El Baskonia gana a un descosido Olympiacos
El conjunto vasco se impone con unos grandes Shengelia y Fall
Como si hubiera leído La Eneida, que tal vez lo haya hecho, Velimir Perasovic desarrolló en su planteamiento la frase que escribió Virgilio al describir la guerra de Troya: “Timeo danaos et dona ferentes”, es decir, no te fíes de los regalos de los griegos. El entrenador del Baskonia no se fiaba, sus jugadores tampoco, así que en su estreno europeo en el Buesa Arena, desconfiaron de la supuesta debilidad del equipo rival, y esa fue su fortaleza.
Tras tres choques consecutivos a domicilio, y con el personal ya hambriento de baloncesto de altos vuelos, se llevaron el triunfo y dejaron al Olympiacos en una situación delicada. Shengelia y Fall lideraron en los dos frentes fundamentales para ganar un partido: el tiro y el rebote. El georgiano anotó 25 puntos y se quedó a un rebote de números dobles, y el gigante francés de 2,20, rebañó 23 balones bajo la canasta (16 en ataque) y anotó 8 puntos.
El Olympiacos tiene un problema: le falta la adrenalina que inyecta la Liga griega, los choques calientes, la electricidad de los pabellones de su país. Como juega en la segunda división, con un equipo de figurantes, cada semana de espera en la Euroliga se le hace eterna a un equipo acostumbrado a jugar cada pocos días y a pelearse en las barricadas de su campeonato domestico.
Baskonia, 82 - Olympiacos, 66
Baskonia: Henry (12), Stauskas (11), Shengelia (25), Shields (4), Eric (1), –equipo inicial–, Vildoza (10), Janning (2), Diop (0), Fall (8), Garino (7), Polonara (2).
Olympiacos: Spanoulis (10), Paul (15), Cherry (10), Milutinov (9), Printezis (8), –equipo inicial–, Punter (2), Baldwin (0), Koniaris (0), Vezenkov (0), Papanikolau (0), Kuzminskas (2), Rubit (10).
Parciales: 23-21, 18-15, 17-13, 24-17.
Árbitros: Javor, Difallah y Rossi.
Fernando Buesa Arena de Vitoria, 10.584 espectadores.
El equipo que visitó Vitoria vive en una burbuja aséptica, en el que se relaja la tensión competitiva aunque le sobre el talento. Lo aprovechó el Baskonia, que pareció cómodo en la primera parte del partido en el Buesa, en la que llegó a tomar once puntos de distancia, y que acabó con el doble de rebotes (13 contra 26), entre otras cosas por la actuación de Youssoupha Fall, tan negado en los lanzamientos de tiros libres como intimidador bajo la canasta propia y la contraria.
Fue sumando rebotes y puntos, sin que nadie entre los griegos pudiera pararle. No encontraba soluciones el banquillo.
Aunque el equipo de Perasovic llegó hasta los once puntos de diferencia, el Olympiacos consiguió no salirse del partido. A cuentagotas, el talento de Spanoulis y de Paul, sirvió para taponar heridas de un equipo descosido en defensa. Un triple de Shengelia sobre la bocina, que puso el 41-36 de la primera parte, estableció la diferencia.
Pero el equipo griego jugaba a tirones, como los ciclistas en la montaña, hacía la goma, daba muy poca sensación de fiabilidad frente a un Baskonia sólido, que trataba de estirar el marcador para evitar sobresaltos en los minutos finales, cuando una chispa de jugadores como Spanoulis puede convertir una fiesta en un funeral. Corrían más los hombres de casa, buscaban mejores lanzamientos, y aunque Shields y Jenning no brillaron demasiado, el juego colectivo y la solidaridad en defensa les pusieron las cosas muy complicadas a los jugadores dirigidos en el banquillo por Kestutis.
La diferencia se fue disparando con los minutos, y aunque se esforzó Spanoulis en prodigarse en ataque –porque defender, defendía poco–, a los griegos no les llegó. Un par de amagos en el que recortaron, no fueron suficientes, porque los ramalazos visitantes encontraban siempre respuesta de los vitorianos, que tras la victoria en la Liga Endesa, y la primera de Euroliga en casa, parecen olvidar la mala racha de las semanas precedentes.
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