Peter Lim destituye a Marcelino
Tras solo tres jornadas de liga el propietario del Valencia prescinde del técnico asturiano, y elige a Celades como su sustituto en vísperas del partido contra el Barça
Con sólo tres jornadas de liga disputadas (cuatro puntos logrados) y a las puertas de jugar el sábado contra el Barcelona en el Camp Nou, el propietario del Valencia, Peter Lim, ha decidido destituir a Marcelino, el técnico del primer equipo de Mestalla. Albert Celades ha sido escogido por el dueño para reconducir un proyecto exitoso que, de la mano del preparador asturiano, viene de conquistar la Copa del Rey y de clasificarse dos temporadas seguidas para disputar la Liga de Campeones tras un periodo oscuro de otras tantas campañas lejos de Europa, repitiendo un duodécimo puesto en liga.
Peter Lim convocó de urgencia el pasado fin de semana al presidente Anil Murthy a una reunión en Singapur. Murthy, que estaba de vacaciones en Italia con su familia aprovechando el parón de liga, viajó hasta la ciudad asiática, donde conoció la decisión del dueño de despedir a Marcelino de forma inmediata y de anunciar la contratación de Albert Celades. En Mallorca, mientras, Mateu Alemany, el director general, conoció el martes por un empleado que el presidente había sido llamado a una reunión extraordinaria a la que él no había sido convocado.
En un escueto y frío comunicado, el Valencia hizo pública a primera hora de la tarde de este miércoles la marcha de Marcelino, que adelantó la emisora valenciana CVRàdio: “El Valencia CF ha comunicado este miércoles a Marcelino García Toral su cese como entrenador del primer equipo. El club quiere agradecer su trabajo y dedicación durante su etapa en nuestra entidad y desearle los mayores éxitos para el futuro”. Apenas media hora después del anuncio del club, Albert Celades llegaba a Valencia para dirigir la sesión de entrenamiento vespertino.
La política de fichajes del verano ha abierto una brecha en un proyecto exitoso desde que la propiedad decidió incorporar a Mateu Alemany como director general encargado de la parcela deportiva. Mateu propuso el nombre de Marcelino ante Peter Lim en mayo de 2017 y lo antepuso al de Quique Setién, la apuesta de José Ramón Alesanco, director deportivo por aquel entonces. Mateu y Marcelino, la doble M, mezclaron bien y el club ganó en estabilidad y recuperó prestigio. La sede del estado estaba en Singapur y la delegación de gobierno en Valencia. Y ambas por primera vez, después de dos cursos negros, iban a una.
Este verano, el Valencia, de nuevo, se partió en dos. Peter Lim, que había dejado operar a la doble M y había permitido que el técnico se rodeara de un grupo de colaboradores afín cercano a las 30 personas, decidió asumir más responsabilidad en la parcela de fichajes y trató de imponer jugadores que manejaba o representaba su consejero y amigo Jorge Mendes. Rafael Leao, Nicolás Otamendi, Radamel Falcao y Nabil Fekir fueron rechazados por la dirección deportiva, que defendía otras opciones como la de Maxi Gómez, Denis Suárez y Rafinha, manejadas por Eugenio Botas, agente de Marcelino. De estos tres jugadores sólo llegó el delantero uruguayo. La fractura era tan evidente que el máximo accionista de la entidad tomó la decisión de destituir a Mateu Alemany como director general el 29 de julio ante tal oposición. El amago de Marcelino de dimitir antes de la presentación del equipo en Mestalla y de la disputa de la primera jornada de liga, el apoyo de la plantilla, y la presión popular hicieron recapacitar a Lim, que aceptó la recomendación de Murthy de dar marcha atrás. La lectura que dejó aquella primera crisis era evidente: Mateu y Marcelino seguían pero iban a perder influencia en las decisiones de mercado después de enfrentarse a la propiedad.
La inestabilidad alcanzó un pico crítico cuando Peter Lim acordó con Miguel Ángel Gil Marín, director general del Atlético, la venta de Rodrigo Moreno por 60 millones de euros a mitad de agosto en una operación maquinada por Jorge Mendes que necesitaba de la salida de André Silva desde Milán, de la venta de Correa desde el Atlético hacia el conjunto rossonero y del traspaso de Rodrigo hacia el club rojiblanco. Mendes fracasó en ese negocio malabar y Rodrigo, que se había despedido de sus compañeros, había vaciado su taquilla en la ciudad deportiva y devuelto el coche oficial, finalmente se quedó en el Valencia como protagonista de un triste sainete.
Desde que explotó el asunto Rodrigo, el cordón umbilical que unía Singapur y Valencia se cortó y en el club se quedaron a oscuras. Peter Lim rechazó la cesión de Rafinha y Marcelino, con su arrolladora personalidad, empezó a mostrarse beligerante en la mayoría de sus ruedas de prensa disparando dardos contra el dueño. La actitud reivindicativa y contestona del técnico causó rechazo en Singapur, que planeó destituirlo al mínimo tropiezo. El Valencia empató contra la Real Sociedad, perdió con el Celta y superó al Mallorca antes del parón pero el dueño, sin dar explicaciones, ha decidido fulminar al técnico a tres días de jugar ante el Barcelona y a menos de una semana de competir en la Champions ante el Chelsea en Stamford Bridge.
"Agradezco a Marcelino su trabajo y esfuerzo en dos temporadas muy intensas. Le deseamos todo el éxito en futuros proyectos", dijo, insensible, Murthy sobre Marcelino en la presentación de Celades, antes de enviarle un dardo sobre su cerrazón a darle minutos de calidad a Kang In Lee y a Ferran Torres, otro de los puntos de fricción de este tenso verano. "El Valencia debe defender su filosofía de promocionar a nuestros jóvenes de la Academia. Estos jugadores han crecido con el club desde niños y representan uno de los pilares para un modelo sostenible. Albert conoce ya a muchos de nuestros jugadores jóvenes y también conoce talentos de Europa. La sostenibilidad y una base de cantera nos hará un hueco entre la élite".
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