Al corazón de Australia
16.000 kilómetros en bicicleta para recaudar fondos para la investigación cardiológica
En alguna ocasión hemos fantaseado con dejarlo todo e iniciar una aventura absoluta y real, como en la de la película Hacia rutas salvajes. Cruzar una cordillera, navegar a través del océano Pacífico, o atravesar Australia en bicicleta. La mayor parte de las veces esto se queda en un simple sueño…pero en otras no.
Arturo Guede un gallego de 30 años, fisioterapeuta del Real Madrid, aficionado al triatlón y al alpinismo, se lió un día la manta a la cabeza, dejó atrás su vida “lineal” y se dispuso a recorrer Australia de Norte a Sur montado en una bicicleta. Lo que consiguió el pasado marzo.
Pero, aparte de vivir una gran aventura, Arturo tenía otra motivación: recordar a su padre que había muerto de un ataque al corazón años antes mientras estrenaba su nueva bicicleta, y recaudar fondos para asociaciones de enfermedades cardíacas.
Al corazón de Australia
La hazaña duró siete meses, con un recorrido de 16.000 kilómetros hasta llegar al corazón de Australia, Uluru.
En Cairns, en el Estado de Queensland, Arturo compró una bicicleta y marco Sur en su GPS. Rodó por la Goald Coast, cruzó Sídney y Melbourne y superó los puertos de montaña del Parque Nacional de Kosciuszko. Siguió hacia el Sur por la Great Ocean Road orlada por acantilados y paisajes espectaculares. Y en el verano austral alcanzó Port Augusta para enfrentarse al gran desierto australiano, el Outback, cuya espina dorsal es una carretera recta de 4.000 kilómetros que se pierde en el horizonte. La meta estaba en Uluru, corazón de Australia, uno de los monolitos más grandes del mundo y zona sagrada para los aborígenes.
- P. ¿Por qué Australia?
- R. De pequeño me quedaba embobado con los documentales de vida salvaje sobre Australia. Además, me imaginaba pedalear por este país gigante, sin apenas población. Un zoo sin rejas que te brinda la oportunidad de ver animales únicos en el mundo.
- P. ¿Planificaste la ruta?
Planifiqué la ruta en función de la estación del año. Me puse un objetivo para mantener la motivación, completar 16.000 kilómetros en seis meses y eso te exige llevar las cosas más atadas, siempre dejando algo a la improvisación. Australia es un país muy seco pero que también sufre de lluvias torrenciales, ciclones y demás inclemencias meteorológicas, aunque acabé cruzando el desierto en verano. Infinidad de cosas escapan al control, la única opción es adaptarse. Los avituallamientos no fueron un quebradero de cabeza hasta llegar al desierto y en ciertas zonas de la Costa Oeste. Varias semanas sin bajar de 45 ºC, gran consumo de agua y distancias de hasta 320 kilómetros sin una gasolinera a la vista.
En la bicicleta transportaba una cocina, una botella de combustible, utensilios, un panel solar, una tienda de campaña, un saco de dormir y algo de ropa, lo imprescindible.
- P. ¿Qué tipo de bicicleta escogiste?
- R. Compré la bicicleta en Cairns. Recorrí todas las tiendas de ciclismo de esa pequeña ciudad. Quería una de hierro, sin amortiguación, con frenos de disco y anclajes para las alforjas tanto adelante como atrás. Con algo intermedio entre ruedas de carretera y de montaña.
De hierro porque es la que soporta el peso del equipaje y agua, una de cuadro de aluminio se podría partir, y sin amortiguación porque también se acaba rompiendo a causa del peso. Los frenos de disco son más fiables que los de pastilla, sobre todo bajando un puerto de montaña con 50 ó 60 kilos de equipaje. Los anclajes para las alforjas tanto adelante como atrás son debido a que el peso debe de ir bien repartido. Aunque al final llevé más peso atrás y las cubiertas en la parte trasera se desgastaron mucho antes y muchos radios se rompían de tanta presión.
Y por último, el híbrido de las ruedas porque aunque haría mucho asfalto, en Australia también hay muchas carreteras de arena para todoterreno y normalmente son las que te llevan a los mejores sitios. Las pocas veces que me caí, fue en este tipo de vías porque el peso de todo el material hacía hundir la rueda en la arena y se volvía incontrolable. Pero no conseguí todas las prestaciones. El modelo que conseguí por 600 euros fue Cross the City, bicicleta pensada para la ciudad que cumplió a la perfección con su cometido, pese a ser de aluminio. La marca debería cambiar el nombre a Cross the country.
- P. ¿El viaje lo realizaste completamente solo?
- R. Durante dos meses y medio en el primer tramo, mi pareja me acompañó con una vieja furgoneta de campamento a campamento. Pero después en el desierto ya fui yo solo.
- P. ¿Cómo se duerme en el desierto?
- R. Al principio muy mal. Escuché muchas historias horribles sobre turistas que desaparecen cada año allí dentro y las jaurías de perros salvajes en busca era real. Escuchaba ruidos de toda clase, casi siempre se levantaba mucho viento por la noche, la tienda daba sacudidas, el calor era insoportable... poco a poco acabé durmiendo medianamente bien. A veces intentaba aprovechar 2 o 3 horas de oscuridad antes del amanecer y salir de la tienda en plena tiniebla era escalofriante.
- P. ¿Hay que estar muy en forma para llevar el ritmo que llevaste?
- R. La etapa de Costa Este puede completarla cualquiera. Hay infinidad de cosas para ver y las paradas son más frecuentes. El desierto es otra cuestión, requiere de fuerza física pero sobre todo resistencia mental. Una carretera recta de 4.000 kilómetros bajo condiciones extremas y con “casa de carretera” cada 200 ó 300 kilómetros. El agua es la que decide el ritmo. A veces el fuerte viento de cara no me permitía pasar de los 15 kilómetros por hora y tampoco podía pedalear muchas horas bajo el sol. Yo estaba en forma para completar el Ironman, pero aquí debía cargar con toda el agua, y por la noche comer de lata, ducharme con toallitas y dormir sobre una esterilla. Y antes del amanecer otra vez en ruta. Fue agotador.
- P. ¿Cuál fue tu lugar favorito en toda la aventura?
- R. Es difícil decir algo en un país tan grande y con sitios tan increíbles. Pero por ser la piedra angular del proyecto y darle nombre, y por lo que sentí cuando llegué allí, Uluru, el corazón de Australia.
- P. ¿Qué etapa fue la más dura?
- R. Precisamente la previa a llegar a Uluru. Me quedaban 80 kilómetros desde la última gasolinera para llegar al pueblo que linda con el Parque Nacional de Uluru y como me parecía un paseo... me confié, no cogí mucha agua y nada de comida. Las condiciones allí son muy cambiantes y me sorprendió una de las peores tormentas de arena que se recuerdan con ráfagas de hasta 70 kilómetros por hora.
No conseguía avanzar y las horas pasaban. No pasaba ningún coche a pesar de ser la zona más turística de todo el Outback y yo desfallecía. Al final, no sé cómo, llegué a un edificio y me bebí cuatro latas sin apenas respirar.
- P. ¿Tuviste encuentros con la fauna australiana?
- R. Menos cocodrilos, vi de todo. Canguros cruzando por la carretera, emúes corriendo a mi lado, reptiles gigantes, perros salvajes, ballenas, tortugas marinas... Pero lo que me dejó marcado fue el encuentro con una Kings Brown, la serpiente más peligrosa del mundo. En una zona remota del Oeste de Australia y en el arcén, estaba enroscada. No la vi y casi le paso por encima, el animal reaccionó atacando. Afortunadamente erró la dentellada, de lo contrario me hubiese encontrado con un serio problema.
- P. ¿Cómo te recibió la población local? ¿Y los aborígenes?
- R. El australiano por norma general te va a responder con una sonrisa y si puede, te va a intentar ayudar. Esa fue mi experiencia. En lugar de generar miedo a causa mis pintas, mucha gente paró a ofrecerme comida, agua o simplemente para saber qué narices estaba haciendo yo por ahí con una bicicleta.
A los aborígenes que viven en las comunidades es difícil verles porque son sus tierras y está prohibido el paso a no ser que tengas un permiso. Pero llegando a Uluru, una persona de una comunidad cercana se acercó al verme con la bici porque le llamó la atención y me acabó contando historias sobre la roca y su significado sagrado en su cultura.
- P. ¿Qué consejo darías a alguien que quiera iniciar una aventura como la que tú has vivido?
- R. Que siga su intuición. Si realmente lo quieres y tú lo tienes claro, adelante. No hay nada como el día de mañana mirar hacia atrás sin esa espina clavada por no haberlo ni intentado. Un inglés al que conocí en un hostel casi al final del viaje, Scott, quedó tan impactado con las historias que le conté que se compró una bici y ha empezado su periplo por Australia hace nada. Para él y para otros viajeros que me han preguntado por las redes sociales, me animaré a hacer algún vídeo explicando aspectos básicos de viajar en bicicleta que a mí me hubiese gustado saber antes de empezar.
- P. ¿Planeas realizar otro viaje similar en otra parte del mundo?
- R. Me gustaría vivir la misma experiencia encima del sillín por países con costumbres diferentes de las de los países occidentales. Por respeto a la salud de mi madre, diré que no sé si lo voy a hacer, pero ya le he puesto hasta nombre al proyecto que tengo en mente: "Morriña".
Proyecto "Al corazón de Australia"
El objetivo principal es recaudar fondos para financiar asociaciones que proporcionan apoyo a las enfermedades cardíacas en diferentes ámbitos como la prevención o la investigación.
- Fundación Española del Corazón.
- Fundación Menudos Corazones.
- Centro de Investigación Universidad de Navarra (CIMA).
- Team 4 Ghana.
Arturo Guede es un chico Gallego de 30 años. En lo profesional, fisioterapeuta deportivo con cuatro temporadas a las espaldas en la cantera del Real Madrid, escritor del libro Triatlón con salud, deportista amateur con 3 Ironmans en las piernas y una sufrida subida al Kilimanjaro.
Acaba de presentar el vídeo documental del proyecto con el intento plasmar una batalla de superación a través de los diferentes escenarios que brinda este gigantesco país. Con el objetivo de concienciar a la mayor cantidad de gente.
Toda la información en Kukumiku
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