El brillante desafío del Camp Nou
Con la cesión de los ‘title rights’ del Camp Nou, la directiva ha sido consecuente con la condición de ‘més que un club’ de la que siempre presume el FC Barcelona
A un club único como el Barça se le exigen respuestas singulares, y una digna de elogio ha sido la de ayudar a combatir el coronavirus mediante los ingresos procedentes del title rights durante la temporada 2020-2021. La directiva que preside Bartomeu, hasta ahora atapada por la dificultad de encontrar un financiador del Espai Barça y por tanto de gestionar también el futuro Camp Nou, ha sido consecuente con la condición de més que un club de la que siempre presume el FC Barcelona. El giro es momentáneamente mayúsculo y la marca Barça sale socialmente fortalecida en un momento de debilidad por el Covid-19.
El barcelonismo se siente tan orgulloso del Camp Nou que corrige inmediatamente a quienes le llaman Nou Camp. A la gent blaugrana le duele que se tenga que bautizar su estadio por necesidades comerciales y pierda la virginidad de los espacios comunes, sin nombre ni apellidos, históricamente tan elogiados en el Barça. Los socios y aficionados más veteranos hablan con entusiasmo de Les Corts, el Miniestadi y el Picadero, y coinciden con los jóvenes sobre el simbolismo que tienen todavía como punto de encuentro el Palau Blaugrana y el Camp Nou.
Así que una vez asumida la necesidad de bautizar el estadio nada mejor que destinar el dinero generado por su comercialización para combatir la covid-19. Incluso puede ser la mejor bandera de resistencia en un momento en que ni siquiera se sabe cuándo se abrirá el Camp Nou. Hay que tener mucho cuidado con el simbolismo en una entidad como el Barcelona. La asamblea ya impidió en 2018 que se tocaran las letras del escudo y se celebró de forma especial en 2006 la alianza con Unicef, patrocinador emblemático de la camiseta hasta la llegada de Qatar.
Alinear un activo como el del estadio contra la pandemia parece una fórmula ingeniosa y, al mismo tiempo, supone también un riesgo porque la apuesta exige ahora encontrar un patrocinador, y no uno cualquiera, sino uno que esté a la altura del reto inédito lanzado por el Barça. Un mal remedio, o la marcha atrás, supondría entonces un fracaso a la altura del éxito que supone el anuncio hecho por el vicepresidente Cardoner. Una causa solidaria se presenta de momento como una solución temporal a un problema financiero de hace tiempo como es el de los title rights, siempre que lo ratifique, claro está, la asamblea de socios del Barça.
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