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Premier League jornada 13
West Ham
West Ham
Michail Antonio 73'Ogbonna 96'
2 3
Finalizado
Tottenham
Tottenham
Heung-Min Son 35'Lucas Moura 42'Kane 49'

Mourinho sopla pompas de jabón en su debut con el Tottenham

El técnico, que se rebajó el sueldo un 70% para volver a dirigir, se estrena con 2-3 en el campo del West Ham, la primera victoria de su equipo a domicilio en la Premier desde enero

Diego Torres
Mourinho hace un selfie en el estadio Olímpico de Londres.
Mourinho hace un selfie en el estadio Olímpico de Londres.Frank Augstein (AP)

El Tottenham no ganaba un partido de Premier fuera de su estadio desde el 20 de enero, cuando derrotó al virtualmente descendido Fulham en Craven Cottage. Este sábado volvió a imponerse a domicilio coincidiendo con el debut de Mourinho en el banquillo. El regreso de este icono del campeonato inglés no pudo ser más dichoso para el hombre y para su personaje.

I’m forever blowing bubbles, Siempre soplaré pompas de jabón, el himno del West-Ham, completó la coreografía perfecta de la reaparición del técnico en los banquillos. Se mostraba excitado en el túnel de vestuarios del estadio Olímpico de Londres, saludando efusivamente a todos los futbolistas del cuadro local y hablando con los niños que forman el protocolo de salida de los equipos al campo mientras los cañones liberaban pompas de jabón en la tarde nublada y la famosa canción atronaba la megafonía: "I’m forever blowing bubbles.."

Más canoso y ojeroso que nunca, pero también más consciente del peligro que supone el olvido para un temperamento como el suyo, Mourinho era la viva imagen de la resurrección caminando de regreso por la zona técnica de un campo de fútbol. Según un agente con fuertes vínculos en los clubes de Londres, el portugués tenía tantas ganas de volver a dirigir, que cuando el presidente del Tottenham, Daniel Levy, le ofreció su equipo la semana pasada, firmó un contrato por cinco millones de libras esterlinas netos por temporada (unos seis millones de euros). Esto equivale a la mitad de lo que ganó en el Real Madrid y el Chelsea, y a un cuarto de lo que cobró en el United hasta hace un año, en donde le pagaron cerca de 20 millones de euros por curso, poco menos de lo que gana Pep Guardiola en el City.

José Mourinho, el padre de familia, el ciudadano ilustre de Setúbal, el marido de Matilde, se marchitaba de aburrimiento en su mansión de Belgravia. Ni su fantástico trabajo como actor de anuncios para Heineken o la casa de apuestas Paddy Power, ni su labor como comentarista de Sky, significaron algo más que meros sucedáneos del ejercicio que más le satisface como ser humano. Después de 11 meses de paro, necesitaba hacer lo único que parece devolverle un sentimiento de vitalidad: sumergirse en el show del fútbol caracterizado como José Mourinho, el entrenador.

El Tottenham de Mourinho presentó pocos cambios respecto al equipo de Pochettino, pero resultaron significativos. El principal fue la apuesta por Dier, Davies y Moura en detrimento de Sissoko, Rose y Eriksen. Fue evidente la redoblada entrega de los futbolistas, conscientes de que los escruta un jefe que, a diferencia de su predecesor, gasta fama de implacable. El esquema táctico, un 4-2-3-1 en el que Winks y Dier oficiaron de doble pivote en paralelo, se desarrolló con tendencia a la partición. En caso de duda, seis hombres permanecían atrás cuidando la retaguardia, y cuatro atacaban. La consigna a los jugadores pareció señalar una intención de verticalización rápida. La primera solución de interiores, centrales y laterales, fue el pase en profundidad, por arriba o por abajo, a los atacantes que corrían a los espacios. El primer destinatario fue Dele Alli, liberado de gran parte de la carga defensiva para buscar la espalda de los pivotes, e incluso de los centrales contrarios.

“Me hizo una broma”, admitió Dele Alli, cuando le preguntaron el sábado por la chanza que reveló Mourinho en la conferencia de prensa, cuando contó que le había preguntado al jugador inglés si ese que veía desde hacía un año arrastrándose por los campos era el verdadero Dele Alli o su hermano. “No quiero ser el Dele Alli que solía ser; quiero alcanzar mi máximo potencial”, explicó el apático centrocampista, contento después de participar en los dos primeros goles ante el West Ham.

La proximidad de la Navidad ha proporcionado a Dele Alli y a su nuevo jefe un sentimiento de oportunidad. Después de la cura de humildad de los meses de paro, Mourinho se mostró exultante en la sala de prensa del Olímpico. “Cuando juego fuera de casa me gusta oír música a todo volumen en el vestuario visitante”, dijo. “Hoy la música en el vestuario visitante estaba alta. Fue importante, después de meses sin música a domicilio, sin una sonrisa, sin felicidad”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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