El Nápoles recorta el salario de la plantilla por negarse a una concentración
De Laurentiis inicia actuaciones para restar entre el 25% y el 50% del sueldo del mes de noviembre tras el motín en el que los futbolistas ignoraron su orden de reclusión
El Nápoles formalizó este lunes por la mañana la ruptura total entre su presidente, su entrenador, y su plantilla de futbolistas. Las 24 cartas que salieron de la sede de Filmauro, un palacio neoclásico en la calle Veintiquatro Maggio, en Roma, con dirección a los 24 futbolistas del Napoli, informaban con acuse de recibo del inicio de las hostilidades. El dueño del club, el productor cinematográfico Aurelio De Laurentiis, ha dado el primer paso para recortar entre un 25% y un 50% el salario de los jugadores del mes de noviembre, cantidad que en total asciende a unos 2,5 millones de euros.
De Laurentis pretende castigar a la plantilla por negarse a cumplir su orden de concentración en la noche del 5 de noviembre, circunstancia que la directiva interpreta como un acto de sedición. Los futbolistas han emprendido medidas legales de defensa a través de su sindicato. El entrenador, Carlo Ancelotti, contempla impotente cómo su autoridad se disipa cada día. Este miércoles el Nápoles visita Anfield, el campo más complicado de Europa. Solo necesita dos puntos para clasificarse para los octavos de final de la Champions. Pero la crisis social y jurídica es tan profunda que muchos en el entorno del equipo temen lo peor.
Llamado a disputar a la Juventus el campeonato de la Serie A, el Nápoles se desmorona de improviso. El detonante fue un partido pobre. El 5 de noviembre, tras empatar (1-1) contra el Salzburgo en el estadio San Paolo, De Laurentiis montó en cólera en la radio oficial. Sin previo aviso, el presidente ordenó en vivo y en directo a todos los jugadores que se concentraran en Castel Volturno.
Durante décadas, los modos cuartelarios del calcio dieron carta de naturaleza a las concentraciones de semanas de duración en total régimen de abstinencia. Ocurría cuando los resultados de un equipo decepcionaban a la hinchada. A la orden del entrenador o del presidente de turno, los jugadores se aislaban, practicaban el retiro espiritual, cortaban lazos con el mundo familiar en un reducto apartado, y se entrenaban como penitentes hasta que volvían a ganar partidos. Esto esperó De Laurentiis que hiciera la plantilla cuando, en un gesto de significado populismo, mandó que se recogieran todos en el lujoso SPA de Castel Volturno, junto a la playa de Flava, y junto a Cumas, el antiguo oráculo en el que la sibila leía el futuro a los nobles de Roma.
La noticia disgustó al entrenador, Ancelotti, que consideró el retiro una medida inútil que además socavaba su autoridad. Liderados por el capitán, Lorenzo Insigne, y por sus dos escuderos, Callejón y Mertens, los jugadores se opusieron abiertamente. Cuando Edoardo, el hijo del presidente, bajó al vestidor a poner orden, la chispa inflamó el polvorín. Desprovisto del arma de la oratoria, Allan Marques, el fornido mediocentro brasileño, amenazó con defender sus derechos domésticos por la vía del sopapo. El vástago de De Laurentiis huyó espantado y su padre resolvió emprender una guerra sin cuartel. Sin sentarse a negociar nada. Sin ceder un centímetro. “Protegeremos los derechos económicos, patrimoniales, de imagen y disciplinarios del Nápoles, en cada instancia competente”, anunció el empresario desde Los Ángeles. Este lunes De Laurentiis aterrizó en Italia.
La única persona que pasó la noche del 5 al 6 de noviembre recluida en Castel Volturno fue Carlo Ancelotti. Abandonado por sus jugadores y enfrentado a su presidente el famoso técnico se resignó a cumplir con su superior aunque no sirviera de nada.
“Los jugadores son trabajadores por cuenta ajena que deben honrar su salario, a los aficionados y a la ciudad”, declaró Edoardo ante un grupo de veteranos. “¡Son empleados! ¡Son nuestros empleados! Antiguamente los jugadores tenían más cojones. ¡Muchos más cojones! Eran verdaderos ganadores”.
De Laurentis solicita al arbitraje de la Liga una multa “por violación del acuerdo colectivo”. Espera que todos los jugadores paguen un 25% de su salario mensual menos Allan, a quien el club quiere castigar con un 50%. Según La Gazzetta dello Sport el Sindicato de jugadores Assocalciatori tutelará a la plantilla bajo el argumento de que el Nápoles incumplió el protocolo debido. Una orden de concentración, dice el sindicato, es una medida que afecta a la vida privada de los jugadores y debe formalizarse en un plazo prudencial, no a través de una radio pública.
La implosión de uno de los proyectos más ambiciosos del fútbol italiano en la última década parece inevitable. El equipo es séptimo en la Serie A, a 15 puntos del líder y a cinco del cuarto clasificado, y suma ya cuatro empates y una derrota sucesivos. En su visita a San Siro, el sábado, prevaleció el desorden y un cierto desinterés. El gol de Lozano (0-1) apenas fue celebrado por sus compañeros.
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