La semana rusa, un bálsamo para el Baskonia
El equipo vitoriano se impone al Zenit con una gran actitud defensiva
El Baskonia salvó la semana rusa con nota, y con números redondos. Sin con el CSKA el marcador fue 80-70, contra el Zenit, el equipo vasco anotó diez puntos menos pero venció por la misma diferencia (70-60), apoyado en una defensa intensiva, sin desmayo en la segunda parte, y colocando al equipo de Joan Plaza en una tesitura complicada, con cinco derrotas consecutivas en la Euroliga.
El Zenit depende de Gustavo Ayon, o esa fue la impresión que el equipo de San Petersburgo dejó en el Buesa Arena. Cada vez que Joan Plaza le daba un respiro en el banquillo al jugador mexicano, sus compañeros se diluían en la duda. Se puede decir que el Baskonia también dependió durante muchos minutos de Ayon. Fue cuando no encontró la manera de defenderle, o cuando no puso la suficiente intensidad en la defensa, que esa es otra.
Baskonia, 70 - Zenit, 60
Baskonia: Henry (5), Fall (4), Stauskas (5), Shengelia (20), Garino (0) –equipo inicial– Vildoza (10), Janning (11), Diop (6), Shields (6), Polonara (2), Eric (2).
Zenit: Iverson (2), Hollins (10), Thomas (4), Renfroe (6), Abromaitis (11) –equipo inicial– Albicy (3), Ponkrashov (0), Khvostov (2), Pushkov (2), Trushkin (2), Ayon (18).
Parciales: 15-18, 19-10, 18-16, 18-16
Árbitros: Pukl, Difallah y Racys.
Fernando Buesa Arena de Vitoria. 10.514 espectadores.
Parecia Plaza un hombre atormentado en la banda. Su equipo llegó a Vitoria con sólo dos victorias, ambas fuera de su cancha, y con una excesiva dependencia de la inspiración de Ayon, así que cuando ni Abromaitis, ni Renfroe ni Hollins, ni Thomas funcionan, el equipo ruso queda a merced de su rival. Ninguno de los jugadores importantes funcionó, y sus números finales resultaron decepcionantes.
Mejor para el Baskonia, que perdió a Garino, lesionado en la rodilla, en el primer cuarto, cuando el equipo vitoriano empezaba a sentirse cómodo en la cancha. Entonces se puso las pilas para defender, y aunque en ataque no estaba tan lúcido como en otras ocasiones, la defensa empezó a mostrarse implacable. Convirtieron cada ataque visitante en un calvario para los rusos. Sólo cuando aparecía Ayon mejoraba su panorama.
Además de la flexibilidad de Perasovic para ir reemplazando a sus dos bases, Henry y Vildoza, cuando comienzan a perder frescura y se saturan, los hombres altos del Baskonia resultaron fundamentales. La capacidad de intimidación de Fall, y sobre todo, Ilimane Diop, fueron determinantes para el desarrollo del juego baskonista. Diop recogió siete rebotes, puso tres tapones y se permitió el lujo de anotar un triple, en una actuación sensacional del pívot vitoriano, complementada, como casi siempre, con la regularidad de Tornike Shengelia (20 puntos, 7 rebotes). El capitán volvió a ejercer como tal. Cuando el jugador georgiano está inspirado, empuja a sus compañeros. Lo hizo de nuevo contra el Zenit, que se diluyó en los minutos finales intentando, sin éxito, triples imposibles, sin encontrar opciones buenas de tiro, y llegando en muchas ocasiones al límite de la posesión por culpa de la defensa del Baskonia.
Como frente al CSKA, y tras un tercer cuarto un tanto irregular que permitió acercarse al Zenit, el equipo de Perasovic apretó los dientes en los diez minutos finales y consiguió una distancia cómoda que el equipo ruso nunca tuvo capacidad de franquear. Después una semana complicada, la visita al Buesa de los equipos rusos ha sido un bálsamo. Aunque fuera del pabellón el temporal es intenso, dentro, ya llueve menos. El Baskonia lleva ya cinco victorias y equilibra su balance.
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