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Gol del Partido Comunista

La formación tiene un equipo de fútbol sala en Rusia que se ha clasificado para la Final Four de la Champions en su primera participación

El jugador del KPRF Arser Bagirov (d), durante un partido.
El jugador del KPRF Arser Bagirov (d), durante un partido.kprf

A falta de influencia política en la Rusia de Putin, el Partido Comunista (PC) celebra los goles de su equipo de fútbol sala en la Champions, que está a dos partidos de reinar en Europa. En 2003, creó un conjunto al igual que otras formaciones de la Duma (la cámara baja del Parlamento) para disputar un torneo amistoso que acabó ganando. La iniciativa tenía un carácter lúdico, la clásica pachanga entre políticos, pero el proyecto ha ido creciendo sin parar. Tanto, que ha alcanzado la élite del continente en este deporte vestido completamente de rojo, y con la hoz y el martillo en el pecho. “Rusia, labor, poder popular y socialismo” reza el lema que rodea su escudo, donde también aparece un libro abierto.

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Después de una primera etapa en el mundo amateur, el KPRF –las iniciales en ruso del Partido Comunista de la Federación Rusa- se ha disparado en la última década. Primero ganó la liga de Moscú; luego dio el salto a la máxima competición nacional, una de las más exigentes del planeta; la temporada pasada quedó subcampeón; y este año, en su primera participación en la Champions, ha alcanzado la Final Four tras vencer sus seis partidos. Se la jugará a finales de abril contra dos españoles (el Barcelona y Murcia) y otro ruso (Tyumen).

En la cúpula del club no esconden la estrecha relación con el PC. “Nos identificamos por completo como una entidad deportiva dentro del partido. Nuestro trabajo y progreso son un asunto común”, proclama su presidente, Iván Mélnikov. Él es hijo del veterano político del mismo nombre, actual vicepresidente de la formación y de la Duma. “Mi padre lo empezó todo. Reunió un equipo, me incluyó y él mismo fue el entrenador”, explica el máximo dirigente del Club de Fútbol sala de KPRF, que reconoce que el suyo es un puesto de responsabilidad ante el Partido Comunista. La entidad, cuenta Mélnikov, es una forma más de militancia. “El partido ayuda a buscar fuentes de financiación. Son organizaciones y personas que no expresan su simpatía directamente con la lucha política, sino a través de tareas beneficiosas para toda la sociedad, como el deporte”.

En este conjunto tan singular juega hace cuatro temporadas el español Ángel Velasco, Lin, de 36 años y 127 veces internacional. Después de pertenecer al entonces Interviú Boomerang, y triunfar en el Caja Segovia y Barcelona, tres gallos del fútbol sala nacional, aceptó la propuesta de marcharse a Moscú. "Antes el club tampoco era de los más fuertes, ni tan conocido", admite este ala, que ha participado de su explosión en los últimos años. "Me permite continuar en un nivel muy alto. La liga rusa es la más potente del mundo físicamente porque los partidos duran 50 minutos, diez más que en el resto, y se disputan dos cada fin de semana. He recibido ofertas para volver a España, pero aquí han hecho una apuesta por mí y me siento cómodo. La prioridad es seguir", cuenta.

A él el tema político le queda demasiado lejos. La plantilla se dedica a jugar y, recientemente, también a ganar. Asegura que nadie del club ni del Partido Comunista les intenta usar para otra cosa que no sea el deporte. Entrenan en Réutov, una ciudad al este de Moscú, y disputan sus partidos en Klímovsk, a unos 55 kilómetros al sur de la capital, equipados con la marca Nike y ante unos 1.500 espectadores de media. Todavía no han conquistado la competición doméstica y ahora van terceros en la clasificación, a siete puntos del líder (Yugra), aunque con tres jornadas menos. No les va tampoco mal a sus filiales, uno de ellos con un nombre tan pertinente como Guardia Roja.

Las cosas en la cancha funcionan como nunca, y en los despachos de la entidad y de la formación viven con naturalidad esta consanguinidad. “No usamos los encuentros como una herramienta de propaganda, pero el equipo refuerza la reputación del Partido Comunista. Nos atrevemos a tener esa tarea, coexiste en armonía con lo puramente deportivo”, comenta Iván Mélnikov, que concluye que el KPRF “es una oportunidad para distraerse de las cosas serias”. Ellos no piensan que el fútbol sea el opio del pueblo.

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