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Aurelio De Laurentiis: “Cualquier entrenador está en peligro en el Real Madrid”

El presidente del Nápoles habla claro con EL PAÍS sobre su trayectoria al frente del equipo italiano

Daniel Verdú
Aurelio De Laurentiis en su despacho.
Aurelio De Laurentiis en su despacho.Antonello Nusca

Mario, el mayordomo, trae de vez en cuando una tacita con un centímetro de café o un papelito con un recado. La imponente oficina, en lo alto del Quirinal, está llena de carteles de películas, dos máquinas de pinball, una bicicleta, trofeos y una enorme pantalla. Al otro lado de la cristalera, los tejados de Roma y decenas de cúpulas se someten a la basílica de San Pedro. Esta fue un día la oficina de tres monstruos del cine como Carlo Ponti y los hermanos De Laurentiis. Aurelio, hijo de Luigi y sobrino del legendario Dino, es el heredero de aquella saga que emparentó para siempre a Italia con Hollywood. “El día que entró por aquí Kirk Douglas para rodar Ulises (1954), nadie hablaba prácticamente inglés y él no conocía una palabra en italiano. Le enseñaron estas vistas y enseguida firmó el contrato”.

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Aurelio de Laurentiis (Roma, 1949), hombre generoso y de carácter explosivo, ha rodado más de 400 películas y posee un instinto asesino para los negocios.  En el verano de 2004 leyó en el periódico que el Nápoles estaba quebrado. “No quedaba nada, solo una afición y un logotipo. Y había una subasta para comprar un trozo de papel”, recuerda. Desembolsó 33 millones de euros y en tres años subió al equipo a la Serie A. Desde su llegada el club vive el único periodo de la historia capaz de mirar a los ojos al Nápoles de Maradona. Este martes se mide al Madrid con la intención de remontar el 3-1 de la ida.

Pregunta. Cuando usted compró el Nápoles, ¿era aficionado al fútbol?

R.He sido siempre un jugador de baloncesto, cuando empecé en este mundo no tenía ni idea. Pero los dos primeros años invertí otros 120 millones de euros. En Serie B empecé a recuperarlos, y el primer año en Serie A ya estaba saldada la inversión.

P. ¿Cómo ve el partido de vuelta?

R. Muy sentido, estaba escrito ya como atmósfera. El 29 de diciembre empezamos la venta de entradas y volaron en cuatro días. Esto le da una idea de la importancia que tiene. Cuando pusimos a la venta las 4.900 para el Bernabéu, se terminaron en 45 minutos.

De Laurentiis, que medita muy seriamente comprar un club español, cree en un modelo de equipo 100% gestionado como una empresa. Le gustaría que la Serie A estuviera solo compuesta por los formaciones deportivas capaces de generar audiencia y con las cuentas en regla. El fútbol, como el cine, cree, está basado en el público y en el espectáculo que se le pueda ofrecer. “Y eso es la televisión”, asegura.

P. Cuando usted compró el Nápoles, ¿le ayudó aplicar algunas reglas del cine?

R. Sí, quise hacer contratos como los del cine. Y mire, soy el único en el mundo que tiene los derechos de imagen de todos mis jugadores. Cuando compré a Higuaín fue muy complicado, porque el Real Madrid solo posee el 50%.

P. ¿Por qué?

R. Los jugadores no tienen una formación jurídica y no comprenden los contratos. Tampoco tienen una educación comercial, así que no saben qué hacer con ellos. Pero, además, no entiendo como se permite que las empresas deportivas negocien directamente con ellos. Los chicos tienen un contrato con el club, así que se negocia con el club. ¿No le parece absurdo? Así entendí que el 99% de los clubes no son empresas, están gestionados por empleados, que tienen una cultura muy distinta.

P. ¿El caso Higuaín fue un éxito o un fracaso?

R. Un éxito enorme. El Real Madrid no le dio la exposición que tuvo en el Nápoles. Pero a veces los medios crean héroes de un club, pero no siempre esos supuestos héroes pueden soportar ese peso cultural e identitario. Son chicos jóvenes y los medios arruinan a esas personas.

P. Pero ¿entiende que un jugador se vaya a otro club?

De Laurentiis, durante la entrevista.
De Laurentiis, durante la entrevista.Antonello Nusca

R. Él tenía una cláusula de rescisión [90 millones de euros], así que si hay alguien suficientemente loco o interesado para pagarla, yo no digo nada. Pero también hay otros jugadores que aceptan ser considerados como parte de mi familia y me tienen como a un padre. Los que no son así, mejor venderlos cada tres años.

P. ¿Higuaín le rendía menos?

R. No, hizo uno de sus mejores años. Pero nos hizo perder en su segunda temporada la clasificación para la Champions porque falló penaltis decisivos. Y también la segunda posición.

P. ¿Fue una decepción que se fuera?

R. No, personalmente lo traté poco, no iba a cenar con él. Pero conocía muy bien a la familia, y debo decir que es ejemplar, con un padre extraordinario. Luego también estaba el hermano, que me decía siempre: “A Higuaín no le gusta jugar con Callejón, compra a otros jugadores”. Nunca le hice caso porque yo amo a Callejón. Así que le aumenté el contrato cuatro años. No soy un hombre a quien se pueda chantajear.

P. ¿La experiencia con Rafa Benítez, que españolizó el Nápoles, le dejó satisfecho?

R. Es un gran entrenador. Muy culto en lo futbolístico, aunque confunde el fútbol inglés con el español y el italiano. Esa es su debilidad. No puedes plantearlo igual. Él está extremamente enamorado de una ciudad que alumbró a los Beatles y tiene fútbol. Pero aparte de eso no sé si yo viviría ahí… Yo en Madrid lo he pasado de maravilla, también en Barcelona. Pero, ¿en Liverpool?

P. ¿Es usted quien ficha a los entrenadores?

R. Claro. A Benítez le fiché con el director deportivo, pero en aquella época, en realidad, me hubiera gustado traer a Massimiliano Allegri [actual entrenador del Juventus]. Le tenía un amor absoluto cuando estaba en el Milán y un día le pedí que viniera. Le llamé mes tras mes, pero me decía que tenía que esperar. Así que en un cierto momento pensamos en Benítez, le fuimos a ver a Londres y me gustó. Parecía un napolitano, era simpático, nos invitó a comer… Así que hicimos el contrato. Y cuando vuelvo a Roma me llama Allegri y me dice: “Presidente, yo ya puedo”. En fin…

P. ¿Cómo fue el final de su relación?

R. Él tenía un contrato de un año más otro opcional que yo podía ejecutar. Vino a verme cuando terminaba el primero y me dijo que su esposa y sus hijas le reclamaban en Liverpool. Le dije: “Rafa, he hecho 400 películas, tengo tres hijos, tres nietos… y mi mujer nunca me ha dicho nada porque lleve un mes fuera. Eso es un problema tuyo, no mío”. Así que le ofrecí alquilar una buena villa en Roma, con escuelas americanas estupendas… con caballos para una de sus hijas, que le gustaba montar. La otra hacía violín, creo... Y le dije que podían ir a verle siempre que quisieran a Nápoles porque está a una hora de tren. Me contestó que no querían dejar Inglaterra. Le dije: “Querido Rafa, entonces ejerzo la opción y te quedas”. Eso a él no le gustó mucho. Sintió que se quedaba algo forzadamente en el club.

P. ¿Y qué pasó?

R. Perdimos un partido estúpidamente en Bilbao que nos dejó fuera de la Champions… No digo que lo hiciera a propósito. Pero quizá tenía la cabeza en otro lado, o quería ir a otro equipo. Hay cosas que la gente no sabe.

P. Y cuando llegó el Real Madrid le dio por perdido.

R. Yo no le podía retener un tercer año. Estaba contento por él. Pero cualquiera que fiche por el Real Madrid está en peligro. Hay jugadores, estrellas mimadas, que si se ponen contra el entrenador te pueden condicionar el rendimiento.

P. ¿Es complicado dirigir un Nápoles con la sombra de la leyenda de Maradona?

R. No, es un honor [hace una pausa]. Es como cuando hice mi primera película con Alberto Sordi. Pero mire, ayer vi en la tele un repaso de todos los partidos del Nápoles con la Roma en el Olímpico desde 1979 hasta 1990. El Nápoles perdía siempre, incluso cuando estaba Maradona. Y me dije: “¡Hombre!”. Todavía recuerdo las caras de Malagò hijo y padre [los dirigentes] cuando les ganamos la primera vez en su estadio. La sombra de Maradona es un privilegio. Pero seamos claros, el Nápoles no ha ganado tanto en su historia. Ha tenido grandes jugadores, pero ha tenido sobre todo a Maradona. En mis 12 años de gestión, el Nápoles es el único equipo italiano que ha pasado siete años seguidos jugando competiciones europeas. Tengo las cuentas en regla y es un equipo de récord. Pero habiendo estado Maradona, parece que yo no haya hecho nada [se ríe].

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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