La Fiscalía antimafia italiana investiga el amaño de varios partidos de la Serie A por la trama Oikos
La policía española sostiene, a partir de las escuchas, que el exfutbolista Carlos Aranda arregló, entre otros, el Cagliari-Frosinone del pasado abril
La Operación Oikos de la Policía Nacional contra el amaño de partidos de fútbol ha extendido definitivamente sus pesquisas fuera de España. El Ministerio del Interior ha informado este viernes de que la Polizia di Stato italiana y la fiscalía Antimafia de ese país investigan la presunta implicación de varios de los detenidos en España el pasado mes de mayo, entre ellos el exjugador del Real Madrid Carlos Aranda, en el intento de amaño de varios encuentros de la Seria A italiana, el equivalente a la Primera española. La investigación, en la que interviene también Europol, se centra en un salón de juegos en la ciudad italiana de Tívoli que estaba relacionado estrechamente con una casa de apuestas ilegal. En esta, presuntamente, deportistas de primer nivel realizaban apuestas clandestinas. Agentes italianos han efectuado una detención y dos registros en el transcurso de las investigaciones. Uno de estos últimos, en las oficinas del arrestado en este país, donde se ha intervenido documentación "que le relaciona de manera directa con el principal investigado de la operación en España", según la nota de la Policía española.
El principal implicado en Italia es Mattia Mariotti, un individuo al que la Operación Oikos sitúa en el círculo de confianza de Carlos Aranda. Residente en Málaga, a poco más de un kilómetro del local de apuestas que poseía el exfutbolista español en la barriada de El Palo, Mariotti es, según lo informes policiales incorporados al sumario, una persona "de gran confianza para Carlos Aranda, ya que realiza el transporte de dinero de Málaga a Roma y viceversa, llegando a transportar en la maleta 90.000 euros”. Las conversaciones intervenidas por la policía entre ambos centraron las sospechas de supuestos amaños en Italia en un club, el Frosinone, y un partido, el que jugó el pasado 20 de abril este club -finalmente descendido- con el Cagliari, como adelantó en exclusiva EL PAÍS el pasado 22 de junio. De las escuchas realizadas e incorporadas al sumario, la policía concluye que Aranda ayudó a Mariotti a arreglar el partido, que terminó 1-0, resultado al que el exfutbolista había apostado. Y ganó.
Todo empieza con una conversación captada el pasado 2 de abril por el micro instalado por la policía en el coche de Aranda. El exfutbolista, uno de los presuntos cabecillas de la trama Oikos, habla con Mariotti, que le menciona una oportunidad de amañar un partido.
Mariotti:Tío, que el jueves me veo también con los del equipo Frosinone.
Aranda: Esos bajan, ¿no? [estaban en descenso, a 10 puntos de la salvación, con nueve jornadas por delante; al final bajaron].
M: Sí. ¿Qué les voy a decir? A los goles, ¿no? Resultado.
A: Lo que quieran ellos, pero eso tiene que ser con los jugadores.
M: Con los jugadores, con los jugadores me veo. Me lleva mi amigo del pelo largo. Tiene cogido… ¿Cómo se llama lo del team manager, el que está con el equipo siempre, que es muy amigo de los jugadores, entiendes? Él va cenando con todos los jugadores.
A: El delegado.
M: El delegado. Y los tres o cuatro del equipo que mandan son amigos suyos. Con estos voy a comer. A ver, yo se lo planteo. Después yo le digo que si quieren hacerlo. No tenemos que ver con los jugadores, ¿no?
A: [ininteligible]
M: Después me tienes que decir tú lo que le tengo que decir, qué negociamos.
A: Eso es muy sencillo. Que ellos te digan lo que quieren, lo que se puede meter. ¿Sabes cuál es el problema? El problema es…
M: Que lo juegan ellos.
A: Nooo. Que ellos lo dirán a más gente cuando cierren. Eso parece fácil, pero no es tan fácil.
El “amigo del pelo largo” es un corredor de apuestas de la vieja escuela, sin local ni web. “Todo el día al teléfono”, resume Aranda. “Trabaja con mucho dinero. Por ejemplo, tú le dices: quiero jugar 10.000 a la Roma. Vale, te la doy a 1,50. OK, perfecto, mañana o tú me pagas o yo te pago. Punto”, dice Mariotti. En esa conversación en el coche, le cuenta a Aranda que el delegado del Frosinone le debe al del pelo largo entre 120.000 y 130.000 euros, “dinero de apuestas”.
El 19 de abril, la víspera del Cagliari-Frosinone, con el Frosinone a ocho puntos de la salvación y seis jornadas por delante, Aranda llama a Ignacio Ojeda, su socio en el local de apuestas del que era propietario en El Palo, en Málaga.
Aranda: ¿Quieres ganar 5 o 10.000 pavitos?
Ojeda: No tengo para invertir ahora mismo, hermano.
A: Pues tengo una noticia para ti que te quedas loco, ¿vale?
A: Bueno, tengo una noticia para ti por si quieres ganar algo.
O: ¿Cuál?
A: Cuando vuelva de viaje te lo digo.
O: Pero en serio, ¿sí o no? Porque me viene de verdad, hermano.
A: Pues no te lo estoy diciendo, hermano, tío. ¿Yo te he fallado alguna vez? Dime la verdad.
O: Por eso yo no apuesto, porque solo me salen las tuyas, las otras que apuesto no me sale ni una.
A: ¿Yo te he fallado alguna vez? ¿El año pasado te fallé?
O: No, no, no.
A: Bueno, pues esta semana de voy a dar una sorpresita.
O: Pues mira, hermano, de verdad te lo digo. Si de verdad tú estás al 95, me lo dices.
A: ¿95? 98.
“Existen indicios claros de que Carlos Aranda apostó a este partido a través de una empleada de su salón de apuestas Luckia”, dice la policía, que menciona que insiste a esta trabajadora “en que le ha mandado vía WhatsApp las apuestas que quiere realizar, intentando no comentar de manera explícita los partidos de los que se trata”.
El 20 de abril, cuando se habían jugado 12 minutos del Cagliari-Frosinone, “Ana llama a Carlos Aranda. Ana le dice que ha metido 500 euros al Cagliari y que el partido de Alemania no le sale. Carlos Aranda le dice que el partido de Alemania ha terminado y Ana la dice que le mete 1.000 euros al Cagliari entonces”, según el resumen que hacen los agentes.
Un cuarto de hora después, en el minuto 27, el Cagliari marca de penalti, después de que el lateral derecho del Frosinone, Francesco Zampano, atropelle de manera un tanto descontrolada a un atacante. “Justo en el momento en el que marcó el equipo local”, dice la policía, Aranda “llama de manera urgente” a su empleada. “Carlos le dice que si le metió los 1.000 euros. Ana le dice que sí. Y Carlos Aranda le dice que van ganando”, resumen los agentes. El partido terminó con ese 1-0 con el que ganaba Aranda.
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