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El Barça golea al Valencia con el diablo Ansu Fati

El Camp Nou asiste a la exhibición del joven de 16 años y a la rotunda vuelta de Luis Suárez

Ansu Fati y Griezmann celebran el primer gol del Barcelona ante el Valencia. En vídeo, declaraciones de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: Joan Monfort (ap) / atlas
Ramon Besa

Ansu Fati no es Mbappé y, sin embargo, a veces se le parece; tampoco tiene nada que ver con Romario, aunque en ocasiones es capaz de tirarle un sombrero a su marcador; no ataca ni chuta como Ronaldo, pero embiste como un búfalo y sus tiros tienen pólvora; y ni siquiera guarda semblanza con Dembélé y en cambio siempre toma mejores decisiones que el francés e incluso que el mismísimo Neymar. Ansu Fati es solamente un juvenil de 16 años y 318 días que juega y mete goles en el Barça porque Messi y Luis Suárez están lesionados, Rafinha ha sido cedido al Celta y Valverde es más atrevido que cuando llegó al Camp Nou.

La titularidad de Ansu Fati es casual y puede ser momentánea; nadie que estuviera en el Camp Nou olvidará, sin embargo, su partido contra el Valencia. El repertorio del delantero fue tan extraordinario que evocó al de las mejores celebridades del fútbol y su impacto resultó tan brutal que algún periodista creyó revivir la noche del Gamper en que Messi se presentó como el pequeño diablo que volvió loca a la Juve de Capello. Habrá que ver hasta dónde llega; aunque el fútbol está lleno de promesas frustradas, también se dan ídolos inesperados y quizá uno sea Ansu Fati, ahora mismo punto y final del provisional Barça.

Hay jugadas agradecidas porque ayudan a entender el fútbol de un equipo y explican su estilo, como pasó en el 1-0 y el 2-0 del Barcelona. Hay que abrir bien el campo por las dos bandas, si puede ser con delanteros parecidos a los antiguos extremos, como Carles Pérez por la derecha y por la izquierda Ansu Fati; después, conviene que los interiores sean profundos, y uno de los más completos y atrevidos es De Jong; también se precisa de un 9 que cuerpee y arrastre a los centrales, función que hoy cumple a desgana el solidario Griezmann; y, finalmente, se precisa de un punta que barra el frente de ataque y remate sin miedo y sin parar: Ansu Fati.

El joven nacido en Guinea Bisau, criado en Sevilla y educado futbolísticamente en La Masia marcó un golazo propio del mejor de los arietes. Por el tiro —seco y de primera—, por la llegada al área —igual que un búfalo— y por su descaro —advirtió al mismo Griezmann que dejara pasar la bola para engatillar a Cillessen—. Excelente como delantero centro, Ansu Fati se acreditó después como un extraordinario extremo por cómo se perfiló a espaldas del lateral Wass para recibir la pelota de Alba, profundizar y parar antes de atacar a Gabriel con su centro con la zurda y dar una preciosa y precisa asistencia a De Jong.

Muy selectivo en sus apariciones, Ansu Fati no paró de correr ni de rematar hasta que fue sustituido por el recuperado Luis Suárez. La hinchada le ovacionó como si fuera ya uno de los ídolos del Camp Nou. Apuntó a los palos de Cillessen en dos tiros largos, se adornó con excelentes gestos técnicos y quebró a una zaga a la que jamás se le advirtieron cosquillas ni encajó cinco goles en tiempos de Marcelino. La alegría de Ansu Fati contrastó con la melancolía del Valencia. El equipo de Celades tomó dos goles nada más pisar el campo y jamás creyó en la victoria, a pesar de las dudas de la defensa azulgrana, la línea más tibia, como se vio en el tanto de Gameiro.

Nadie reconoció al campeón de Copa. El Valencia es un equipo de autor que se ha quedado sin firma y sin nervio. Como si su energía y agresividad futbolística se hubieran ido con Marcelino. La flojera del plantel quedó expresada en el error de Cillesen que propició el gol de Piqué y el 3-1, el tanto definitivo para envalentonar al Barça y fulminar al Valencia, cuando todavía había una cierta incertidumbre en el marcador del Camp Nou. Apareció entonces Arthur para certificar su buen momento y su compenetración con Busquets y De Jong. La media funcionó como el ataque con y sin Ansu Fati.

Al encuentro del 10

El sustituto del juvenil fue Luis Suárez, y el uruguayo se presentó con dos golazos para reivindicar que los arietes de toda la vida como el uruguayo jamás se rinden, ni siquiera después de las lesiones, al menos en el Camp Nou y en LaLiga. La autoridad azulgrana en su estadio, escenario en el que cuenta los goles a favor de cinco en cinco, contrasta con sus penurias en cancha ajena: no pasó del empate en Pamplona después de perder en San Mamés.

Hay aún cierta indefinición en el equipo, y muchas concesiones en su área: encaja los goles a pares, circunstancia que obliga a reparar en sus individualidades. Aparentemente gana futbolistas con el paso de las jornadas: mejoró De Jong, se reivindicaron Arthur y Luis Suárez y se expresó Ansu Fati, que ya encendió al estadio ante el Betis y despertó al equipo en Pamplona, el mismo que tiene un don y apadrina la familia Messi. A la espera del estreno del martes en la maldita Liga de Campeones, la hinchada aguarda impaciente el regreso del 10, el certificado de garantía, para ver si se junta con Ansu Fati, el símbolo de la ilusión renacida en el Camp Nou.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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