Chamartín fue el Barcelona.

Isco marca la etiqueta de las grandes noches, pero ayer no sirvió para lubricar el ataque del Madrid, apiñado en el centro, ni siquiera aclarado por Vinicius y Rodrygo. Solo la luz del fútbol a menudo incomprendido de Benzema.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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