Betancort bota el balón tres minutos
El Madrid acaricia la Liga 64/65, su quinto título seguido y el primero sin Di Stéfano, gracias a una maniobra inédita de su portero ante el Athletic
La temporada 1964/65 fue la primera del Madrid sin Di Stéfano después de 11 años. Todo un trauma. Con él había ganado ocho veces la Liga, entre ellas, las cuatro últimas. Ahora, a dos jornadas del final, compartía la cabeza con el Atlético, ambos con 43 puntos. También empataban en el golaverage particular, pues cada uno había ganado 0-1 en el campo del otro. En el general, el Madrid tenía clara ventaja: 62-18 frente al 55-21 del Atlético. No contaba la diferencia de goles, sino el cociente, así que el Madrid era líder por 3,44 a 2,61.
El equipo blanco, que había empezado la Liga precisamente en Sarriá contra Di Stéfano, había tirado de Grosso para cargar con el puesto de 9. Y funcionaba, marcaba goles y aportaba trabajo. La delantera inicial fue Amancio, Félix Ruiz, Grosso, Puskas y Gento. A partir de un momento apareció Pirri para cubrir ausencias de la tripleta central, hasta hacerse imprescindible. En el Atlético era el primer año de Luis Aragonés, que encajó a las mil maravillas con Ufarte, Mendoza, Adelardo y Collar.
En la penúltima jornada, 11 de abril, Domingo de Ramos, el Madrid recibe al Athletic y el Atlético visita al Valencia, dos partidos de pronóstico equilibrado. En la última, el Madrid visitaría al Sevilla y el Atlético recibiría al Zaragoza. El Athletic hizo una primera vuelta mala, pero ahora andaba muy bien. Tenía las bajas del joven Iñaki Sáez, Etura y el veteranísimo Arieta I, pero el Madrid estaba peor: le faltaban Amancio, su suplente (Serena) y Gento. El único extremo disponible era Manolín Bueno. Se juegan todos los partidos a las 17.00. El Bernabéu está lleno, lo mismo que Mestalla, de donde irán llegando las noticias por el simultáneo.
Apenas superados los minutos de tanteo, en el 13, Bueno se va, centra y el balón pega en Orúe, entre pecho y brazo. Birigay pita penalti, protestado inútilmente. Lo lanza Puskas, no muy fuerte pero colocadísimo, junto al palo izquierdo de Iribar, que se estira al máximo pero solo consigue rozarlo. 1-0.
Sin Amancio, el Madrid flojea por delante. Puskas ya tenía 38 y su gordura empezaba a ser escandalosa. El Athletic domina, Grosso y Pirri apoyan en la media al calmoso Muller. En el 25, se mueve el simultáneo de Valencia: 0-1. Ha marcado el Atlético. El madridista mira al campo y solo encuentra motivos de inquietud, pero al momento, en el 29, le consuela el simultáneo: 1-1. Así que se llega al descanso con cierto alivio. La espera se entretiene con la llegada estrepitosa de una docena de gigantes a la zona de preferencia baja. Son los jugadores de baloncesto del TSKA de Moscú, que el martes han de jugar en Madrid la vuelta de la final de la Copa de Europa. Traen de Moscú una ventaja de 88-81. Han ido primero a Las Ventas, a ver qué era eso de los toros, y después del segundo han salido pitando para el Bernabéu. Sus figuras gigantescas despiertan una ola de murmullos.
El partidillo de baloncesto
Empieza la segunda mitad y en el 49 el simultáneo anuncia el 2-1 del Valencia. Más alivio. Abajo, Betancort, que lo para todo, es el mejor del Madrid. En el 70, 3-1 en Mestalla y ya todo parece claro. Empiezan tímidos gritos de alirón, ahogados cuando Betancort saca a córner un tiro de Arieta II.
Se acerca el final y todas las miradas están en el meta canario, que empieza a retrasar los saques todo lo que puede. Y ya cuando quedaban tres minutos, hizo algo que nunca había visto ni he vuelto a ver: tras un último ataque del Athletic, se pone a botar el balón de un lado a otro de su área. El reglamento lo permitía. Arieta II y Yosu van a acosarle, pero les elude hasta desisten. La plantilla del Madrid jugaba los viernes un partidillo de baloncesto, y Betancort era de los mejores, lo que explica su seguridad en el bote. Así se consumen los tres últimos minutos. Final, 1-0 en Madrid y 3-1 en Mestalla.
Así que Madrid le saca dos puntos al Atlético a falta de un partido y ahora el golaverage es 63-18 frente a 56-24. Para compensarlo, el Atlético necesitaría ganar 7-0 al Zaragoza y que el Madrid perdiera 6-0 en Sevilla. No era un alirón definitivo, pero casi. Lo que ocurrirá finalmente será que el Madrid vencerá 0-1 y el Atlético caerá 2-3. Los blancos se llevaron así su primera Liga sin Di Stéfano por cuatro puntos, y estableció el récord de cinco consecutivas, solo igualado por la Quinta del Buitre cinco lustros después. Y, para más felicidad, el martes ganó 76-62 al TSKA y se proclamó campeón de Europa de baloncesto.
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