Ronaldinho: “Esto es un duro golpe; nunca imaginé vivir algo así”
El brasileño se sincera mientras cumple arresto domiciliario en un hotel después de pasar un mes en una cárcel en Paraguay
“¡No tengo ni idea!”. Ronaldinho Gaucho nunca supo explicar el motivo por el que estaba recluido en una cárcel de Paraguay cuando se le preguntaba desde Barcelona. Y fueron unos cuantos los amigos que contactaron con el que fue el ídolo del Camp Nou. Hoy todavía continúa sin tener respuesta después de dejar la prisión Agrupación Especializada de la Policía de Asunción en la que estuvo 31 días y cumplir arresto domiciliario en el lujoso hotel Palmaroga de la capital de Paraguay, tras ser detenido junto a su hermano por falsificación de pasaportes.
“Nunca imaginé vivir algo así, una situación como esta”, declaró en una entrevista concedida a ABC Color de Paraguay. “Ha sido un duro golpe”, uno de los más fuertes de su vida, añadió el exjugador brasileño cuya sonrisa sigue siendo contagiosa, incluso para un jugador serio que heredó su corona como es Messi.
“Yo llegué a Paraguay para el lanzamiento de un casino on line y de un libro [Craque da Vida]”, argumentó. “Todo lo que hacemos es en virtud de los contratos que gestiona mi hermano”, añadió en referencia a Roberto, la persona que tiene la clave del caso en Asunción. “Nos quedamos absolutamente sorprendidos cuando supimos que los documentos que teníamos no eran legales”, insistió. “A partir de este preciso momento nuestra intención fue siempre la de colaborar con la justicia para aclarar los hechos”, matizó Ronaldinho, que pagó 1.600.000 dólares de fianza para poder salir de la celda y hospedarse desde el pasado día 7 en una habitación de un hotel, a 380 dólares la noche, en Asunción.
El exjugador, que fue campeón de Europa y del mundo, Balón de Oro en 2005, está a la espera de poder regresar a Brasil. “Siempre tengo mi fe, hago mis oraciones para que las cosas salgan bien y ojalá dentro de poco todo esto se acabe”, explicó. “Toda mi vida procuré llegar al más alto nivel profesional y llevar alegría a la gente con mi fútbol”, recordó después de disputar algún partidillo en la cárcel. “Me recibieron y trataron con amabilidad”, especificó. “Jugar al fútbol, firmar autógrafos, hacerme fotos. Todo esto es parte de mi vida. No tenía ningún motivo para dejar de hacerlo y mucho más con personas que viven un momento complicado igual que yo”, acabó Ronaldinho.
La sospechosa, fugada
El exfutbolista, que celebró su 40º aniversario en la cárcel, fue detenido junto con su hermano por pretender entrar en Paraguay con unos pasaportes falsos que podrían habrían sido facilitados por la empresaria fugada Dalia López, quien recibió en el aeropuerto a Ronaldinho y Roberto. López ha sido señalada por la fiscalía como la supuesta líder de una red dedicada a “facilitar la elaboración y utilización de documentos de identidad y pasaportes de contenido falso”.
La causa, cuya duración se desconoce —puede llegar hasta los seis meses— es competencia del magistrado Gustavo Armilla. El caso también salpica a funcionarios del Departamento de Identificaciones, que expide pasaportes y documentos, a la Dirección de Migraciones y a la autoridad del aeropuerto internacional de Asunción.
“Lo primero que me gustaría hacer una vez liberado es darle un beso grande a mi madre”, —recluida en Brasil por la covid-19—, aseguró Ronaldinho en la charla con un grupo de periodistas de Paraguay, la primera que concede desde su salida de la prisión. “Nuestra intención desde el primer momento ha sido colaborar con la justicia par aclarar lo sucedido”, insistió el exdelantero azulgrana, que llegó a ser nombrado embajador del FC Barcelona y miembro del equipo Legends que reúne a los veteranos más ilustres del Camp Nou. “Hemos explicado y facilitado todo lo que la justicia nos solicitó”, reiteró Ronaldinho, especialmente agradecido por el trato que recibió en la cárcel en la que ingresó el pasado 6 de marzo.
Los dos hermanos permanecen bajo custodia policial en el hotel y tienen prohibido salir de Paraguay. Ronaldinho aseguró que pasa por un mal momento después de vivir jornadas “mágicas” cuando ganó la Copa del Mundo 2002 con Brasil y la Champions 2006 con el Barça.
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