Partirse la cara o jugar con casco
Un jugador de hockey denuncia la insuficiencia del seguro por lesiones al tiempo que defiende competir sin protección
Roger Bars defiende los colores del Igualada Rigat en la máxima categoría española del hockey patines, la OK Liga. Tiene 21 años y compagina el deporte con los estudios de Psicología. “El hockey da para lo que da”, confiesa. Es difícil salir de mileurista jugando al hockey, a menos que uno recale en el Barça o adquiera la condición de jugador franquicia en el Liceo o en el Reus. “Yo llevo toda la vida en esto y me encanta”, se consuela Bars. Hace cuatro meses un pelotazo le destrozó la cara. Se sometió a una intervención quirúrgica y le colocaron dos placas de titanio en la mandíbula y cuatro clavos en las encías.
Su caso ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el uso del casco en el hockey patines. Los jugadores recelan del protector porque temen perder agilidad: “Prefiero seguir jugando sin casco, y la mayoría de jugadores de la OK Liga opina igual”, dice Roger Bars. Mientras, las federaciones pretenden implantar el casco a partir de la temporada 2021-2022. Será obligatorio en las categorías inferiores y trabajan para sumar complicidades entre los jugadores de élite. “Pese a haberme pasado la lesión en la cara, yo no podría jugar con casco”, expone el deportista, únicamente favorable a la medida si se implanta en las categorías de alevines y benjamines.
A Roger Bars una bola a demasiada altura le fracturó varios huesos de la cara. Dos informes médicos avalan que necesita una ortodoncia para que su dentadura vuelva a quedar alineada, tal y como estaba antes del trompazo. El tratamiento que requiere está presupuestado en 5.000 euros. “Me han hecho una oferta y me lo dejan por 4.600”, dice el jugador, que mantiene un pulso con la Federación Catalana, que solo le abona un pago de 245 euros.
“Me alcanza para un diente y medio”, señala, irónico. La fase más dura de su lesión ha quedado atrás, pero ahora se duele de las secuelas económicas. “Ni mi familia ni yo nos podemos hacer cargo de pagarlo”, se queja. “Entiendo que es la Federación [bien la catalana, bien la española] quien debe asumir el pago del tratamiento”, indica Bars, y advierte de que su caso es un aviso para todos los jugadores profesionales, pero también para los niños y niñas que juegan a hockey patines en España.
La Federación Española de Patinaje señala que la competencia en este caso recae en la Federación Catalana. El hockey patines tiene una fuerte implantación en Cataluña, donde hay 11.000 licencias, más de la mitad de las que se cuentan en toda España. Fuentes de la Federación Catalana sostienen que al tramitar la ficha cada jugador senior abona 52,90 euros, algo menos de la mitad en las categorías inferiores, a un seguro contratado a Mutuacat. Por eso, Mutuacat y la Federación Catalana señalan en una nota que “pese a que la normativa legal en materia de seguro deportivo esté obsoleta, el caso no es responsabilidad de la aseguradora ni de la Federación”. También detallan que la aseguradora ha asumido un gasto total de 4.257,75 euros por la asistencia precisada por el jugador del Igualada.
En la próxima asamblea de clubes se dará la posibilidad de contratar pólizas de mayor cobertura y, por lo tanto, más caras. Una opción que aplaude Bars. “Al menos, que se pueda escoger qué tipo de cobertura tiene un jugador”, manifiesta. La Catalana duda de la aceptación que vaya a tener la propuesta, porque incrementaría el gasto de cada ficha.
Roger Bars ha regresado a las pistas y ya come con normalidad. Ha podido recuperar alguno de los diez kilos que perdió por tener que alimentarse a base de purés y sopas durante semanas. Además, ha aparcado la máscara que le recomendaron para evitar nuevos golpes. Su caso, sin embargo, está a la orden del día.
“Con el casco ganas en protección, pero pierdes visión periférica y capacidad de reacción”, argumenta Bars. Josep Ribas, presidente del comité de hockey patines de la Federación Española de Patinaje, asegura que se implantará en breve en las categorías inferiores. Pero matiza: “si se juega con la cara y la cabeza protegidas, mejor, pero pensar que el casco evitará todos los accidentes es estar equivocado”.
