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DE TÚ A TÚ
Columna
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La dependencia del fútbol masculino

Los efectos financieros de la crisis del coronavirus asustan y afectan más al deporte femenino

Vero Boquete
Ainhoa Tirapu, capitana y portera del Athletic Club, en una imagen del club.
Ainhoa Tirapu, capitana y portera del Athletic Club, en una imagen del club.

El año 2020 iba a ser el curso en el que el fútbol femenino pasaría del despegue y progreso a las ganancias económicas. El año en el que más y mejores medios de comunicación se unirían, y también cuando se conseguirían las firmas de buenos contratos televisivos. Además, se sumarían las inversiones de los patrocinios. Dinero, sostenibilidad e incluso rentabilidad. Por fin. Pero llegó este virus y lo cambió todo. Que sus efectos financieros asustan y afectan más al deporte femenino es una realidad. Y en el caso del fútbol, dependerá de cómo de vivos salgan los clubes con su sección masculina, porque todos sabemos que en los presupuestos de la próxima temporada empezarán los recortes por el femenino.

Y por eso, el que se retomen las ligas y que la industria del fútbol frene la caída es fundamental para todas nosotras. Eso, y mantener a los patrocinadores; supongo que será un buen momento para ver quién está por compromiso real y quién no. Al menos FIFA, UEFA y federaciones ya han anunciado públicamente que no recortarán la inversión en femenino. Eso puede dar una estabilidad vital, un poco de oxígeno, un poco de margen.

El objetivo es sobrevivir, pero también recuperar el momentum, ese que vivimos con el último y exitoso Mundial de Francia, y para ello el fútbol femenino tendrá que ser flexible y creativo. ¿Pero, acaso esas cualidades no nos vienen ya de serie?

Adaptabilidad y resiliencia, eso es también lo que necesitará el deporte femenino. Dos capacidades muy conectadas entre sí y fundamentales en el deporte. Deberemos adaptarnos a la nueva situación, a los problemas actuales, a la incertidumbre, a los condicionantes. Pero si lo hacemos bien seremos resilientes y el deporte femenino saldrá mejorado, reforzado. Nos habremos superado, una vez más.

Para algunos deportistas este es un año perdido y no a todos les afecta de la misma manera. Los que tienen Tokio en mente siguen teniendo un objetivo, un propósito y una motivación. Algunos de los que vuelven ahora a la competición tienen cosas en juego y para otros este desgaste emocional les da el último empujón para decidirse por la retirada. A Aduriz lo ha dejado el fútbol antes de que lo pudiese dejar él, y Ainhoa Tirapu ya tenía la opción en mente desde hace meses, pero a los dos este virus les ha robado la oportunidad de irse a lo grande, como merecen, en el campo. Dos referentes, dos leones del Athletic a los que se les ha silenciado el rugido. Vendrán más despedidas, algunas reflexionadas y otras precipitadas, y es que estos meses de distanciamiento social se han hecho eternos. A todos nos ha dado tiempo de pensar en el futuro, el inmediato, el cercano y el lejano. Han sido semanas de introversión, y de encontrar tu camino. Y tu manera de sobrevivir a esta pandemia que nos ha robado el propósito diario.

Y hablando de propósitos, parece que aquí en Estados Unidos también empezamos a ver la luz al final del túnel. La próxima semana volverán los entrenamientos en grupos (hasta ahora solo estaban permitidos de forma individual o por parejas) y se baraja la posibilidad de una competición en formato Mundial. Un mes, una ciudad y todos los equipos concentrados. Y lo importante, lo que puede mantener a flote esta liga y los contratos anuales de todas sus jugadoras: la venta de los derechos televisivos.

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